Faltando dos semanas para las Elecciones Presidenciales persiste la ausencia de certezas y crecen las interrogantes. Estamos sumergidos en una profunda incertidumbre económica, social y política. Hemos dicho que son elecciones atípicas e inéditas, afortunadamente, están marcadas por el dialogo y la negociación que pueden abrir cauce a un desenlace democrático. En estas dos semanas tanto el chavismo como la oposición están obligados a tomar grandes decisiones para garantizar la paz y la estabilidad institucional.
En las Elecciones Presidenciales del año 2013, la voz de Chávez todavía resonaba en el ambiente y la fuerza de su liderazgo estaba intacta. Era determinante. Fue un proceso signado por el dolor que provocó la inesperada partida del Comandante. Sus resultados fueron muy controversiales. En el año 2018, la oposición buscaba atajos antidemocráticos y abandonaron la ruta electoral. Sus reiterados errores la dividieron y dejaron el camino libre al chavismo, aunque lograron que la Comunidad Internacional desconociera la legitimidad de Nicolás Maduro como Presidente de la República y se profundizara la aplicación de sanciones contra el país. Hoy, la ruta electoral luce incierta, solo el dialogo y la negociación pueden garantizar la paz y la estabilidad democrática.
En estos momentos, faltando dos semanas para las elecciones, percibimos que el PSUV, como organización con un mínimo de coherencia política en torno a su objetivo de permanecer en el poder, enfrenta el momento electoral más difícil de su existencia. Tiene que lidiar con un inmenso descontento popular, aunque nadie puede afirmar que está derrotado. Le quedan muchas opciones para llegar al punto de reconocerse derrotado. La oposición, por su parte, tiene la responsabilidad ineludible de haber solicitado sanciones contra el país sin importar el daño que le causaron al pueblo. Sus errores y contradicciones internas proporcionan demasiadas desventajas y debilidades organizativas que no le permiten cantar victoria, ni embriagarse de triunfalismo porque su capacidad para capitalizar el descontento es muy limitada y carece de la coherencia política necesaria para enfrentar un resultado de tanta trascendencia política y social. Hasta ahora, nada es incontrovertible.
El anuncio de reanudación del diálogo bilateral con EEUU, no pretende lograr un acuerdo geopolítico integral que ponga fin a las sanciones. No, en esta oportunidad se trata de aspectos coyunturales, es un dialogo y negociación electoral con el objetivo preciso de crear las condiciones políticas necesarias para el reconocimiento de los resultados electorales tanto por la comunidad internacional como por la oposición, el Gobierno Nacional y Nicolás Maduro sin importar quien resulte vencedor. Este escenario para el reconocimiento de los resultados electorales se refuerza por la intervención de los Presidentes de Colombia y Brasil, Gustavo Petro y Lula Da Silva, quienes han propuesto un Pacto de Convivencia y Garantía Políticas.
Faltando dos semanas para las Elecciones Presidenciales, la polarización y la incertidumbre predominan. Nada está definido. Vienen días de sucesos y decisiones sorpresivas que pueden ayudar a consolidar tendencias electorales y definir el rumbo político del país. Gane quien gane, el país quiere cambios y una transformación institucional para avanzar en la recuperación económica…Faltan dos semanas.