En septiembre de 1847 aparece el primer número de la Revista Comunista. En este número se hacía un amplio balance sobre la situación política en los diferentes países, así como de las fuerzas de la Liga. En este estudio político de carácter general aparece un comentario dedicado a España que dice:
Gran escándalo en la Corte. La joven reina Isabel, a quien el viejo reclutador de París (Luis Felipe) ha impuesto como esposo a un ser sin virilidad, trata de compensarse con amantes vigorosos, y como sus ministros no la autorizan para ello amenaza con abdicar. Las cajas del Estado están vacías, cuadrillas de bandidos recorren el país, el comercio y los negocios sufren un marasmo. ¿Cuánto tiempo se dejará maltratar aún el pueblo español?
Desde el segundo Congreso de la Liga, el proletariado contaba con las bases sobre las cuales, más tarde, habría de edificarse la Primera Internacional y, con ella, los principios del internacionalismo proletario. La crisis mundial de 1847 determinaba una situación revolucionaria que conmovía a toda Europa. En febrero estalla la revolución en Francia, el 13 de marzo en Viena, el 18 en Berlín y, más tarde en Milán. La revolución de febrero de 1848 derriba la monarquía francesa de Luis Felipe. El nuevo gobierno invita a Marx a entrar en Francia. Confiados en la coyuntura que ofrecía la nueva situación en ese país, el Comité Central de la Liga, con residencia en Londres, transfiere todos sus poderes al de Bruselas, facultando a Marx para organizar un nuevo Comité Central en París.
Carta del gobierno provisional invitando a Marx:
París, 1º de marzo 1848.
Gobierno Provisional. República Francesa.
Libertad. Igualdad. Fraternidad.
En nombre del pueblo francés:
“Bravo y leal Marx: El suelo de la República Francesa es un campo de asilo para todos los amigos de la libertad. La tiranía os desterró. La Francia libre os abre de nuevo las puertas, a usted y a todos aquellos que combaten por la santa causa de la fraternidad entre todos los pueblos. Todo agente del Gobierno francés debe interpretar su misión en este sentido. Salud y Fraternidad”.
Fernand Flocon
(Miembro del gobierno provisional.)
En Bruselas, el 3 de marzo de 1848, a media noche, la policía procede a la detención de Marx. El Comité Central de la Liga Comunista, hasta entonces con domicilio en Londres, había acordado transferir éste a Bruselas, pero en razón de la nueva situación creada en Bélgica y a los acontecimientos de Francia, el Comité de Bruselas tomaba a su vez la decisión de instalarse en Paris.
El 6 de marzo Marx llega a parís y forma un nuevo Comité Central de la Liga Comunista integrado por seis miembros: Marx, Engels y Wolff por el grupo de Bruselas, y Bauer, Moll y Shapper por el de Londres. La vida del nuevo Comité Central, como veremos no sería muy larga. En junio del mismo año prodúcese una insurrección de los trabajadores parisienses en contra de la política reaccionaria de las fuerzas de la burguesía encaramada en el poder. Esta insurrección puede considerarse como la primera batalla entre el proletariado y la burguesía. El movimiento es aplastado, iniciándose una etapa de represión que obliga a los miembros del Comité Central a emigrar de nuevo de nuevo, unos hacia Alemania, otros hacia Inglaterra. En el corto período de tiempo que el nuevo Comité Central de París elaboró un programa de 17 puntos para el movimiento obrero alemán, que vivía un momento de gran tensión revolucionaria.
Marx pasa a Alemania, donde desarrolla una intensa labor. Funda inmediatamente la Nouvelle Gazette Rhénane, en la que, lo mismo él que Engels, realizaron una formidable labor de divulgación de los principios del socialismo, explicando los acontecimientos a través de una interpretación materialista de la historia. En 1849 aparece con Schapper y Schneider, como miembros del Comité Demócrata de Renania, ante el Tribunal de Colonia (Marx ante los jurados de Colonia) todos acusados de incitar a la violencia en contra de los funcionarios encargados de cobrar los impuestos siendo absueltos. En estos años la Liga vio aumentar considerablemente su personalidad y su prestigio. Cuando la reacción le hace la vida imposible Marx abandona Alemania y retorna a Londres, donde pasará el resto de su vida.
En 1849 empiezan a llegar a Londres numerosos refugiados de diferentes países, sobre todo de Francia y Alemania, creando un ambiente enrarecido en los medios de la emigración. Marx y Engels constituyen un Comité encargado de prestarles solidaridad, empezando a manifestarse el descontento y surgiendo una terrible lucha de tendencias. Tras la derrota, aunque sean transitorias, siempre aparece el microbio de la desunión y de la discordia.
