El Socialismo Necesario

Este artículo está conformado con las bases ideológicas o de doctrina del socialismo de Babeuf (1760-1797) que están sintetizadas en su Análisis en quince puntos. Babeuf, guillotinado a los treinta y siete años de edad por querer transformar la sociedad burguesa en una sociedad “socialista”, de acuerdo con sus concepciones idealistas, en la que la igualdad social no fuera un mito, sino una realidad.


Congratulados con la celebración de este nuevo 1º de Mayo en Revolución: Camaradas Bolivarianos y revolucionarios, vamos todos a luchar con todas nuestras fuerzas para instaurar nuestro socialismo Indoamericano del siglo XXI. Se van a cumplir ya doscientos años de la lucha por nuestra Independencia del Imperio Español, se van a cumplir 188 años de la batalla de Carabobo, ya van 10 años de la llegada al poder del Gobierno Bolivariano y Revolucionario. Desde hace casi doscientos años estamos esperando por nuestra Independencia, por nuestra Libertad, por nuestra Felicidad, por más Justicia Social y por la Igualdad.


¡La igualdad! ¡Primera necesidad y aspiración del pueblo venezolano y primer nudo de toda asociación legítima! Nosotros no hemos sido más favorecidos que los otros pueblos hermanos latinoamericanos que vegetan sobre nuestra tierra desdichada Indoamericana. Siempre y por todas partes, hemos estado entregados a unos antropógafos más o menos hábiles, hemos servido de juguete a todas las ambiciones, de pasto a todas las tiranías. Siempre y por todas partes nos han dominado con bellas palabras: jamás y por ninguna parte se han obtenido las cosas con las palabras. Desde que nos liberamos del imperio español, la más bella dote del pueblo es reconocida sin contradicción, pero no se ha podido realizar ni una sola vez: la igualdad no es más que una bella y estéril ficción de la ley. Cuando la hemos pedido con una voz más fuerte se nos contestó: “¡Callad, miserables! La igualdad de hecho no es más que una quimera; conformaos con la igualdad condicional: vosotros sois todos “iguales” ante la ley. Canallas ¿Qué más queréis?


Somos todos iguales, ¿verdad? Ese principio queda incontestado, porque no padeciendo de locura uno no puede decir que es de noche cuando es de día. Pues tenemos la pretensión, en lo sucesivo, de vivir y morir iguales como hemos nacido. Queremos la igualdad real o la muerte; he ahí lo que necesitamos. Y tendremos esa igualdad real no importa a que precio. ¡Maldición para los que encontremos entre ella y nosotros!


Queremos no solamente la igualdad transcrita en la Constitución Bolivariana, la queremos en medio de nosotros, bajo el techo de nuestras casas. Consentimos a todo por ella, a hacer tabla rasa para atenernos a ella sola. ¡Perezcan, si es necesario, las castas burguesas, perezcan todas las artes, con tal que nos quede la igualdad real!


Obispos, y burgueses, ricos sin entrañas que no tenéis genio ni buena fe. Declaramos no poder soportar más que la gran mayoría de los venezolanos trabaje y sude al servicio y para el placer de las minorías. Intentáis neutralizar en vano nuestra santa empresa diciendo: “Ellos no hacen más que reproducir esas leyes pedidas más de una vez antes de ellos.”


Calumniadores, callad a vuestro turno, y en el silencio de la confusión, escuchad nuestras pretensiones dictadas y basadas sobre la Justicia. ¡Tendemos a algo más sublime, más equitativo, el bien común o la comunidad de todos los bienes! No más propiedad individual de las tierras: la tierra no es de nadie sino de quien la trabaja. Reclamamos, queremos el disfrute común de los frutos de la tierra: los frutos son de todos; reclamamos la necesidad de una transformación fundamental de toda la sociedad. Reclamamos la socialización de la salud, reclamamos que deje de existir esa salud que nos diferencia, queremos una salud igualitaria para todos. Reclamamos la socialización total de la educación. Reclamamos la socialización de todos los medios de producción. Reclamamos la eliminación del subsidio que el Gobierno Revolucionario, a través de convenio le está otorgando a los curas golpistas de la Iglesia Católica.


