Todo análisis liberador en América latina, seria errado si no comenzara por hacer una definición de los pobres en nuestro contexto latinoamericano. Esta definición tiene que partir esencialmente para nosotros los cristianos y cristianas desde una base profundamente bíblica. Aunque esta debe tener una profunda vinculación con la política, la economía, la sociología y hasta con la cultura.
Es que la pobreza no es tan solo un tema político o económico, desde la Biblia los pobres adquieren un valor que es trascendental para comprender el acto mismo de la liberación. La denuncia contra el empobrecimiento del pueblo, en la Biblia, esta cargada de una esperanza. Una esperanza que asume un ideal escatológico, pero que esta profundamente enraizado en el aquí y ahora de la concreción de un Mundo Otro, Posible e Imprescindible.
El análisis bíblico ubica la liberación necesaria de los pobres en el tiempo y la acción presente, la ubica nuevamente en la mano de sus protagonistas auténticos, los pobres. Por lo tanto, actualmente la Teología de la Liberación esta urgida de nuevos contextos y de nuevas realidades, que hoy están siendo posibles por las transformaciones políticas que se están dando en nuestro continente y en otras partes del mundo.
En un mundo que comienza a ver la más profunda crisis del imperio y su eventual debilitamiento. La Teología de la Liberación debe iniciar un proceso de contextualización y revisión de sus teorías y sus praxis. Debe adecuar su vocabulario a estos nuevos tiempos, debe salir del intelectualismo y debe superar el cerco académico en la cual la han encerrado aun los propios círculos que una vez la impulsaron.
Debe recobrar la Teología de la Liberación su carácter popular, reencontrarse con el pueblo para reconstruirse desde el lugar que nació, el pueblo. No podemos reconstruir a la Teología de la liberación tan solo desde una plataforma intelectual o academicista, porque entonces estaríamos construyendo otra cosa y alejándonos de lo que debería ser en nuestro contexto liberador una teología de los pobres.
No hay una verdadera Teología de la Liberación, si no hay una Verdadera Opción por los pobres, que aunque siga siendo en el concepto de algunos "Preferencial", deberíamos definirla de una vez por todas como "Radical" por los pobres.
¿Quienes son los pobres en la Biblia?
Desde el punto de vista bíblico, los pobres son los sujetos del Ministerio liberador de Jesús, el Cristo profético define su Ministerio entre ellos y ellas a partir de las palabras proféticas de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor". (San Lucas 4: 18 y 19.)
La Teología de la Liberación, debe en esta nueva etapa superar el Éxodo sin olvidarlo y darse un nuevo contexto que en clave del Evangelio nos lo descubre Jesús mismo: "Hoy mismo se ha cumplido esta escritura delante de ustedes" (San Lucas 4: 21.)
Ese "Hoy", es inicio del tan esperado Kairos de la Iglesia, hemos atravesado el desierto, muchos se quedaron atrás para disfrutar sus platos de cebollas y ajos que les garantizaba la esclavitud, pero estamos en una Nueva época de cambios. El evangelio se ha hecho concreción entre nosotros, a través del despertar de los pueblos que desean construir un Mundo Otro, la Nueva Sociedad o Reino de Dios.
Debemos reconocer que este proceso de liberación iniciado en medio de los pueblos del mundo, ha tomado por sorpresa a la Teología, pero también es posible reconocer que ciertos remanentes eclesiales liberadores estaban presentes en estas transformaciones políticas y sociales.
Hay una Iglesia Viva que se mueve con los pueblos en estos procesos liberadores, esta es en esencia la verdadera Iglesia que ha permanecido latente, aun en medio de tantas desviaciones de las Iglesia institución o de las Jerarquías.
Los Pobres tienen un rol importante en la construcción de una Teología de la Liberación necesaria en estos tiempos de Revolución. Porque ellos, ellas, nosotros, nosotras, debemos descubrirnos una vez más como sujetos activos y concientes de liberación.
