Viene al caso recordar las siguientes palabras de Lenin: "Cuanto más profunda es la transformación que deseamos realizar, tanto más necesario es potenciar el interés y la actitud consciente hacia ella, persuadir de esa necesidad a nuevos millones de personas".
No resulta fácil introducir nuevos enfoques a la labor política, organizativa e ideológica. Hay quienes asumen con dificultad la transparencia informativa; hay quienes no digieren la crítica, las denuncias en la prensa; hay quienes acostumbran considerar "infalibles" sus opiniones. La democratización descontenta a quienes temen caer bajo el control del pueblo. Saben bien que las excusas que pueden valer para el Gobierno no valen para el pueblo, ante el cual tendrán que responder en plena medida. El socialismo lo pone todo en su sitio, evidenciando las verdaderas aptitudes de cada cual.
Debemos luchar contra estos fenómenos, pero luchar abiertamente. Vivir y trabajar en el contexto de socialismo significa no temer las discusiones, las confrontaciones de opiniones y posturas. Todo esto es natural e indispensable para hallar la verdad, para resolver los problemas que surgen y aceleran nuestro avance.
Pero, cuando decimos que la "democracia socialista" supone discusiones vivas, amplias y responsables, confrontación de diversos puntos de vista, ello significa que no se puede calificar de democrático el intento de sustituir una verdad a medias, fingiendo luchar contra ella, por otra verdad a medias. No es democrático que, fingiendo luchar contra las ambiciones de un grupo, contra sus pretensiones a la verdad "en última instancias", se impongan las ambiciones de otro grupo, sus parcialidades y sus aficiones, su punto de vista subjetivista. Este fenómeno afectó también las organizaciones sociales.
El desarrollo de la economía adquirió un carácter malsano. Pero nada si hizo. Es más, la alimentación se vio en un estado abandono; con un aparato productivo obsoleto, la calidad de los artículos dista cada vez más del nivel mundial. Los intentos de detener, con la ayuda de métodos extensivos, la caída del ritmo de incremento, originaban colosales gastos relacionados con la ampliación de las ramas de producción, con la incorporación forzosa de siempre nuevos recursos naturales, con el uso irracional de éstos, con el excesivo aumento la demanda de mano de obra "especialidad" y la aguda escasez de ésta en la economía nacional, con la disminución de rendimiento de fondos fijos.
Teniendo por telón de fondo las crecientes dificultades económicas y la disminución del ritmo de incremento de la renta nacional, aumentan la tensión financiera en la economía nacional. Los gastos se compensan con los ingresos, pero ¿a qué precio? No aumentando la eficacia de la economía nacional, sino recurriendo a otros medios, no justificados desde el punto de vista económico ni social. Particularmente, empezaron a vender ampliamente, en el mercado mundial, oro y materia prima.
Todavía hay quienes conciben el país como su coto privado y extienden arbitrariamente sus "intereses vitales", porque esa actitud emana de la opción por la fuerza, sin la cual es imposible imponerse en lo político y en lo económico. El caso es que el desarrollo de este proceso ha dejado atrás la capacidad de ciertos políticos para comprender y asumir los cambios irreversibles, ellos manejan términos anticuados.
Ahora, como tarea primordial e impostergable, se nos plantea la creación de un sistema de dirección de la economía: alimentación, educación y sanidad, industria de producción, petróleo, gases combustibles, de un sistema integral, eficaz y flexible.
¡La Lucha sigue!