El Desarrollo, es un término que se popularizó en la mitad del siglo XX, que comienza a acuñarse en los grandilocuentes discursos de las potencias. Esto sucedió a partir de 1945, un cambio de época se estaba gestando, signado por un nuevo orden internacional, nuevas instituciones y nuevas relaciones, a lo interno de los países y a lo externo, una etapa para la expansión de los mercados, con el modo de producción capitalista dominante en el comercio internacional, aun cuando el mundo se debatía entre dos ideologías antagónicas.
Nos preguntamos si estamos conscientes de que nuestra realidad social, cultural y geográfica es muy distinta, a la de ellos, los países que se autodefinen como desarrollados, todos de zonas templadas, altamente industrializados, con suelos emprobrecidos por una agricultura intensiva basada en fertilizantes químicos, bosques desforestados, aguas contaminadas por los residuos industriales, países “Desarrollados” aportantes de más del 60% de los gases que contribuyen al efecto invernadero, responsables del cambio climático que esta a punto de ser irreversible, con ciudades enfermas densamente pobladas, países, que muy a pesar de este cuadro desalentador, nos han querido convencer de que son ricos y de que su ejemplo de Desarrollo es digno de seguir.
Han tratado por años, de imponer, o quizás, debería decirse más sutilmente, inducir y persuadir la copia de su modelo a través de las instituciones internacionales adscritas a la ONU, como la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en Inglés), organismos específicos como el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD, por sus siglas en inglés), organismo regionales como la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe, CEPAL, la organización mundial del comercio, OMC, organismos financieros como el Banco Mundial, o regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento, estos últimos dando asistencia técnica y financiamiento para proyectos de desarrollo, ha sido una verdadera “CAYAPA”.
Estas políticas de desarrollo económico se fundamentan en Teorías mecaniscitas y lineales, como por ejemplo la de Rostow, intitulada “The Stages of Economic Growth: A Non-Communist Manifesto” , que traducimos como “Las Etapas de crecimiento económico: nada que ver con un Manifiesto Comunista”, que indica que es posible identificar a todas las sociedades, en sus dimensiones económicas, a través de un modelo donde éstas encajan en alguna de las cinco etapas, que se preceden mutuamente en forma secuencial, partiendo de la “Sociedad Tradicional”, pasando por una “Sociedad del Pre-despegue”, hacia una “Sociedad de Despegue”, luego a una “Sociedad Camino a la Madurez”, hasta llegar a la etapa que denominan “Sociedad de Alto consumo Masivo”. Por las complicaciones de adaptación de esta teoría en nuestra región y la emergencia de la revolución cubana, entre otras razones, se replanteó una nueva propuesta, la “Teoría de la dependencia”, impulsada por el economista argentino Raul Prebich y la CEPAL, que trato de explicar las relaciones de dependencia entre los países “En desarrollo”. de la región, con los países desarrollados, en un esquema de centro-periferia, donde los países “Desarrollados” del centro condicionan y subordinan el crecimiento de los países “En desarrollo” de la periferia, perpetuando un intercambio desigual, con lo cual el subdesarrollo en la periferia pasa a ser el efecto del Desarrollo de los países del centro.
Como consecuencia de esta nueva interpretación de la realidad, se optó por el modelo de sustitución de importaciones, basado en esquemas de proteccionismo a lo interno y en las ventajas comparativas de los países “En desarrollo”, este modelo funcionó durante la década de los setenta, aun cuando el crecimiento económico fue reflejo del aumento de los precios de nuestras materias primas en el mercado internacional, pero hizo aguas cuando el mercado internacional se contrajo, se aumentaron las tasas de interés y todo ello desembocó en una severa crisis de deuda externa en nuestros países, la crisis de los 80, obligando a cambiar las estrategias de desarrollo por estrategias de supervivencia.
La dependencia de nuestros países esta determinada por el alto nivel de avance tecnológico y científico de la producción de hoy en día, que añade muchísimo valor a los bienes que importamos de los países “Desarrollados”. La valoración en los mercados internacionales de nuestra materia prima, la base de nuestras exportaciones, se encuentra en desventaja, se han transformado en comodities, con lo cual nuestra balanza comercial es siempre desfavorable, es como si aún siguiéramos intercambiando “Nuestro Oro, Plata y Perlas por los espejitos y cuentas de vidro”.
