El Marx y el Cielo

Todo indica que los partidos y movimientos electorales que
apoyan a Hugo Rafael Chávez Frías seguirán juntos, pero no revueltos, en
torno al candidato de la revolución bolivariana.

Para algunos no es fácil entender esta actitud. Desde que el
fenómeno Chávez se destapó, el 4-F 1992, los partidos de izquierda que lo
apoyaron crecieron como nunca gracias al liderazgo del carismático llanero,
que atrae a los electores como aquel flautista lo hacía con los ratones del
pueblo de Hamelín.

Hasta ahora el líder revolucionario arrastra una sopa de
letras entre las que figuran el MVR, PPT, PCV, Podemos y todo un abecedario
político, lo cual complica las cosas, no solo porque el tarjetón electoral
es más complejo, sino porque, además, los bagres se cuelan entre las
guabinas.

La cuestión se engalletó cuando los del gallito rojo debieron
decidir si corrían o se encaramaban en el tren chavista. El PCV, si bien no
es un tsunami electoral, mantiene un equipo compacto donde cada quien aporta
lo suyo sin alardes ni echonerías. Antes, por el contrario, prefieren la
clandestinidad, así estén en el poder o en las áreas cercanas.

Pero en diciembre pasado, de repente y tal, el comandante
Chávez decidió, sin previo aviso, que prefería un solo partido con todos sus
aliados. Además sacó a relucir el socialismo del siglo XXI, que consiste en
una mezcla heterogénea, donde Cristo y Bolívar se asocian con Marx y Lenín,
amen de otros pensadores como Simón Rodríguez y el Ché Guevara.

El asunto agarró a más de uno desprevenido, en especial a los
camaradas, que en materia ideológica no se jactan de inventar vainas que el
Buró Político ya tiene resueltas. Así pues, convocaron un congreso
extraordinario para debatir el tema.

Por fortuna, tras deliberar dos días, la respuesta la
extrajeron de una conocida melodía que le remitieron al Presidente Chávez
con algunas enmendaduras: ³El Mar(x) y el Cielo se ven igual de azules y en
la distancia parece que se unen; más vale que comprendas que el Cielo es
siempre Cielo y que, nunca, nunca, nunca el Mar(x) lo alcanzará. Permíteme
igualarte con el Cielo, que a mi me corresponde ser el Mar(x).²


augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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