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¿Qué pasará el 10 de enero?

La Asamblea Nacional convocó el acto de juramentación de Nicolás Maduro como Presidente reelecto para el día 10 de enero, tal como lo establece el artículo 231 de la Constitución Bolivariana. El candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, Edmundo González Urrutia, anunció de manera reiterada y desafiante su regresó al país el 10 de enero para juramentarse como Presidente de la República. La victoria de Donald Trump y el reconocimiento de varios países a González Urrutia como presidente electo han acelerado una creciente tensión política matizada con controversiales expectativas porque nadie puede asegurar lo que pasará el 10 de enero.

La juramentación de Nicolás Maduro se realizará con mucha movilización y una amplia protección militar. La oposición no tiene fuerza política ni organizativa para evitar que esto ocurra y apuesta la intervención directa desde Washington y otros centros de la comunidad internacional. No hay espacio para el dialogo y la negociación. Tampoco hay condiciones para un desenlace violento porque Venezuela es territorio de paz.  

Aunque Edmundo González Urrutia ha anunciado su retorno al país para asumir la Presidencia de la República, las posibilidades de que esto ocurra son casi nulas. Sus opciones son muy limitadas porque los actores políticos de la oposición no vislumbran condiciones para asumir el poder y lograr el control de las instituciones. El tono de las declaraciones de González Urrutia trasluce poca certeza porque un día anuncia su intención de juramentarse y al otro día asegura estar preparado “moralmente” para una eventual detención. La transición pasó a un segundo plano y su esperanza está puesta en lo que decida Washington.

Calificados analistas políticos sostienen que Donald Trump intensificará una política de “máxima presión” hacia Venezuela para derrocar a Maduro. Un escenario muy complejo en un contexto internacional de conflictos y guerras no favorable para EEUU.  También se percibe la posibilidad de un dialogo abierto con Washington, luego de la juramentación de Nicolás Maduro, como alternativa conveniente para ambos países, aunque se abre un complicado escenario de “no reconocimiento internacional”.

La tragedia de la oposición es su dependencia de la orientación y decisiones de EEUU convertido en el punto estratégico de la disputa geopolítica con Venezuela. Washington no acaba de definir su estrategia para el 10 de enero porque cualquier decisión requiere el consenso de Joe Biden y el equipo de Donald Trump. No hay respuestas precisas sobre la situación que bordea la juramentación del Presidente de la República y sus implicaciones políticas nacionales e internacionales. Solo hay anuncios desafiantes de ambos lados.

Después del 10 enero se puede intensificar una tensión política que provoca inestabilidad institucional y acelera la crisis económica porque aleja la inversión de capital internacional como alternativa para la recuperación del aparato productivo. El 10 de enero no termina la tensión política y social, comienza un periodo de incertidumbre que exige diálogo y negociación más allá de los resultados del 28 de julio.

En la calle, el 10 de enero se ha convertido en un punto de inflexión que genera mucha tensión social y política. Después del 10 de enero se pueden abrir nuevos escenarios políticos, económicos y sociales. 

 


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Darío Morandy


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