En realidad no intento hacer la narración de las teorías desarrolladas por Marx en el campo de la política y/o economía, tema frecuente en esta época revolucionaria. El nacimiento que me ocupa tiene que ver con la tradición criolla de elaborar una réplica imaginaria del pesebre donde la Virgen María se las ingenió para tener al Niño Jesús, acompañada por José, la mula y el buey, aparte de algunas ovejas y otros especímenes de la fauna local.
De acuerdo con las últimas instrucciones del propio comandante en jefe, la natividad de este año debe celebrarse en medio de un ambiente pletórico de socialismo, en especial la variedad del siglo XXI, que incluye al mencionado Marx, acompañado por Bolívar, el Che Guevara y Jesucristo.
Como se sabe, el retoño de María y José, tras largos años que se suponen dedicados a la carpintería y la reflexión, al cumplir los 30 arrancó en campaña haciéndose acompañar por 12 apóstoles que integraron la primera junta directiva del Partido Socialista Unido de Galilea y sus inmediaciones. Uno de ellos, por cierto, saltó la talanquera y se vendió al imperialismo por 30 monedas de plata.
Los expertos en hermenéutica intentan dilucidar si acaso Cristo fue socialista o si no será más bien que el socialismo se originó en la cristiandad, sobre todo por aquello de que primero se verá a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico ingresando al reino de los cielos.
Sin entrar en profundidades ideológicas, el nacimiento familiar de este año puede cumplir con todos los requisitos eclesiásticos o tradicionales y a la vez servir de antesala para la campaña en ciernes dirigida a obtener el Sí en el referendo constitucional.
Así pues, no olvide incluir una vaquilla argentina con un toro cebú importado de Brasil entre los residentes del pesebre.
El caballo podría parecerse al del escudo nacional. Las ovejas deben sustituirse con chivos y carneros de la localidad.
Entre los pastores incluya un barbudo con una boina similar a la del Che y, por no dejar, coloque también a Pastora Medina.
Finalmente cubra un bombillo cubano con una estrella roja rojita que la haga brillar de manera intensa pero ahorrativa.
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