El gobierno que preside Nicolás Maduro está construyendo cuchillo para su garganta. ¿Estoy loco, acaso? Nada que ver. Estoy más cuerdo que nunca. Ustedes se acordarán de mí. La figura de Juan Guiadó regresó de su gira, agigantado, guapo y apoyado. Y todo apunta a que toda la oposición lo apoyará como candidato presidencial. De eso no cabe la menor duda. Será toda la derecha internacional y la interna contra Diosdado Cabello, quien destaca como el candidato del proceso revolucionario, para la fecha en que se va a celebrar elecciones presidenciales, una vez que Maduro termine su mandato.
En efecto, Nicolás Maduro, junto a los organismos creados para administrar justicia y acabar con la impunidad, están, sin querer queriendo, creando un cuervo que podría sacarles los ojos, en un mañana no muy lejano, y acabar con el legado de Chugo Chávez. Eso es lo que estamos viendo. El “chico malo” regresó al país, como siempre lo ha hecho, sin que nadie ose tocarle un pelo. Y está crecido. Los adecos están que bailan en solo pie, así como los copeyanos, los de Primero Justicia y Voluntad Popular. Y no se diga de Duque y Almagro.
Las cosas están más claro que el cantío de un gallo en una madrugada de verano. Hasta un murciélago lo ve mejor que yo y que usted. Ese va a ser el resultado de tanta impunidad, y de tanto miedo a las amenazas de Trump y su pandilla. ¡Dios, meta su mano!