(La Voluntad del Pueblo)

¡Chaab yourid!

Del Magreb al Machrek, los pueblos se levantan y se imponen al frente de la escena política internacional. Esta ola contínua de revueltas es tan inesperada que los pueblos de la región parecían haberse atrofiado, después de haber sufrido guerras, la expoliación de sus tierras, de sus identidades, sus lenguas, sus recursos, su historia y haber sido designados en bloque como territorios de las fuerzas del mal.

Con nuevas formas de expresión, utilizando y desviando las herramientas tecnológicas más modernas, el mundo se ha despertado aturdido, extrañado de que después de tanta represión, de dictaduras del poder aliadas a las del mercado, eso que ellos consagraron como la “globalización liberal”, la “estrategia del choque” haya provocado el despertar de los pueblos y no el entumecimiento anticipado.

Habiendo siempre resistido y visto sus luchas descarriladas por los imperialistas y sus servidores en el poder, los pueblos de la región encuentran una renovada juventud, se rebelan en nombre de la dignidad emulando al pueblo palestino, símbolo de todas las resistencias.

El impulso de los levantamientos anticoloniales ha sido desviado por las independencias negociadas, poderes neo-coloniales han sido impuestos. Pero hoy, las luchas independentistas - escamoteadas por la historia oficial – que habían sido conducidas a partir de 1911 por Omar Mokhtar1 en Libia o desde 1921 por Abdelkrim Khatabi en el Rif, las cuales llamaban a los pueblos de la región a levantarse contra los déspotas en el poder, que habían vendido sus países, y a unirse para expulsar el colonialismo, rebrotan del olvido y surgen en la memoria de nuevas generaciones de jóvenes que esperan la honra de escribir una nueva página de la historia.

Hoy día, es como un volcán dormido que se despierta: los pueblos a los que se les han negado su historia, robado sus independencias, arrebatado sus recursos, que los han hundido en guerras, terminaron por levantar la cabeza y rebelarse.

Es interesante subrayar el hecho que “el enemigo” designado después de la caída del muro de Berlín, esos pueblos árabes y musulmanes que habían sido diabolizados para justificar la guerra en Irak y en Afganistán, han barrido las dictaduras que el imperialismo occidental había estado sosteniendo en la región y que han abierto sus economías a las multinacionales y a los mercados financieros, permitido una verdadera recolonización de estos países en el marco de la globalización, autorizado el saqueo de sus recursos, sobretodo los petroleros. Los problemas sociales que han derivado de ello, acrecentamiento de las inequidades, pobreza, desempleo, (con diferencias sensibles dependiendo de los países) no han movido a las dichas democracias occidentales mas que por el hecho de que ellos eventualmente fuesen portadores de presiones migratorias sobre sus fronteras.

Hoy día, sin nombrarlo explícitamente y atacando a sus viejos sirvientes, es el andamiaje de la dominación imperialista en la región el que está siendo desmantelado. Y lo que es notable, es que el movimiento popular ha logrado imponer su legitimidad rechazando la violencia, el caos, el desorden sobre los poderes establecidos. Por esta vez, los camorristas no están entre los manifestantes, sino en el seno de las policías: los desórdenes provienen de los poderes que se están derrocando2. Son los dictadores, aliados de ayer, y sus aparatos represivos quienes son apuntados como fuerzas de saqueo y de caos. Los insurgentes libios gozan ante los gobiernos y los medios, de una legitimidad que no les había sido reconocida a los insurgentes iraquíes que luchaban contra la ocupación militar de su país. Pero tal legitimidad del movimiento popular está al mismo tiempo acompañada de miedo a los “riesgos de contagio”, prueba de que la libertad, la democracia y el poder del pueblo les dan miedo.

Desde Marruecos hasta el Yemen, esta ola se extiende hasta los países del Golfo, como se sabe tanto más ricos, incluyendo a Irak, aun cuando lo que pasa allí esté evidentemente poco mediatizado, por cuanto afecta directamente la política de los países occidentales en la región desde hace ya varias décadas.

Eso nos lleva a Irán. La caída del Shah, pilar del imperialismo, había sido una bofetada para los Estados unidos de Norteamérica. En el día de hoy, Irán sigue siendo una de las cuestiones fundamentales. También se ha hablado muy poco del Líbano. Siguiendo el rastro dejado por la revolución en Túnez, luego en Egipto, “el pueblo quiere la caída del régimen confesional”, gritó el movimiento de los jóvenes en el Líbano durante  una manifestación importante y poco mediatizada pues ya que eso pone en tela de juicio los equilibrios entre las comunidades en que hoy se basa todo el juego político en el Líbano.

Hay cuestiones que por el momento están poco presentes en el seno de los movimientos, pero de los cuales las nuevas democracias en construcción no podrán evadirse; la cuestión de la apropiación de los recursos comunes (tierra, agua, recursos energéticos, etc...) y la cuestión de Palestina.

