Sombras y oscuridad

Lenin: "Todo debe ser transformado". Así como Juan Jacobo, con sus escritos, fue abriendo la mina que, al fin, permitió que la Revolución Francesa hiciera asaltar a pedazos todo el reino, así también podemos decir que no hay ningún ruso que haya sacudido con más fuerza los fundamentos del orden zarista y capitalista y los haya dejado más agrietados que ese revolucionario de Lenin.

Desde luego que Lenin, lo mismo que Rousseau con los sans-culottes, hubiera sufrido una decepción con los bolcheviques, pues Lenin odiaba los partidos… "Cualquiera de los partidos que triunfara, debería, para conservar el poder, emplear los medios de fuerza de que dispusiese y hasta crear otros nuevos", dice proféticamente en uno de sus escritos, pero un estudio leal de los hechos históricos puede demostrar que Lenin es quien preparó mejor el camino hacia el bolcheviquismo y que las teorías de Lenin, las doctrinas de ese hombre único, han hecho más que todas las bombas de los revolucionarios contras esos poderes, al parecer inconmovibles, que se asentaban en su patria: los zares, la Iglesia y la propiedad. Desde que este hombre genial descubrió la falla de los cimientos de nuestra civilización, es decir, que todo nuestro orden social no descansa en la fraternidad, sino en la brutalidad y en el dominio de unos hombres sobre los otros, dirigió en seguida y durante en toda su vida todo su furos dialectico, toda su enorme potencia ética, en redoblados ataques, contra el orden social en Rusia y, sin saberlo, fue dinamita social, fuerza destructora, e inconsciente representante de misión social rusa.

Los hombres y mujeres deberán reconocer cuán sencillo es el vivir: lo que molesta, se lo arrincona bajo de la mesa; se quita el Estado, la Religión, el Arte, la Cultura, la Propiedad y el Matrimonio, para así, de un golpe, vencer al mal y suprimir los pecados, y así, cuando uno labre su campo con su propia mano y cueza el pan y haga sus zapatos, entonces sobre la tierra ya no habrá ni Estado ni Religión. Así, pues, fuera los libros; no pensar más, no crear nada.

Se produjo algo así como una absolutización de las formas establecidas de organización del pueblo. Es más, tales ideas se identificaban con las características esenciales del socialismo, se las enfocaba y representaba como dogmas, sin dejar lugar a un análisis científico objetivo. Las relaciones de producción socialistas se volvieron estáticas, menospreciándose su vinculación dialéctica con las fuerzas productivas. La estructura del pueblo se representaba de forma esquemática, exenta de contradicciones y dinamismo y sin tener en cuenta los muy variados intereses de los sectores y grupos sociales.

Toda nuestra existencia es un sentido, ha elaborado ya para uso toda una teología universal que contiene la solución de todos los problemas del mundo. Se comprende que cualquier contradicción ha de molestar a un pensador tan rápido en su trabajo de construcción vertiginosa y por uso se tapona los oídos pasando por encima de sus inconsecuencias, ¡Qué fe más insegura la que necesita estar "probándose continuamente! ¡Qué pensamiento tan ilógico, encuentras siempre a tiempo algún versículo de la Biblia que le sirve de último razonamiento!

Transplantada al terreno de los hechos la consecuencia que el orden teológico de la salvación señalan los doctores al pecado de presunción, vemos de manera objetiva que suyas son las causas de que se pierdan en el vació las mejores intenciones de quienes se dejan llevar por el impulso de la conquista anticipada.

Los planteamientos leninianos sobre el socialismo, se interpretaban de manera muy simplista, disminuyendo con frecuencia su profundidad e importancia teóricas. Esto se refiere a problemas tan importantes como son la propiedad social, las relaciones entre las clases y entre las nacionales, la cantidad del trabajo y la del consumo, la producción cooperativa, los métodos de gestión económica, la democracia y el autogobierno, la lucha contra el burocratismo, la esencia revolucionaria y transformadora de la ideología socialista, los principios de la enseñanza y la educación, las garantías de un sano desarrollo del Partido y el pueblo.

—"El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por peores hombres".

Platón.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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