04-11-24.-Es dirigente del Partido Socialismo y Libertad y profesor jubilado de la Escuela de Sociología de la UCV. En otras palabras, Miguel Ángel Hernández piensa como intelectual, como científico social. Sin embargo, admite sin ambages que en Venezuela «cualquier cosa es posible».
Y, de inmediato, aclara la posición de la organización: «Sí creemos que no es posible cambiar las cosas en este país si no hay una movilización masiva del pueblo venezolano; es lo que ha pasado siempre en la historia de la Humanidad».
El gobierno, afirma en conversación con contrapunto.com, «cometió un fraude» el 28 de julio. «Los que vivimos en Venezuela sabemos que de la única manera que el gobierno podía ganar era ejecutando un fraude» porque «no tenía los votos para lograrlo en las urnas de manera legal». Los venezolanos «sabemos que se burló la voluntad popular, y eso generó una movilización espontánea».
El PSL no apoyó al candidato opositor Edmundo González, y tampoco, a la dirigente María Corina Machado, aclara. «Nosotros estamos en las antípodas», pero «creemos que debe respetarse la voluntad popular, por más equivocada que nosotros creamos que pueda estar».
Hernández considera que se debe hablar de polarización en pasado, y que hoy la mayoría está en contra del gobierno. «Hay un rechazo generalizado. No voy a meter las manos al fuego por las actas que presentó la oposición, pero eso puede ser una especie de test para medir el grado de rechazo del gobierno. ¿Cuál fue la verdad? No lo podemos saber. Y no creo que pidiendo actas, o que se abran las cajas para ver los votos, se llegue a una solución, porque tres meses después no hay garantía de nada, no hay seguridad de qué puede haber allí».
A la protesta popular, analiza, le siguió «una represión brutal» que dejó más de 2 mil personas detenidas según cifras oficiales. «La mayoría son muchachos de sectores populares, hijos de trabajadores o trabajadores, estudiantes de Caracas y de otras ciudades». Considera que este es un rasgo distintivo de las manifestaciones contra el gobierno del mandatario Nicolás Maduro, ya que anteriormente las protagonizaron sectores de clase media.
Después de las detenciones iniciales, y del cese de las movilizaciones, ahora regresan las protestas, ilustra. Son las madres de jóvenes detenidos, son trabajadoras y trabajadores que reclaman salarios. El PSL comenzó una campaña por la libertad de los presos por protestar, y está tratando de unir el esfuerzo de otras organizaciones -como el comité por los trabajadores presos y el comité por la libertad de los presos políticos- para emprender acciones unitarias y lograr que los presos sena liberados. «Creemos que solo con la movilización podremos cambiar las cosas en este país».
No comparte lo que dicen dirigentes políticos como Henrique Capriles «que distinguen la protesta política de la protesta social» y las separan «como si fuesen cosas distintas». Para el PSL, la libertad de los jóvenes encarcelados por protestar, la lucha por mejores servicios públicos o la movilización de los campesinos por el derecho a la tierra son acciones políticas. «La lucha social, la lucha que tiene que ver con los problemas económicos cotidianos de la gente, es parte de la lucha política».
Al referirse a si la gente está o no ganada para manifestar, analiza que debe entenderse como un proceso y no como una fotografía. «Madres que fueron chavistas y hoy no lo son están en la defensa de sus hijos, hermanos, familiares; están saliendo, se están atreviendo, cosa que hace dos o tres meses era impensable por la represión».
Salarios y aguinaldos: Las deudas pendientes
Para Hernández es una gran contradicción que el gobierno adelante la Navidad y pague aguinaldos mínimos y fraccionados. Él es ejemplo de ello: «Una miseria pagada en cuatro partes, que el trabajador ni la ve».
El tema salarial tal vez había quedado postergado, plantea, pero ahora «vuelve a ponerse en el tapete, porque la gente vuelve a constatar el salario de hambre que tiene». Recuerda que «el salario está congelado desde hace dos años y ocho meses, y ahora hay un agravamiento de la situación porque lo que venía haciendo el gobierno ya no puede hacerlo: la intervención en el mercado cambiario es insostenible, el dólar va subiendo y se está generando más inflación».
Jubilados y pensionados han salido a expresar su descontento. Dirigentes sindicales, y también de la corriente sindical C-Cura, protestaron en Fedecámaras contra la posible eliminación de las prestaciones. «Fedecámaras es plenamente consciente de que tiene una oportunidad de oro para quitar el carácter retroactivo de las prestaciones» por sus buenas relaciones con el gobierno.
-¿Tienen fuerza para impedirlo?
-Quizá ahora no haya fuerza para muchas cosas, pero se está gestando el movimiento que puede ir generando un proceso de movilización, un movimiento nacional por la libertad de los trabajadores presos, por la libertad de los presos por protestar el 28 de julio, por un salario igual a la canasta básica y contra el intento de Fedecámaras de eliminar el carácter retroactivo de las prestaciones.
La mayor voluntad de hacerse escuchar la ve en las familias de los jóvenes que han sido encarcelados. «Nosotros tenemos un compañero de 24 años, David González, que iba a empezar en Estudios Políticos en la UCV y no pudo comenzar porque está detenido. Como él, muchos jóvenes están detenidos y lo que ven sus padres es que van a pasar la Navidad con sus hijos presos».
Por eso, ante la cercanía de la Navidad, han puesto en la calle la consigna «Navidad sin mi hijo preso».
Conexión rota
-El gobierno está pensando en próximas elecciones. ¿Hay ambiente para un escenario electoral?
-No creo que haya elecciones este año. Ya estamos en noviembre; no creo que haya chance para elecciones ahora. Lo que está planteado es el 10 de enero. Pensamos que pasó algo muy importante, que de alguna manera se derrumbó la base social del chavismo; la estructura que tenía el partido de gobierno en las bases populares se derrumbó.
-Aseguran que la tienen.
-El gobierno no va a decir lo contrario. Va a decir que tiene mucha gente, pero no es verdad. La estructura de control social, esa correa de transmisión entre el gobierno, el partido de gobierno y las comunidades se rompió. El PSUV no fue capaz de garantizar los votos necesarios el 28 de julio, pero tampoco fue capaz de contener la reacción popular.
-¿No ve que el chavismo pueda recomponer sus bases?
-No hay manera de que eso se recomponga. Es un movimiento en decadencia; su ciclo feneció porque no dio respuesta a las grandes expectativas que se generaron hace dos décadas y media. En Venezuela hubo posibilidades de avanzar al socialismo, pero nunca hubo la voluntad de avanzar al socialismo, y eso hay que tenerlo claro. Aquí no fracasó el socialismo, porque nunca lo hubo; lo que fracasó fue la incapacidad de avanzar y tomar medidas concretas concretas para avanzar en la expropiación de los grupos económicos, y que los trabajadores y el pueblo asumieran el control de las principales palancas económicas del país, como la empresa petrolera.