Pensemos otra vez a la estrategia del “shock”, tan bien descrita por Naomi Klein. Por el momento el “shock” cambió de bando, las dictaduras implosionaron y las masas han recobrado la confianza en sí mismas. Y todo el mundo está bajo el “shock” de las imágenes, tanto así que lo que se desarrolla lucía como imposible. Lo cual no impide a los gobiernos europeos continuar con sus estrategias del miedo, principalmente agitando aun y siempre, sin decencia alguna, el fantasma de la invasión migratoria, venga ella de Túnez, de Libia o de donde sea. Tampoco eso les impide agarrarse a algunas tablas de salvación, como la continuación del total apoyo a la Monarquía marroquí, y por si acaso se revelera algo carcomida, ya piensan también en soluciones de relevo, dentro de la misma institución monárquica. “El rey de los pobres”, tal como ha sido bautizado por los medios franceses se ha aprovechado muy bien de la era de las privatizaciones y de la globalización para acumular una colosal fortuna personal.

Dictadores cleptócratas

Más allá de las diferencias – de nivel de vida, de tradiciones políticas, de historia, de gradaciones de los autoritarismos- los regímes de la región, blanco de las protestas populares, tienen algo en común : son las cleptocracias de las que ha escrito Georges Corm en un reciente artículo3: sin importar que los países sean pobres o ricos, las riquezas han sido acaparadas por los regímenes gobernantes, sus próximos y sus familias, colocadas en paraísos fiscales, y en gran medida derrochadas en detrimento de la construcción de las economías nacionales y, evidentemente, de cualquiera redistribución social, todo ello con el aval de las “Instituciones Multilaterales” del neo-liberalismo mundial que se ha aprovechado para seguir sometimiento esas economías al endeudamiento. Sin duda alguna, como ha sido ya apuntado por militantes tunecinos, la cuestión de la “deuda odiosa” tendrá que estar en el “orden del día” que amanece.

Más allá de las reivindicaciones democráticas, lo que está siendo señalado por el movimiento, es la cuestión de la pobreza, del control de las riquezas y del acceso a los servicios públicos. Se tratar de reponer la riqueza de los países dentro del circuito general de la economía. Este movimiento es movilizado por la angustia por el futuro de una juventud que tiene conciencia de que nada ha sido hecho por la población, por la gente, por el pueblo.

Contrariamente a lo que se afirma aquí y en todas partes por una prensa poco interesada en su independencia, Marruecos no es la excepción: también está afectado por la ola de revuelta que sacude a toda la región. Como en todas partes, son sobretodo los jóvenes quienes se movilizan y han tomado en sus manos los ritmos de la movilización que se riega por toda la geografía del país. El poder trata de vender “la excepción marroquí” que pretende que en Marruecos la juventud es libre de expresarse sin temer las vueltas del torniquete del garrote. En la realidad, la revuelta ya cuenta sus muertos y mientras algunas manifestaciones y asambleas están toleradas, otras han sido fuertemente reprimidas. Sin que los manifestantes puedan prever de antemano cual será la reacción de la policía.  se siente al poder mismo indeciso sobre que tácticas usar, entre confrontación directa y/o “dejar hacer”, entre “Yo os comprendo” y “Yo os agarroto”. ¿Cómo creer en las promesas de apertura democrática para dentro de tres meses, cuando en el presente el diálogo y el debate están cerrados y la expresión popular es salvajemente reprimida?

En Marruecos, el movimiento aun anda en su propia búsqueda. No logra aún movilizar a la población por millones, ni sobrepasar totalmente el miedo. Pero el objetivo visualizado es “el makhzen” y su sistema tentacular: es el gobierno y el parlamento, es Majidi y El Hima, que ocupan, por cuenta de palacio, respectivamente el campo económico y el campo político, es sobretodo la Constitución que le otorga plenos poderes al rey. El gobierno, los partidos, los sindicatos y la sociedad civil han perdido toda legitimidad, las elecciones son una farsa y los índices de participación están en su más bajo nivel histórico. Las estructuras que pudieran servir de tope entre la monarquía y el pueblo han sido prácticamente todas desmanteladas. Y no por nada fue hacia el Palacio real que marcharon las barriadas de Casablanca a principios del mes de marzo para expresar su revuelta y hacer oír sus demandas.

Una enorme ruptura existe entre los intelectuales y otros patrones que se pavonean en los medios de comunicación, y los jóvenes originantes del movimiento, ignorados por los medios oficiales, aunque ampliamente presentes en toda la geografía del país, desde las ciudades más grandes hasta los pequeños villorrios.

