"Tengan cuidado con el falso conocimiento; es má peligroso que la ignorancia".
George Bernard Shaw.
"Cuando se habla hoy de democracia, de fraternización de los pueblos, no se trata de concepciones políticas, sino de realidades sociales. La Revolución Francesa ya no era, como se imagina aún demasiadas veces en Nuestra América, una lucha por tal o cual forma de Estado, sino un movimiento social; y, después de ella, una democracia política pura es una falta de sentido. En nuestros días, la democracia se confunde con el nacionalismo. Cualquier otra democracia no puede existir más que dentro de la cabeza de los visionarios que no se preocupan de los acontecimientos reales y para quienes los principios se desarrollan por sí mismos sin ser determinados por los hombres y las circunstancias. La democracia ha pasado a ser un principio proletario, el principio de las masas, y entre las fuerzas socialistas se pueden contar las masas democráticas".
¿Puede perderse en pocos años la memoria de las luchas? Es uno de los problemas más serios que arrastra la izquierda: que los que tanto han sufrido pateen la escalera por donde ha subido, o para que nadie venga detrás o porque les da lo mismo la suerte de otra humillaciones.
La derecha aprovecha la confusión para volver a engañar. A nadie que sepa razonar puede ocultársele que el entretenerse en remendar y repintar un sistema social totalmente podrido es perder lastimosamente el tiempo. Es necesario, pues, que nos aferremos a la palabra "socialismo" y la inscribamos audazmente en nuestras banderas, contando luego los militantes que se congreguen en torno a ella; no podemos callar cuando oímos, como tantas veces se oye en la actualidad, que el socialismo, cuando se nos invita a cambiar el nombre de socialista, que todavía asusta a tantos espíritus medroso, sino que debemos levantar nuestra enérgica protesta contra semejante disparate. Por lo que toca a la implantación del socialismo, hay que saber ante todo, pues es la cuestión capitalismo.
—Decía Galbraith que cada quince años volvíamos a caer en un engaño piramidal. Los estafadores se quedan con el capital y, a cambio, nos dan intereses muy altos los primeros meses. Con eso confiamos en que hemos hecho un gran negocio. Quince años es lo que tardamos en olvidarnos y quince años lo que tardamos en volver a dejarnos guiar por la codicia. En tiempos del "big data" esos tiempos pueden acortarse. La derecha utiliza con frecuencia los timos piramidales en las campañas electorales.
Los sueños quiméricos de la República europea y de la paz eterna bajo la égida de la organización política se han vuelto tan ridículos como las frases sobre la unión de los pueblos bajo la égida de la libertad, del comercio…, puesto que la burguesía tiene que defender en cada país intereses particulares, y como el interés es, para ella, el elemento determinante, no puede elevarse por encima del nacionalismo.
"Ser de derechas tiene mucho que ver con el egoísmo, con el miedo, con la cobardía, con la envidia, con la arrogancia, con la soberbia. Por eso te divorcias, pero defiendes a la Iglesia más severa: te confiesas pecador, pero tomas drogas; criticas al Estado, pero llevas toda la vida viviendo del Estado; defiendes el Estado de derecho, pero buscas a los jueces que cuidan tus intereses quebrando el Estado de derecho; crees en el orden, en la necesidad de decir la verdad, pero mientes cada vez que tienes algún miedo o quieres algún privilegio. Ser de derechas es algo profundamente humano".
—Es una repetición del delirio hitleriano: un 20 por ciento decidido a gobernar sobre el 80 por ciento de manera totalitaria. Es decir, para apropiarse de su esfuerzo. ¿No se acerca preocupantemente a esta pesadilla el comportamiento de Donald Trump, un millonario que gobierna para millonarios?
¡La Lucha sigue!