En todos los pueblos hay personas, instintos y clases privilegiadas, que resisten mientras pueden el avance del pueblo a la conquista de sus derechos. Todas estas clases, instituciones y personas, sabiendo que en un régimen sinceramente democrático serán arrollados por el pueblo, oponen a la soberanía de éste como poder moderado y principio de orden, según ellos, el poder representativo representante de la tradición y los llamados derechos históricos. En la democracia representativa no hay más que un poder la oligarquía; en la democracia representativa y protagónica verdaderas uno sólo también el pueblo, pero como el salto les parece brusco, se fija la democracia representativa en que mediante un pacto con la oligarquía comparten el poder. He aquí la clave de la distinción entre democracia representativa y democracia participativa y protagónica, y he aquí el origen del socialismo y la democracia representativa, la duplicidad de poder, absurdo de los absurdos. Dos poderes es la fuente del mal, no pueden ejercer el poder proindiviso y todo lo que se dé al uno se quita al otro, resultando que sólo la oligarquía tiene el poder.
En caso de disidencia, ¿Quién decide? De hecho ya lo sabemos, el más fuerte, que puede ser el pueblo y puede ser el poder representativo apoyado en una intervención extranjera, como la del 11 de abril 2002, con cuyo socorro establecieron los oposicionistas del 11 el despotismo empresarial. Mientras la soberanía esté repartida entre pueblo y revolución tendremos frente a la opinión pública las corazonadas privadas. El dogma fundamental del socialismo, su esencia, lo que lo distingue de la democracia representativa, el punto de unión de todos los socialistas, es la soberanía nacional. Por encima de la voluntad del pueblo no hay más que la ley aceptada por el mismo pueblo; pero aceptada libremente. La idea de considerar la democracia representativa y alternativa, propiedad transmisible y no administración delegada, es una consecuencia de la doctrina de la soberanía condicionada.
Tienen sin embargo, gran valor las razones y los derechos históricos cuando algo se instituyó, razón hubo para instituirlo, y cuando ha durado hasta el 02-02-99, razón tendrá su duración; pero esa razón no es, como pretenden muchos, con evidente circulo vicioso, el haberse instituido y acatado en tiempos pasados ni el venir durando sin protesta, sino la razón que hubo para la institución y la que haya para la duración. Todos los organismos conservan restos de órganos, usados ya, que al perder su función no han desaparecido; tiene la culebra en su esqueleto apófisis de las perdidas extremidades, tiene el buey dedos inútiles, tiene la oreja del hombre musculillos atrofiados que la movieron en un tiempo. He aquí lo que son muchos derechos históricos. La forma sobrevive al fondo, el vocablo a la idea, el símbolo a lo simbolizado, y así resulta que hoy acaso lo esencial de la democracia representativa son los chirimbolos, como para muchos, ritos y fórmulas son lo esencial de la moral. El número de los principios huecos es grande. Todo ello por no decir lisa y llanamente que la democracia representativa es sagrada y que sus dirigentes como los niños y los locos, son irresponsables de sus actos. La razón de la democracia representativa fueron necesidades históricas, el tener que establecer un poder fuerte a cuyo amparo los demagogos y fuertes gobernaran al pueblo entonces menor de edad, las necesidades de la pobreza y la dura labor con que hay que forjar el socialismo.
El hombre, ya hombre, jubila a su nodriza, como el que ha subido con escalera recoge la escalera y la arrincona; así debemos hacer con la democracia representativa y alternativa. Esta caerá con todos sus chirimbolos como le caen a los niños los dientes de la boca para salirle los nuevos, como cae la costra cuando la herida se cicatriza. La democracia representativa ha cumplido con nosotros haciéndonos que nos uniéramos; nosotros cumplimos con ella enterrándola junto a sus chirimbolos con cariño y respeto en el panteón en que duermen sueño eterno los dioses muertos. Si se sostuvo la democracia representativa, es porque sirvió de agarradero al caciquismo que en ella se apoyó, le sostuvo y lo está precipitando, el pueblo que quebrantado por medio siglo de luchas cruentas murmura ya basta de tanta explotación. Sólo falta que el pueblo, vea que toda otra soberanía hace ilusoria la suya, se sacuda y sacuda al caciquismo encaramado en los chirimbolos. Esta libertad empírica entre la verdadera libertad y la democracia representativa debe tener una razón, y ésta hay que buscarla, seguros de que nos dará la clave para discernir la esencia de la “democracia representativa y condicionada” y lo que es el socialismo.
Con la discusión del presente estado del Currículo Educativo, es conveniente excluir a la educación católica y que no tenga nada que ver en el pensum educativo, y no por culpa de los que se dedican al magisterio, sino porque la educación católica es manipuladora. En las escuelas de educación católica, hay servicios religiosos, y la enseñanza de la moralidad está a cargo de los religiosos(as) que necesariamente, fallan en dos aspectos como maestros de moral. Condenan actos que no causan daño y perdonan otros que hacen mucho daño. Mientras los sacerdotes continúen perdonando la crueldad y condenando el placer inocente, sólo pueden causar daño como guardianes de la moral de los jóvenes. La virtud basada en un falso criterio de los hechos no es virtud verdadera, los defensores de la moralidad siempre son dignatarios de la Iglesia, uno se siente tentado a pensar que valoran la moral como legítima salida a su deseo de causar dolor; el pecador es presa fácil, por lo cual hay que terminar con la tolerancia. Ese peligro no puede evitarlo la democracia por si sola, ni los representantes de los alumnos. También se debe considerar incluir que los profesores deben ser elegidos por su conocimiento del tema que van a enseñar; los profesores deben ser hombres y mujeres con conocimiento y experiencia especiales que les permitan enfocar las controversias de un modo que arroje luz sobre ellas, y que los jueces de este conocimiento deberían ser otros especialistas. Si un profesor es un buen matemático, un buen físico o un buen químico, sólo pueden juzgarlo otros matemáticos, físicos o químicos. Sin embargo, por éstos puede ser juzgado con un buen grado de unanimidad. La exigüedad del sueldo hace que la carrera del magisterio de primera enseñanza sea la más corta y menos ardua, y que los maestros, salvas raras excepciones que tocan en la más elevada abnegación, se recluten entre los que menos preparación lleven para ello. A un ingeniero, a un médico, se le exigen muchos más conocimientos que a un maestro de escuela, cuando la tarea de educar niños exige tanta ciencia por lo menos como la de construir un ferrocarril o curar a un enfermo, pero también es verdad que el Estado y la sociedad pagan mejor al ingeniero o al médico, que si son buenos no hacen más servicio a aquéllos que daño les hace el maestro si es malo y beneficio podría hacerlo si fuera bueno. Es un círculo vicioso. Como la sociedad paga mal a los maestros, los maestros no pueden servir mejor a la sociedad. Y en el fondo de todo esto va envuelta una creencia errónea en las diferencias naturales; con una educación racional y verdaderamente social y provechosa recibida por todos, las diferencias naturales tenderían a ir haciéndose menores y serían de poca importancia.
Salud Camaradas.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria. Socialismo o Muerte.
¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net