¿En qué momento convertimos en un valor la desgracia?

Las consignas asfixiantes y el mérito del autoengaño

¿En que momento convertimos en un valor la desgracia? ¿en que momento convertimos en victoria a la tristeza y desesperanza del adversario político? Veo celebrar una "victoria en el 90% de los concejos municipales" y recuerdo el Salmo 47: "diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto" Pero es que ya no es ni el grano (que no hay en Venezuela) ni el mosto (licor, que es inalcanzable) lo que alegra a los agitadores de la enajenación ideológica, es la sencilla y única razón de ver derrotados y desesperanzados a los supuestos adversarios, nada más ¿una revolución cuya victoria es alegre en sentido proporcional a la desesperanza del derrotado? ¿Es la burla y el gozo en la desgracia ajena un valor de esta revolución? En los años de bonanza la alegría se confundía con los millones de petrodólares repartidos, gratuitamente, en dádivas para viviendas (mi casa bien equipada), en créditos que nadie pagaba, en dólares subsidiados para viajar y comprar miles de chucherías inútiles, aún en esos momentos creo que la alegría del pueblo podría no haber estado solo en "el grano y el mosto", pero hoy ha quedado claro que esta alegría no es más que burla y desprecio por el país y el resto de venezolanos, eso es inaceptable.

Las mismas consignas que se repiten como mantra, los mismos discursos nauseabundos y carentes de todo contenido concreto, tangible y original. Tenemos a una bancada de diputados constituyentes que no saben más que repetir todos lo mismo, como loros mal adiestrados, mientras una cúpula del partido fomenta la burla. La risa irónica de Jorge Rodríguez, burlesca, arlequinesca, dantesca, ya no tiene ningún sentido social ni democrático ni socialista ¿Cuál fiesta democrática señor Rodríguez? ¿Cuál fiesta democrática señora Lucena? Por favor, un poco de respeto a todos los venezolanos que estamos hartos de politiquerías huecas.

Por otro lado, está el grupito creo que si imbuido en un éxtasis etílico y no precisamente de mosto, que dibujan sonrisas similares a las de Lalo el muñeco del siniestro ventrílocuo de los 90s, Carlos Donoso, y su show de Kini y Lalo. Una sonrisa forzada y hueca, por favor, reflexionar no es poco, pensar no cuesta tanto, reconciliarnos es inminentemente necesario. Basta de discursos cuartelarios, militarismos baratos ¿cómo puede ser que aún estemos con el ridículo toque de diana en las mañanas de las votaciones? No somos militares señores, somos civiles. Somos ciudadanos, no somos tropas, no somos combatientes, somos constructores. Esta alucinación colectiva debe acabar, no estamos en guerra más que contra nosotros mismos, contra nadie más. Acá nos estamos destruyendo a nosotros mismos y no estamos haciendo más que una enorme gracia a los poderes económicos mundiales. Como diría Marx "proletarios de Venezuela uníos!" … Acá estamos es desunidos y esclavizados de unos y de otros bandos políticos corruptos. Ludovico Silva bien lo dijo, esto ya es una enajenación masiva, una alucinación colectiva que ve espejismos de victorias basadas en el odio, la victoria no es mas que ver hundir al adversario político, y juntos hundirnos todos dentro del mismo país ¡que desgracia!

La verdad es que nuestra Venezuela parece una versión distópica de la proyección del viejo comunismo soviético pero en el siglo XXI, con la diferencia de que en nuestro caso viene a ser muchísimo más corrupto y muchísimo menos funcional. Que dirían los señores Joshua Long y Maciej Musiał, creadores de la serie 1983, en la que recrean lo que sería Polonia hoy, de no haber caído el telón de acero. Con tristeza vi esta serie pensando que lo que ellos pintaban como algo absolutamente oscuro y atroz sería para Venezuela una enorme esperanza, estamos aún peor que la distopía polaca, pero unos fanáticos enajenados celebran "la victoria del pueblo con 90% de los votos". Estamos enfermos, todos, estamos muy mal todos: uno y otro bando.



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Alejandro López González

Doctor en Sostenibilidad (Cum-Laude) por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Sus investigaciones sobre la sostenibilidad de proyectos de electrificación rural con energías renovables en Venezuela le valieron el reconocimiento como la mejor tesis doctoral en el período 2018-2019, según la comisión de doctorado de la UPC. Se graduó de ingeniero electricista en la Universidad del Zulia en 2004 y ha publicado más de una docena de artículos científicos acerca de la sostenibilidad de la electrificación con energías renovables en países en desarrollo

 ae.lopez.gonzalez@gmail.com      @aleslogo

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