La personalidad de Simón Bolívar es tan interesante e inspiradora, por su pensamiento y acción, que es el ser humano más biografiado y estudiado en hispanoamérica y el mundo, debido a esa especie de mágico desempeño que nadie en el planeta puede ignorar, ni siquiera sus más acérrimos enemigos, que lamentablemente se ha comprobado que éstos son originarios de la actual Colombia, nombre que birlaron los gobernantes de la burguesía, ya que antes se llamaba Nueva Granada, patria que Simón Bolívar amo con locura. Su obra intelectual y bélica enorgullece a las mayorías de los habitantes de la tierra y se ha dado el caso de que su pensamiento tienta a los gobiernos dictatoriales pero que se hacen ver como democráticos tipo Estados Unidos de norte américa, a aplicar sus invalorables consejos en defensa de los pueblos, especialmente en la ciudadanía que por su pobreza necesitan que más le ayuden. Simón Bolívar concluyó la emancipación de cuatro naciones y se hizo acreedor de varios títulos y cargos políticos: Jefe Supremo de Venezuela, 1813-1814, 1816-1819, Presidente de Venezuela 1819, Presidente de Colombia, (La Gran Colombia) 1819-1830, Presidente de Bolivia 1825, Libertador de Venezuela 1813, Pacificador de Cundinamarca 1814, Libertador y Padre de Colombia, (La Gran Colombia) 1819, Libertador del Perú 1823, Padre y Salvador de Perú 1825 y Padre de Bolivia, en el mismo año de 1825.
El caraqueño, venezolano, Simón Bolívar, nació en rica cuna, pero sacrificó su salud y fortuna por un ideal que juró llevarlo a la realidad en su juramento en las colinas del Monte Sacro, en Roma. La muerte y el infortunio le acompañaron toda la vida. A los 9 años quedó sin padres, a los 20 sin esposa, a los 27 sin hermano y a los 46 sin patria. No obstante, supo hacer frente a las desventuras y ganar a las masas con su coraje. Elogiado y criticado por contemporáneos, Bolívar fue el gobernante más polémico de su tiempo. En la actualidad América Latina atraviesa por un ciclo bicentenario que culminará en Venezuela en 2030. Es tiempo de reflexión e interpretación su pensamiento y su obra, por ello el gobierno revolucionario bolivariano ha favorecido la realización de concursos y simposios a lo largo y ancho del país. En 2015 correspondió el bicentenario a la Carta de Jamaica, documento clave para entender la doctrina bolivariana; y estudiar el tema de la unidad latinoamericana. Dos siglos separan las ideas jamaiquinas expuestas por Simón Bolívar, sin embargo muchas de ellas, para el venezolano están más vigentes que nunca y nos sigue vinculando a la integración latinoamericana; ese es un sentir de unión que no se ha apagado del corazón de los pueblos americanos. Desde 18 19 varios intentos procuraron tal fin, pero no hubo éxito. Hoy parece que los gobiernos comprometidos con la idea están prestos a no dejar de nuevo aplazar tan extraordinario evento. Esperemos que las presentes conmemoraciones ayuden a estrechar más los lazos entre los Estados que comparten un mismo origen, una misma lengua y una misma idiosincrasia.
El año de 1815 significó la reestructuración del sistema político de Europa. Derrotado Napoleón en Waterloo por la Séptima Coalición, las vetustas monarquías retomaron el control de la política internacional del viejo mundo. Los reinos e imperios que destronaron a Bonaparte (Prusia, Austria, Rusia e Inglaterra) configuraron fronteras y restauraron el absolutismo como forma de dominio para "asegurar" la paz. Hacer la guerra al liberalismo revolucionario francés y tornar la credibilidad hacia las instituciones y formas del Antiguo Régimen fue el deseo de los Estados realistas comprometidos en el Congreso de Viena, el cual aseguró la convivencia entre las potencias firmantes hasta la Guerra de Crimea 1853-1856. El continente europeo, de esta manera, daba fin a los cruentos y prolongados enfrentamientos con la República e Imperio de Francia, 1792-1815, que suprimió la vida de dos generaciones y mermó las economías. En la península, por su parte, el Rey Fernando VII de Borbón, una vez devuelto al trono en 1814 y con apoyo de los conservadores, desconoció la Constitución liberal de Cádiz, disolvió las Cortes, restableció la forma de gobierno absolutista anterior a la invasión gala de 1808, encarceló a militares, ministros, regentes y diputados liberales, proscribió a los partidarios del "intruso" José I, conocidos como los afrancesados, anuló las diputaciones y ayuntamientos constitucionales, restituyó la censura y los bienes enajenados al clero. Aquél monarca, educado bajo los preceptos conservadores y hostiles del canónigo Juan Escóiquiz Morata, pasó de ser El Deseado por el pueblo español durante la ocupación francesa, al de Rey Felón.
José M. Ameliach N. Enero de 2019