Hemos abandonado, por un largo tiempo, nuestra condición de sujetos para volver a ser utilizados otra vez como objetos, aun por aquellos sectores que aunque una vez fueron sectores identificados con la Teología de la liberación. Descubrieron el poder del pueblo como sujeto activo y se acobardaron ante la desafiante exigencia evangélica de la opción Radical por los pobres.
Los pobres son desde la perspectiva Jesucristiana, no ya los explotados y empobrecidos con poca esperanza, sino los Bienaventurados o Benditos: "Dichosos ustedes los pobres, pues el Reino de Dios les pertenece…". El ser pobre toma ahora en Jesús y en el Nuevo testamento una nueva dimensión y adquiere significados novedosos que rompen con aquella concesión del "Ya, pero Todavía no" de la primera etapa de la Teología de la Liberación con profundas raíces en el Éxodo, para transformarla en un "Ya, de concreción de nuestro Kairós".
Sin los pobres es imposible construir la liberación de los pueblos, simplemente porque son la gran mayoría excluida y olvidada. Son precisamente los pobres los que se han convertido en garantía de la permanencia de estos movimientos de liberación que se han levantado con su voz antiimperialista. El ejemplo de la gente que rescato a su presidente, en la Venezuela que había sufrido, en el año 2002 el golpe de la oligarquía y de los fascistas, es por demás elocuente.
Además no podemos olvidar las grandes concentraciones y marchas en Bolivia, Ecuador, Perú y en potras partes del mundo que han potenciado los procesos liberadores y antiimperialistas de gobiernos revolucionarios y progresistas.
Por lo tanto la opción para nosotros los dirigentes religiosos es una Opción Radical por los Pobres. Ya no podemos convivir con nuestra gente creyéndonos la clase dirigente privilegiada que ostenta el poder del conocimiento y la academia. Si esto llegara a suceder en esta nueva etapa de relanzamiento de la Teología de la Liberación, nos convertiríamos en unos hipócritas y traidores a lo que hoy queremos impulsar.
Seamos bienaventurados con ellos, hagamos nuestra verdadera Opción Radical, tal como la hizo Cristo: "Tengan ustedes la misma manera de pensar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de naturaleza divina, no insistió en ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de siervo nació como hombre…" (Filipenses 2: 5 al 11.)
Los pobres en el Nuevo testamento son los constructores de la Nueva sociedad, de ese Mundo Otro, de eso hay suficientes ejemplos en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Es por eso que proponemos en esta nueva etapa de la Teología de la Liberación, cambiar sin olvidar el Paradigma referencial del Antiguo Testamento, en el libro de Éxodo, e iniciar un Nuevo Paradigma Bíblico basado en el Nuevo Testamento, que nos revela con mayor claridad, a Dios Emmanuel, encarnado, con rostro humano.
La Exigencia hoy, es proclamar Buenas Noticias, El Evangelio del Reino de Jesús, porque vivimos un momento histórico muy especial (Kairós), nunca visto en nuestro continente, ni en el mundo. Hemos atravesado de alguna forma el desierto y se están dando las bases verdaderas para la construcción de la Nueva Sociedad.
La Teología Liberadora debe nutrirse de aquellos nuevos valores revolucionarios que se construyen en nuestros pueblos y caminar con nuestra gente en la lucha por su liberación.
Hay un planteamiento de la Revolución Bolivariana que dice que para vencer la pobreza hay que darle poder a los pobres. Esto no está reñido con nuestra posición cristiana, ni bíblica, muy por el contrario se complementan por la coincidencia de los planteamientos, el cristiano y el político. Por lo tanto la propuesta para la Teología Liberadora es que se empodere a los procesos revolucionarios, del ideal liberador de la fe, empoderarse de una nueva praxis política para un mejor análisis de la realidad social.
Los pobres son hoy, con mayor fuerza, los sujetos de liberación para la Teología de la liberación y también para todos estos procesos liberadores que se dan en nuestro continente y en otras partes del mundo. Ellos y ellas son la razón de ser de la historia de la liberación descrita en toda la Biblia.
"Dios ha escogido a los que en este mundo son pobres, para que sean ricos en fe y para que reciban como herencia el Reino que les ha prometido a los que le aman"
(Santiago 2: 5.)