"¿Significa la muerte de la izquierda que también han desaparecido los que dinamitan la convivencia, los invasores, los sin escrúpulos, los autoritarios, los que mercantilizan la vida, los que tienen manos y ojos para ver y tocar negocios y mercancías?"
A esto podemos añadir otra cosa: la política de Estados Unidos empieza a asustar a más y más pueblos. Las flagrantes manifestaciones de la línea belicista han abierto los ojos a muchos pueblos, y ya nadie poder ocultar la preocupación que produce el peligro real de hecatombe.
Y, ¿qué observamos ahora? Se despliegan una vez más los programas militares, pero creando una amenaza, mucho mayor que entonces, de desencadenamiento de una guerra mundial, puesto que esto sucede en una espiral tecnocientífica de la carrera de armamentos y en presencia de arsenales de armas mucho mayores, que en sólo unos días pueden destruir los pueblos del mundo.
¿No se ocultan tras la contumaz carrera de los armamentos la tendencia a extenuar económicamente a la Federación Rusa y a los países del tercer mundo? ¿Cómo evaluar, en particular, tanto las declaraciones oficiales como las falacias en los medios de comunicación social acerca de que los problemas y dificultades económicas existentes en la Federación Rusa la obligarán a hacer concesiones unilaterales, si se le apretamos más?
Estados Unidos quiere crearle diferentes dificultades al gobierno de Rusia, frustrar sus planes, incluidos los de la vida social, en el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo y, con ello, provocar el descontento del pueblo con la jefatura del país. Procuran limitar también las posibilidades en sus relaciones económicas con los países en vías de desarrollo, con lo cual éstos se verían obligados a postrarse a los pies de Estados Unidos. Son planes de largo alcance. La línea estratégica de la Administración actual también se estructura sobre equivocaciones.
Parece que en Washington no quieren molestarse en analizar con atención los cambios que se operan en la Federación Rusia, no quieren sacar conclusiones prácticas para sí mismos, para su rumbo, tratan de hacer pasar lo deseable por lo real y sobre la base de estas equivocaciones, estructurar su política respecto a Rusia.
Los intentos de minar por medio del armamentismo de la Administración de EE.UU., al Gobierno de Rusia: los vemos perfectamente. Y desvíen tan pérfidos planes. Obraremos a la par en varias direcciones: en la diplomática, militar, política y también en la propagandista, pero sobre todo en lo económico.
Federación Rusa: En Estados Unidos, por lo visto, hay nostalgia por el pasado. No obstante, hay que desear a la parte norteamericana que comprenda las realidades de hoy. Es también necesario, para ellos, que lo hagan. De lo contrario, si los gringos no comienzan a pensar con categorías actuales, partir de las realidades existentes, no avanzaremos en la búsqueda de soluciones justas.
¡La Lucha sigue!