En este enrevesado mundo de hoy donde el talante democrático del país de las barras y las estrellas se impone como una ley, y que no por casualidad lleva el récord de haber derrocado más gobiernos democráticos en toda la historia reciente (imponiendo dictaduras que sin tapujos ni vergüenza abrazaron hasta el fascismo) le deberá resultar todo un escándalo que Venezuela haga cumplir sus leyes.
Inhabilitando a quienes muy sonoramente no solo solicitaron una invasión armada a una potencia hostil extranjera en contra de su propio país (de lo que toda Venezuela es testigo), sino que dentro sus otros varios delitos se le suman haber aceptado formar parte de un gobierno que suplantó a un gobierno legítima y democráticamente constituido, además de los actos dolosos contra la República.
Acto soberanisimo que no necesita y menos requiere de ninguna aprobación ni autorización proveniente del extranjero. Y solo es de la incumbencia de todos los venezolanos en el territorio nacional. Un ¡no se vista que no vas' que ellos mismos se lo aplicaron a Trump con el también sonado asalto al Congreso de esa Nación. Ya resulta hora de que la oposición se convenza de que ya no somos una colonia.