Chaab yourid (El Pueblo quiere)   

El movimiento, tanto en los países del Magreb como en los del Machrek, se estructuró como  voluntad popular: “Chaab yourid”, “el pueblo quiere”, es el slogan retomado desde el Golfo al Océano, que resuena y ondea como una bandera en todas las manifestaciones: estamos lejos del discurso blando de la “buena gobernanza”. En los países donde la represión y la cooptación de las élites se ha erigido en sistema de gobierno, el pueblo se impone en el debate y lo lleva a la calle; inventa nuevos lugares para el debate: el de las redes sociales con su horizontalidad y el de el ágora, retomada con fuerza al gusto del día por la plaza Tahrir de El Cairo. Reclama el derecho a la información y el derecho a la palabra, se erige en control popular y crea estructuras de contra-poder. Libros de reclamaciones comienzan a surgir y se forman comités populares para gestionar la marcha del movimiento día a día.

Denunciando la democracia de opereta y de “papel-maché”, ese “Chaab yourid” (el pueblo quiere) interpela a los pueblos del mundo entero que, si no todos ellos conocen la dictadura férrea y salvaje de un Ben-Alí, de un Mubarak o de un Kadhafi - muestra más que suficiente -, todos y todas – sobretodo – sí conocen la dictadura de los mercados los que, por medio de sus instancias propias, que son las Instituciones financieras multilaterales internacionales y la OMC (Organización Mundial del Comercio), por medio de los lobbies o por vía de los acuerdos de asociación económica, han pervertido grandemente las instancias y los órganos de la democracia y desplazado y reemplazado a los centros del poder real. Los pueblos griego, español, islandés, irlandés, la viven en lo más profundo de sus seres. Ante la quiebra de la economía-mundo después de la crisis de las sub-primes, los bancos han sido reflotados y renacieron con beneficios asombrosos mientras que las poblaciones son sometidas a pagar a golpes de políticas de austeridad y de nuevos planes de ajustes estructurales tipo “Consenso de Washington”, cuyos nefastos efectos en los países del Sur nos son harto conocidos.

Hoy por hoy los dictadores se están cayendo en serie y no nos cabe duda alguna de que tal corriente de marea se hará sentir aún también en otras latitudes. En cambio, la dictadura de los mercados sigue aún saludable y sólidamente establecida. Y... el movimiento popular carece de programa político... Es sin duda positivo, las soluciones no llegan hechas a medida. Pero si aun no llega a trazar perspectivas, son las bolsas de valores las que están en riesgo de desequilibrar el tinglado.

No nos engañemos, si el imperialismo abandona a las dictaduras, es para asegurarse la perennidad de sus intereses y el control de los mercados. Si propone préstamos a Marruecos y a Egipto, es porque esos dos países son piezas mayores en el tablero de su estrategia geopolítica en lo que se conoce como el Gran Oriente Medio.

El riesgo es grande de ver amanecer, como en los antiguos países del Este, revoluciones naranja, de terciopelo o, para resumir, revoluciones para permitir el mejor asentamiento de los mercados y no hacer ningún cambio de fondo. Como dicen en Venezuela, “revoluciones gatopardianas”.

Por una mundialización por y para los pueblos

Le DEGAGE! (Vete, apártate) que se convirtió en el principal slogan de todas las manifestaciones en la región muestra bien claro que la voluntad de cambio va acompañada de una voluntad de barrer toda miasma de los regímenes vampiros y corruptos. Va dirigido por el momento, desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Atlántico, a los poderes nacionales y a sus esbirros. Pero ya se le ve rondar en algunos países del África subsahariana y podrían tan posiblemente tornarse mañana contra nuestros falsos amigos de Europa o de América del Norte, especialmente contra aquellos que estén considerando intervenciones militares directas.

Ese DEGAGE hace eco al “Que se vayan todos”, voz de protesta proclamada por el pueblo argentino cuando su crisis financiera. Y, más allá de las solidaridades de no dejarán de manifestarse en el seno de este movimiento popular que irriga (también con su sangre) toda nuestra región, quien sabe si no será en América del Sur que los pueblos expoliados del Magreb al Machrek, del África, puede que mañana, van a reencontrar ecos y fuentes de inspiración para concretizar su sed de alternativas para otro mundo, social, ecológico, solidario, complementario, inscrito en constituciones realmente democráticas y populares, para re-nacionalizar sus recursos y apropiarse de los bienes comunes... Para devenir por fin los actores protagónicos de sus respectivas historias.

1] Omar Mokhtar (1862-1931) Desde la colonización de Libia por Italia en 1912, federa las tribus y lleva a cabo una guerra de guerrillas, en las grutas, en los bosques y en los valles de Djebal Akhbar. Cae en una emboscada y es juzgado y condenado a muerte el 16 de septiembre 1931. 

[2] Ha habido algunas excepciones particularmente en Marruecos, donde algunas manifestaciones han estado seguidas de ciertas escenas saqueo, bajo la mirada benévola de la policía, ta como lo han mostrado algunas películas de aficionados, lo que no ha impedido a la “Justicia” de sentenciar penas increíblemente duras (hasta 10 años de prisión firme en Tánger) contra los camorristas.

[3] Leer a ese respecto:  Georges Corm, « Quand la « rue arabe » sert de modéle au Nord », Le Monde, 12 février 2011, p. 20

Traducción solidaria por Paulino Núñez de CADTM Venezuela.



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