El descontento popular en nuestro país, provocado por las políticas de atraso, miseria, parálisis del aparato productivo e inestabilidad en nuestra moneda, impuestas por el gobierno, son factores adversos que pueden incidir negativamente durante las elecciones presidenciales del 2024 para el chavismo. En ninguna parte del mundo, población alguna puede soportar una carga tan pesada y ruin, alentada por el oficialismo, a nombre de la igualdad, el protagonismo popular y el socialismo del siglo XXI.
Además, la espiral inflacionaria sigue su curso y los precios de los bienes de primera necesidad continúan en ascenso. El poder adquisitivo se deteriora muy rápidamente, en más del 50%, mientras la propaganda gubernamental sigue una editorial mentirosa y manipuladora al advertir que está mejorando la situación.
Si el objetivo de la oposición es derrotar a Maduro y el chavismo, entonces las condiciones no pueden estar mejores para la designación por elecciones generales, consenso u otro método expedito para la selección de un solo candidato presidencial para la próxima contienda electoral.
Sin embargo, los vientos parecen ir contra corriente y no se ve claridad al final del túnel.
Los líderes opositores se han quedado sonrientes en las pantallas de televisión y no dan señales de solución a este obligado y urgente mandato de elegir un candidato único para el proceso electoral del 2024.
Mientras la gestión comicial se diluye entre utilizar el CNE o hacerlas de otra manera, el barco sigue encallado y haciendo aguas. No nos extrañé que Maduro y el PSUV nos den un madrugonazo, anunciando un adelanto del proceso electoral para no dar tiempo a sus adversarios de seleccionar su candidato para participar unidos. Es posible también, que sin el menor recato, opten por realizar elecciones generales, para romper el cántaro en mil pedazos, y lograr que chavismo siga reinando en la nación venezolana.
Es inentendible la fragilidad opositora, pareciera que hay interés en algunos representantes de esos partidos, de mantener a Maduro en el poder. Basta recordar lo sucedido en Barinas, donde se demostró el papel de arrastrados de algunos personajes opositores, que hasta emplean un discurso chavista, pero se colocan a un lado de la acera, para no quedar tan chuecos y enlodados.
Lo cierto es, que mientras el gobierno planifica su próxima estrategia con el CNE y el Tribunal Supremo de Justicia, los partidos de oposición demuestran que no están muy interesados en unir sus fuerzas, pero quieren el poder. Y así, como si el momento no demandara acciones contundentes e impostergables, seguimos en la absurda incertidumbre, tal como dijo Angela Zago: "Aquí no ha pasado nada".
¡cosas veredes que no crederes!
