Contaba un amigo mío que se crió en uno de los barrios más peligrosos de Caracas. Allí como todo joven se rodeó de otros muchachos quienes iban creciendo con él jugando por los callejones, escaleras y calles del sector donde se encontraba su vivienda. Con el pasar de los años, desafortunadamente, muchos de esos antiguos compañeros de correrías y juegos fueron convirtiéndose en delincuentes o en consumidores de drogas. Eran ya adolescentes y me cuenta mi amigo que era su abuela quien le decía: - Si te la pasas con gente que consume drogas o anda en malos pasos al final terminarás siendo como ellos. Con algo de rebeldía mi amigo, ante la posibilidad de tener que ir alejándose de sus panas de siempre, le decía a su abuela que él nunca sería como ellos y que antes de que fueran cualquier otra cosa primero habían sido sus amigos y él quería mantenerlos. Con el tiempo fue comprendiendo que cuando estaban los cuatro en una plaza y alguno de ellos comenzaba a fumar, si pasaba alguna gente decía: - Allí están fumando esos muchachos. Entendió que no se harían distinciones, nadie diría éste fuma y éste otro no. Es decir, irremediablemente a todos les pondrían la misma etiqueta aun cuando él fuese incapaz de probar algún cigarrillo. Ni pensar entonces qué podría suceder si estando en una de esas llegaba la policía y hacía una redada en la que, culpables o no, se los llevarían a todos. De este modo, con algo de pena, poco a poco fue alejándose de quienes en algún momento fueron sus mejores amigos y hoy, agradecido de los consejos de su abuela, recuerda aquellos días con cariño en los que todo lo que sucedió formó parte de un aprendizaje que le permitió discernir acerca de lo que podía ser correcto o no y acerca de lo que quería para su futuro.
¿Qué relación existe entre este cuento y el señor Diputado Oscar Figuera? Bueno, sencillamente que al igual que sucedió en la historia anterior, en la actualidad a este caballero le ha tocado estar en un entorno que al parecer no es el más apropiado para sus propósitos. Desde el momento en que resultó electo para ocupar un puesto en la Asamblea Nacional manifestó su descontento por lo injusto en la distribución de los escaños y lo desventajoso del sistema electoral venezolano. Una vez comenzadas las sesiones indicó que su posición era la de no estar plegándose a la mayoría parlamentaria del PSUV y mucho menos a la que representa a la derecha. Las veces que ha ejercido su derecho de palabra han sido para encontrarse con una realidad en la que pareciera que siempre está a contracorriente. Entonces, como en la historia que encabeza este escrito, éste Diputado está rodeado de gente a la que él supuestamente no quiere parecerse pero que lamentablemente forman parte de su entorno. ¿Qué riesgo puede tener entonces? Que al final de tanto pasársela con ellos termine actuando como ellos, siendo como ellos o, aunque insista que él puede ser diferente, finalmente la gente lo irá considerando como de la misma calaña.
Por esa razón consideramos que es imperativo que el referido diputado abandone la Asamblea Nacional cuanto antes si de verdad está comprometido con las luchas que dice representar. Es una oportunidad de oro que está dándole la historia a él y al Partido Comunista de Venezuela de convertirse, como lo fue en otros tiempos, en una auténtica voz disidente de la política venezolana.
Salir a retomar las calles. Puede comenzar en la Plaza Capuchinos, cerca de donde quedaba una imprenta donde sacaban Tribuna Popular. Hacer sus asambleas, escuchar a la gente, tratar de hacer sentir a la gente, que no quiere saber nada del PSUV o de la derecha, que tienen una voz que progresivamente puede ir tomando más y más fuerza.
Como representante de un partido político debe saber cómo participar y ganar para sí apoyo de la gran cantidad de trabajadores descontentos a lo largo y ancho del país. En cualquier pueblo de Venezuela hay un líder sindical, un vocero comunal, un profesor, un locutor de radio, o un personaje equis con el que la gente se identifica porque sabe expresar el descontento que hay. Allí es donde tiene que estar él o la gente de su partido ofreciendo apoyo, asesoría y ganando adherencia a su partido con miras a fijarse futuros objetivos políticos de mayor envergadura. Es todo un trabajo por hacer pero que en este momento se presenta como una gran oportunidad.
La otra alternativa que tiene es quedarse allí en la Asamblea Nacional, que las cosas le sigan saliendo más o menos igual como hasta ahora, pero con el riesgo de que con el paso del tiempo y la culminación de su gestión sea recordado siempre como el diputado que criticó todo lo que ocurría a su alrededor pero al final fue incapaz de salirse de un entorno que terminará por absorberlo y mimetizarlo.