En días pasados expresaba mi opinión sobre el caso del hermano país de Libia a través de un escrito en este respetado medio, http://www.aporrea.org/internacionales/a119018.html , donde me hacía una pregunta pertinente: ¿cómo actuar ante un ataque armado? Los que se abrogan la propiedad del planeta tomaron la “sabia” decisión de intervenir en un conflicto interno para favorecer a una de las partes. Ciertamente el Coronel Gaddafi ha utilizado sus fuerzas armadas para reducir un intento por derrocarlo; pero cierto es también que quienes pretenden derrocarle no lo intentan con flores precisamente. Diligentemente Naciones Unidas emitió una resolución, a través de su Consejo de Seguridad, para utilizar la fuerza militar, siendo una instancia que tiene como objetivo fundamental procurar la paz entre los países del orbe.
Pareciera que EEUU y la Unión Europea pretendieran mitigar sus crisis económicas y/o minusvalías políticas internas a través del arrebato al petróleo libio y erigirse así como los paladines de la justicia. ¿Quién los nombró los gendarmes del planeta? La invasión, maquillada de virtuosismo legal, al hermano país ya ha comenzado producto del consenso entre la coalición de la muerte la cual se ha encargado de sembrar miseria y terror a nombre de la fulana trillada libertad. La Federación Rusa y la República China dicen oponerse y condenan los ataques hacía la soberanía del país árabe, pero me pregunto: ¿Por qué siendo miembros permanentes del Consejo de Seguridad no hicieron uso de su derecho a veto con lo cual la resolución indefectiblemente hubiese quedado sin efecto?
Los líderes del mundo califican a Gaddafi como un tirano o dictador; cuestión que no ocurría hace 1 año cuando éstos mismos le recibían con honores de Estado dándole reconocimiento internacional. Las transnacionales de la información generaron la especie de que el Coronel bombardeaba a su propio pueblo, cuando a la vez el mundo entero fue testigo del alcance del poderoso arsenal con que contaban los rebeldes que pretendieron reventar el orden constitucional por la fuerza y hacerse con el poder. Para estos líderes la situación es propicia para meter sus manos y acariciar las riquezas a las que no tienen acceso porque la Revolución Verde las puso al servicio de su pueblo.
La intervención en Libia es una aberración y debe ser condenada vehementemente por quienes respetamos y defendemos la autodeterminación de los pueblos… por quienes defendemos el derecho que tienen los pueblos a transitar el camino que consideren para colorear su propio destino.
La voracidad de quienes se autoproclaman dueños del planeta es inocultable pues ya no tienen siquiera recato o disimulo para invadir y tomar lo que ni por historia ni por derecho les corresponde.
Por lo menos podemos dormir tranquilos con respecto a las vidas de los civiles inocentes pues las bombas inteligentes harán su trabajo y preguntarán, antes de estallar, la vinculación política del objetivo. Seguro estoy que los 'daños colaterales' en esta ocasión serán igual a cero y no veremos niños mutilados o mujeres incendiadas. El dolor por la pérdida de un ser querido será 'una cuestión superada y obsoleta'.
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