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Vuelven las sanciones. La boñiga sobra y por quién votar

En razón de la situación geopolítica-económica mundial, los venezolanos veíamos como poco probable que Estados Unidos no renovara las licencias a los hidrocarburos patrios. Pero hay un asunto que hay que tomar en cuenta: este es un año de elecciones en aquel país, y tanto los demócratas como los republicanos necesitan los votos de Florida. En las últimas elecciones, quien ha ganado en ese estado ha ganado al final, y sabemos que ese es un estado con una profunda penetración del voto latino, que es, a su vez, anti socialista, anti comunista y pro imperialista. No en balde desde hace décadas se habla de la "gusanera mayamera". Entonces, para quedar bien con la franja de votantes de Florida, sin importar quiénes sean los candidatos, tienen que presentar una postura férrea en contra del gobierno "dictatorial y comunista" venezolano. De ahí que era probable que lo decidido por Estados Unidos se produjera, y más teniendo en cuenta que el gobierno no se ha dejado tutelar permitiendo que ese país ponga la candidata que quiere a las elecciones presidenciales venezolanas.

A pesar de lo dicho, hay que tomar en cuenta la situación de necesidad de petróleo de los Estados Unidos, país que requiere mayor importación del mismo para, de esta manera, evitar seguir recurriendo a sus reservas, lo que produce un incremento del precio de esta materia prima, lo cual trae a su vez un alza en la inflación y con ello el malestar de su población que cada día observa y siente con ahínco cómo se deteriora su calidad de vida. Los conflictos de Rusia y Ucrania, más el genocidio israelí en Palestina, lo cual ha provocado gran inestabilidad en una zona ya de por sí inestable como lo es el medio oriente, aunados a la situación de extrema tensión entre Irán e Israel, han hecho que los precios del crudo suban y la necesidad, por ende, de una mayor presencia del mismo en el mercado. Es por esto, que no sería extraño que la decisión norteamericana acerca del petróleo y gas venezolanos cambiara de nuevo. Recordemos por enésima vez que Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses.

Aun con un gobierno de bataclanes y corruptos como el venezolano, el país tiene que seguir dando la batalla (el pueblo). Hay batallas que sabemos que no se van a ganar, sin embargo, hay que darlas. No hay forma de que Venezuela salga bien librada de las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense, no podemos ni debemos caernos a mentiras. Aun así, son preferibles tales medidas coercitivas a permitir que personajes como María Corina Machado, Julio Borges, Iván Simonovis, Leopoldo López, Capriles Radonski, Carla Angola, Orlando Urdaneta, Patricia Poleo, Ibéyise Pacheco, Nitu Pérez Osuna, Leopoldo Castillo, los Guanipa y muchos otros hagan con el país lo que ellos quieran. Con el anuncio del vocero del Departamento de Estado gringo de que no serán renovadas las licencias para permitir la comercialización del petróleo y gas venezolanos, todos los nombrados se alegraron y, seguramente, sintieron un profundo gusto rayano en el orgasmo. Ni qué decir de Guaidó, que fue de los primeros en publicar en su cuenta de "X" su apoyo a la decisión imperial.

Venezuela, no solo por lo dicho, se encuentra en una fea encrucijada, ya que estamos prestos a elegir un nuevo presidente (o al mismo) y, a decir verdad, no hay entre los candidatos alguien que sea una buena opción. Hay unos peores que otros; la otra opción es abstenerse, pero teniendo en cuenta que es eso precisamente lo que quiere el gobierno y que un voto menos sería un voto más para el presidente venezolano. Personalmente creo que Venezuela saldría tremendamente mal parada de un nuevo período madurista, creo que muchos venezolanos morirían y otros se irían del país como ha venido sucediendo. Por ende, no puedo recomendarle a nadie, ante el inmenso desastre que han sido los mandatos del gobierno en funciones, que vote por el presidente. Pero tampoco estoy en condiciones de recomendar a alguno de los otros candidatos inscritos. Quedará entonces este asunto para la conciencia de cada quien. Lo cierto es que nos jugamos mucho, demasiado.

Un nuevo gobierno de Maduro significaría seis años más de atraso, miseria, corrupción, marginalidad, atropellos, estancamiento y corrupción; sin embargo, hay que decir, que siempre se puede estar peor, debemos votar con sumo cuidado.



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José Miguel González Villalobos

Abogado, Magíster Scientiarum en Derecho Procesal Civil, Cristiano, Bilingüe, con baja tolerancia a la estupidez. Entrenador personal.

 miguelvillalobos9@hotmail.com      @jomigovi

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