Bastante y demasiado tiempo, un pequeño grupo de privilegiados disponen de lo que nos pertenece a sus semejantes, de sus iguales. ¡Que termine, en fin, ese gran escándalo que nuestros nietos no querrán creer, ni tolerar! ¡Desapareced, en fin, indignantes distinciones de ricos y pobres, de amos y esclavos. Que no haya entre nosotros más diferencia que la de la edad y el sexo. Ya que todos tenemos las mismas necesidades y las mismas facultades, pues que no haya para nosotros los venezolanos más que un sólo sistema de educación y un solo sistema de salud, que una sola alimentación y sustento, que una sola forma de abrigarnos y cobijarnos humanamente. Nos conformamos con un mismo sol y un mismo aire para todos: ¿Por qué la misma cantidad y la misma calidad de los alimentos no bastaran a cada uno de nosotros? Estas son nuestras primeras necesidades.


Viejas costumbres, viejas prevenciones quieren de nuevo obstaculizar el establecimiento de la igualdad real, la única que responderá a todas las necesidades, sin hacer victimas, sin costar sacrificios, desde luego quizás Chávez no guste a todo el mundo. Sí, sin duda; un solo hombre en el país, más decidido, más fuerte que sus semejantes, que sus iguales, sin costar muertos ni sacrificios, y los oposicionistas dicen, y el equilibrio está roto. ¿A qué signo reconocerán en adelante la existencia de la Constitución de 1999? La que descansa enteramente en la igualdad de hecho es la única que puede satisfacer todos nuestros deseos. Ya qué la Constitución de 1961 remachaba nuestras cadenas en vez de romperlas.


La Constitución de 1999 es la verdadera ley de todos los venezolanos porque la ha aceptado solemnemente el pueblo; porque nadie tiene el derecho de cambiarla. La Constitución de 1999 ha consagrado los derechos inalienables para cada ciudadano de aceptar las leyes, de ejercer los derechos políticos, de reunirse, de instruirse y de no morir de hambre, derechos que los contrarrevolucionarios violan abiertamente.


Pero ya los enemigos de este orden de cosas, el más inmoral que se puedan imaginar, declaman contra nosotros: “Desorganizadores y facciosos -nos dicen-, no queréis más que botín y vivir de las prebendas y sin trabajar.” No perdamos nuestro tiempo en contestarles; pero les diremos: la empresa que organizamos no tiene más propósito que el de poner un fin a las discordias y a la miseria en Venezuela.


El momento de las grandes medidas ha llegado. El mal se ha colmado: el cubre la superficie de Venezuela. El caos, bajo el nombre de política, reina desde demasiado tiempo. Que todo vuelva a ponerse en orden y recobre su sitio. Que los elementos de la justicia se organicen al grito de la igualdad. Los días de la restitución general han llegado para todos los venezolanos.


Nuestro socialismo analiza con mucha sagacidad las contradicciones inherentes a las modernas relaciones de producción. Pone al desnudo las hipócritas apologías de los economistas. Demuestra de una forma irrefutable los efectos mortíferos del maquinismo y de la división del trabajo, la concentración de los capitales y de la propiedad territorial, la superproducción de artículos superfluos, la crisis económica, la fatal decadencia de los burgueses, la miseria de los trabajadores y los campesinos, la anarquía en la producción, la calmante desigualdad en la distribución de las riquezas, y la exterminación de los pueblos por el imperialismo.


El socialismo es lo contrario del individualismo. La comunidad es lo contrario de la propiedad individual. En la comunidad socialista la propiedad no es individual, sino social, común, indivisible.


¡Viva el 1º de Mayo!


Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria, Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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