Otra teoría que surge como respuesta al problema de la dependencia es “la teoría de la Desconexión”, del economista egipcio Samir Amin, un visión desde el sur, que plantea una interesante tesis, la necesidad de liberarnos del condicionamiento que los países “Desarrollados” tienen sobre nuetros países “En desarrollo”, como premisa necesaria para comenzar nuestro crecimiento económico. Urge un nuevo orden mundial, un Sistema Mundial diferente, al respecto expresa Samir Amin:
“Los imperativos reales de nuestra época, implican, pues, la reconstrucción del sistema mundial sobre la base del policentrismo. Pero a una concepción limitada a su dimensión política y estratégica (los cinco grandes: Estados Unidos, Europa, URSS, China y Japón) que tiende a reemplazar la bipolaridad militar de las dos superpotencias, es vital, oponer una modalidad que otorgue el lugar verdadero a los países y regiones del Tercer Mundo. Estos países y grandes regiones susceptibles de coordinar sus opciones deben someter sus mutuas relaciones a los diversos imperativos de su desarrollo y no a la inversa, tratando de conformarse ajustándolo a la expansión mundial del capitalismo. Esta es la concepción que yo me hago del concepto de «desconexión», que no tiene que ver, como puede comprobarse, con la de una exclusión impuesta o una retirada autárquica.” (Samir, 1988, pág. 11 )(Subrayado nuestro)Son más de 60 años de buena intención y desinteres, que se traducen en nuestros países, los por ellos llamados, “En desarrollos”, en más retrasos y dependencia tecnológica, con deudas enormes, cuyo pago, tan sólo del servicio, representa, en algunos casos más del 50% del presupuesto nacional, marchas y contramarchas, explotación y exportación al máximo de nuestras riquezas minerales que se venden en un mercado internacional especulador, dolarización de nuestras economías y precarización del trabajo, síntomas estos que parecieran indicar la necesidad de una cambio de rumbo, un viraje de 180°.
Hasta ahora vemos que las teorías de desarrollo que se presentan como alternativas, sólo tratan la vía para alcanzarlo, pero ninguna se cuestiona el modelo, patrón o referente de desarrollo, todas parecieran estar tácitamente de acuerdo en reconocer ese modelo como universal o único. Nosotros nos atrevemos, en el proceso de construcción de una sociedad socialista, inmersos en la dialéctica de nuestra realidad espacio temporal, a cuestionar y proponer el ejercicio crítico de un referente y patrón nuestro, que considere la realidad Geográfica y Cultural de Nuestra América, la que ya era una sola unidad geográfica antes de la invasión y que se reforzó por el proceso de mestizaje e intercambio cultural en la época de la colonia, creando una identidad Nuestra Americana que se manifiesta culturalmente de diversas manera, a pesar de nuestras fronteras geopolíticas.
Por otra parte, cabría, igualmente la pregunta: ¿Qué plantea la Revolución Bolivariana, en el Proyecto Nacional Simón Bolivar, 2007-2013? En este plan se presentan siete ejes, que constituyen las líneas estratégicas que profundizan la transformación política, social y económica de Venezuela. Estos ejes son: Nueva Ética Socialista, La Suprema Felicidad Social, Democracia Protagónica Revolucionaria, Modelo Productivo Socialista, Nueva Geopolítica Nacional, Venezuela: Potencia Energética Mundial y Nueva Geopolítica Internacional. Estos ejes plantean principios, que en nuestra opinión son abstractos, se deben traducir en lo concreto, en lo real, convertirse en hechos, para lo cual deben emerger teorías cuya sustancia sea la realidad, producto de la construcción colectiva, que se nutra de las prácticas y saberes locales y regionales, pues de lo contrario será un discurso que se desvanecerá en el tiempo. Estas líneas plantean vías para llegar a algo, ese algo debe ser el modelo de sociedad que deseamos proyectado en el tiempo, debe ser el sueño compartido que cohesione y que alimente los espíritus que potencian las voluntades. ¿El debate para la construcción de este modelo se esta haciendo?, ¿O cada quien esta asumiendo lo que cree que es el país deseado? ¿Sí existe, se esta difundiendo, debatiendo y compartiendo de forma masiva? Preguntas simples que invitan a la reflexión y a la crítica transformadora.
!El socialismo, o es ciencia o no es!
1 Cambridge: Cambridge University Press, 1960), Chapter 2, "The Five Stages of Growth--A Summary," pp. 4-16, http://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/ipe/rostow.htm
2 “La Desconexión, HACIA UN SISTEMA MUNDIAL POLICÉNTRICO” Samir Amin, IEPALA Editoral, 1988
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