La soberanía agroalimentaria desde la agroecología se funda en un carácter estratégico político-ambiental. Tiene que ver con los nuevos procesos de producción agrícola rural y urbano a implementar; con un nuevo sentido de organización de la ciencia y técnica del agro; con pretender otro estilo de vida menos despilfarrador de recursos y energía; con un nuevo sentido y visión de la vida donde los valores de solidaridad, equidad y equilibrio se sitúen en el sur de la sustentabilidad para seguir superando los flagelos de la exclusión social. Tengamos siempre presente que la ciencia agroecológica es la única ciencia que realmente puede enfrentar los desafíos ambientales de la humanidad tales como: los cambios climatológicos; el aumento de las temperaturas de los cultivos; la pérdida de los niveles freáticos en los suelos; la contaminación de los mismos; la necesidad de mejorar los procesos productivos desde los suelos y el secuestro del carbón; el ahorro de la energía; la preservación de la agrobiodiversidad y las cuencas hidrográficas entre otras tensiones, evidencian que las nuevas propuestas políticas de soberanía agroalimentaria se construyen sobre las siguientes premisas que exigen tomarse en cuenta de inmediato. A continuación:
El dialogo de saberes encontrado entre las comunidades productivas nutren a la agroecología, ello potencia algunos elementos de resistencia social encontrados en la localidad, los cuales sustentan las racionalidades definidas desde la propia identidad socio-cultural-productiva.
Los procesos participativos el surgimiento de la agroecología viene acompañada de distintas metódicas no sólo para destacar y hacer valer a pertinencia social, también la participación ayuda en el diseño de métodos y propuestas de desarrollo endógeno. La participación proporciona el carácter integral; armónico; estratégico y democrático de la organización social de la producción.
Corresponsabilidad social en la transferencia de saberes se valoran los diferentes niveles de conocimientos de manera horizontal y colectiva.
La innovación en las tecnologías agroecológicamente sustentables, parten de la base material de los recursos locales y del ingenio represados entre nuestros campesinos. Los sistemas agroecológicos son diversos; descentralizados y adaptados a las distintas condiciones agroecológicas.
Armonía la racionalidad en el uso de los recursos naturales locales proporciona una armonía entre el mantenimiento o aumento de la calidad de vida y en el
desarrollo humano allí implícito orientado al bienestar colectivo y a la complementariedad de acciones entre productores.
La economía social y solidaria la agricultura social del siglo xxi basada en la agroecología ha de convertirse en la parte más dinámica de las nuevas economías que surgen de los procesos revolucionarios que vienen en camino. Se han de potenciar los mercados locales alternativos y fraternos acompañados de los principios que rigen la economía social y solidaria. Principios que apuntan hacia la gestión; el trabajo compartido; la justa distribución de los recursos y las ganancias; los niveles de autonomía.
La intervención pública el hecho que la agroecología tiende a generar una autonomía en los procesos productivos no quiere decir que la intervención pública no pueda existir. Dicha intervención debe estar ajustada a la dinámica de los procesos participativos en la definición de las agendas de producción agroecológica elaboradas por las comunidades. Se debe respetar, apoyar y brindarle todo el respaldo institucional que dichas agendas proponen. No creemos existan formulas genéricas al respecto en esa interacción: instituciones públicas y movimientos sociales. Lo que acá debemos resaltar es que para ambos espacios la soberanía agroalimentaria es una condición de estado. De garantizar y ejercitar el derecho a los ciudadanos a comer; de nutrirse con alimentos de alto aprovechamiento biológico libre de agrotóxicos.
Las nuevas dimensiones ubicar la soberanía agroalimentaria desde la agroecología implica debatir otras nuevas dimensiones del que hacer productivo; social y cultural que progresivamente van emergiendo en el proceso de transformación de la sociedad y que el estado tiene su papel protagónico, por ejemplo: los distintos procesos de organización social de la producción; las nuevas relaciones productivas; el nuevo papel del desarrollo científico y técnico de la agricultura; la bioseguridad; la minimización de las externalidades ambientales negativas en las actividades productivas; el cumplimiento del derecho al acceso a la tierra; agua y a otros recursos de producción alimentaria; el derecho a regular los precios de los alimentos y la agricultura por el interés público; el derecho a decidir si se aceptan o no alimentos importados geneticamente modificados; el derecho para suprimir o protegerse del abaratamiento de alimentos por otros países(dumping). En fin, desde la perspectiva institucional estadal, la nueva soberanía agroalimentaria necesariamente tiene que luchar frente al sistema alimentario globalizado dominado por los negocios agrícolas o agronegocios, el cual es otro mundo diferente y que se encuentra históricamente enfrentado a de la agricultura campesina y familiar.
De las premisas anteriormente señaladas y otras que los colectivos o movimientos pudiesen valorar o asumir se van haciendo evidentes en la medida que la dinámica social y productiva así lo expresa. Es allí donde la lucha por la soberanía agroalimentaria comienza a tener forma; sur en el sentido de encontrar su propia determinación y el avance ante el flagelo del hambre. Estas como otras importantes consideraciones serán abiertamente debatidas el próximo 30 y 31 de Mayo en Mérida cuando se inicie el Encuentro Internacional La agricultura como conocimiento libre: Agroecología, el cual ha sido organizado por Fundacite-Mérida y el IPIAT.
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