A partir de 1850 una ola reaccionaria invade Europa. Sólo en Inglaterra disfrutaba de algunas libertades la clase obrera. Los núcleos revolucionarios de los demás países veíanse obligados a actuar en la clandestinidad.
En 1850, Marx y Engels, desde Londres, con la Liga reorganizada, trabajan por fortalecer sus secciones de Alemania, Francia, Bélgica y Suiza. Los hechos revolucionarios de Francia y Alemania enriquecían sus experiencias y las del movimiento obrero en el desarrollo de sus primeras etapas. La Liga publicaba un llamamiento y enviaba a Alemania como emisario a Enrique Bauer. En julio de 1850, el Comité Central de la Liga publica un nuevo documento dirigido a todos sus adherentes. Todos estos documentos circulaban clandestinamente.
A una situación internacional difícil añadíase que en la Liga había penetrado el virus de la escisión. En efecto, en la sesión del 15 de septiembre de 1850, la escisión quedaba planteada abiertamente. La minoría Willich, Schapper, Frankel y Lehman enfrentábase con la mayoría integrada por Marx, Engels, Bauer, Eccarius, Pfander, todos los de la vieja guardia, y el joven Conrado Scherman. En aquella sesión, de tal violencia que Scherman y Willich llegaron a desafiarse, Marx definió el conflicto en los siguientes términos: “La minoría suplanta la posición critica por la dogmática; la materialista por la idealista. Para ella, el motor de la revolución no es la realidad, sino la voluntad”. (C. Marx-Franz Mehring). La mayoría pretendía “salvar la Liga desplazando su dirección a Colonia; este distrito se encargaría de eligir una nueva directiva, y el distrito de Londres se dividiría en dos, independientes el uno del otro, y relacionados ambos con el Comité directivo de Colonia. El distrito de Colonia aceptó el encargo y eligió una nueva Junta directiva, pero la minoría negose a reconocerla”. La minoría de Londres retirose de la Liga. La primera escisión en el primer organismo del movimiento obrero internacional quedaba consumada. El grupo escisionista jugaría un papel contrarrevolucionario y provocación puesto de relieve con ocasión del proceso de Colonia.
La reacción prusiana montó una provocación en contra de los Comités de Colonia, acusados de complot contra seguridad del Estado, deteniendo a los elementos más significativos (1851-1852). En realidad, era el proceso político en contra de la Liga y, al mismo tiempo, en contra “del partido de Marx”, como se afirmaba en el acta de acusación. Era el proceso en contra de la vanguardia revolucionaria del proletariado, de las teorías de Marx, a quien la reacción prusiana, sirviendo los intereses de la reacción internacional, trataba de aplastar por medio de la provocación y del terror. La Liga moría con el proceso de los comunistas de Colonia, pero su obra imperecedera seguía hacia delante. Había cumplido su misión histórica de organización secreta. Las nuevas realidades del movimiento obrero exigían ya un nuevo tipo de organización más amplio, que superara las etapas de las sectas.
El 19 de noviembre de 1852, Marx comunicaba a Engels su disolución.
Londres, 19 de noviembre de 1852
Mí querido Engels: El pasado miércoles, a propuesta mía, se ha decidido la disolución de la Liga; no había justificación, por el momento, de mantenerla en el continente donde de hecho había dejado de existir después de la detención de Bürgers y Roeser. Adjunto una declaración para los periódicos ingleses. Yo publicaré, además, una circular litografiada detallando las arbitrariedades de la policía y para América una invitación para que hagan una colecta en beneficio de los prisioneros y de sus familias, Freiligraph es el tesorero. Todos nuestros amigos han firmado. Tu K. M.
La Liga como tal, dejaba de actuar, pero el Manifiesto del Partido Comunista había echado, en breve período de tiempo, raíces profundas que, en el futuro, no habría fuerza capaz de arrancarlas. Sus palabras finales serían para siempre inseparables de la causa de los oprimidos, su grito de lucha y de esperanza: “¡Proletarios de todos los países uníos!” La Liga desaparecería, pero el Manifiesto seguiría siendo el faro luminoso que continuaría señalando al proletariado el verdadero camino de su emancipación. De la Liga de los Justos había nacido la Liga Comunista; de la Liga Comunista había de nacer, años más tarde, La primera Internacional.
Salud Camaradas Revolucionarios.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria Socialismo o Muerte.
¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net