Es todo un gran despropósito. Desde el primer momento los medios de comunicación hablaron de masacres a pacíficos manifestantes por efecto de la aviación de Gaddafi.
Tras varios días sin imágenes de Libia, las primeras imágenes de estos pacíficos manifestantes son lo más parecido a las imágenes de la película “Mad Max”, armados con AK-47 o lanzamisiles. En realidad con sus barbas descuidadas y sus rezos antes de la batalla son un claro ejemplo de islamismo radical.
A pesar de lo que vemos, los gobiernos occidentales siguen apoyando a estos rebeldes con el objetivo de consolidarlos en el poder en toda o en parte de Libia.
Una rebelión no surge espontáneamente, todo parece estar bien planificado con apoyo occidental, pero algo no ha funcionado y es que el gobierno de Gaddafi ha resistido. En realidad el invento se les ha caído.
Y ante ello, de forma urgente, han convocado al Consejo de Seguridad de la ONU. Este organismo, tras la caída de URSS ha dejado de tener el contrapeso a las políticas occidentales de EEUU. Rusia y China solo se han abstenido, probablemente para no enturbiar sus relaciones comerciales con occidente.
En realidad, se trata de conseguir el petróleo de Libia, imponiendo a este país el neocolonialismo que despareció allí hace más de cuarenta años.
África es una tarta a repartir entre Francia, EEUU y China. Ese es el motivo de la gran agresividad francesa dentro de la coalición que ha atacado Libia.
En la aplicación de la resolución 1973 de la ONU han continuado las mentiras, pues dicha resolución solo era para habilitar una zona de exclusión aérea y sin embargo se ha atacado objetivos terrestres militares y civiles.
Respecto al Gobierno de España hay que destacar la nueva transformación del Zapatero pacifista en bélico. La actual guerra es tan injusta y desproporcionada como la que aprobó Aznar en las Azores, dado que los ataques han sobrepasado y tergiversado la Resolución 1973 de la ONU, enviando F18 españoles a Libia de forma urgente y antes de la autorización del Congreso.
Por último denunciar la actitud de los llamados “artistas de la ceja”, que esta vez no se han manifestado públicamente contra la guerra. Seguramente no lo hacen por aquello de que de bien nacidos es ser agradecidos y no quieren ir en contra del gobierno que les sustenta con jugosas subvenciones.
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