Lo que más detestó Jesús en su vida pública fue la hipocresía y esta tiene en la incoherencia la expresión más evidente. Incoherencia es aquella actitud que en una persona no coincide entre su discurso y la vida. Jesús nos lo recuerda de muchos modos en el evangelio y a los incoherentes los llama hipócritas. En una oportunidad le decía a las multitudes excluidas que lo seguían, poniéndolos alerta frente a los sumos sacerdotes, fariseos y maestros de la ley: “hagan y cumplan lo que ellos digan, pero no los imiten; porque dicen y no hacen” (Mt. 23, 3), es decir eran incoherentes. Y de muchas otras maneras Jesús fustiga a los hipócritas por sus palabras vacías sin testimonio.
Pero es que los hipócritas no son solo hipócritas, son también traicioneros, son Judas que dan un beso pero llevan las armas en la retaguardia, dan besos fríos con olor a sepulcro. Detrás de cada discurso acompañado de antitestimonio, se esconde una traición, una incoherencia, una mentira, un hipócrita.
Eso lo presenciábamos en estos días, despavoridos e indignados como cristianos. ¿Qué hace Obama visitando la tumba de un mártir en cuya muerte es cómplice de primer orden su país? Es que acaso el Presidente Funes ¿ha perdido el más mínimo pudor que le quedaba al plegarse de manera tan avergonzante al mandatario imperial, traicionando así el sentir del pueblo que lo eligió? Eso también es traición e incoherencia, es una mentira que el propio Mauricio Funes trata de edulcorar ante el mundo diciendo que "No cabe duda que la visita es un reconocimiento de parte del presidente Obama al liderazgo que siempre ha tenido y seguirá teniendo monseñor Oscar Arnulfo Romero en nuestro país como líder espiritual de la nación" y le ofreció una réplica de un mural de Romero que se encuentra en el aeropuerto de San Salvador. ¿Qué hará Obama con semejante presente? ¿le dirá algo una imagen de Romero a quien incluso ha sido mas guerrerista que el propio Bush?
Quién podía imaginarlo que a dos días del 31 aniversario de la muerte del profeta, el imperio que lo asesinó se presentara delante de su tumba, no precisamente para pedir perdón, sino para manifestar ante el mundo su prepotencia y su hipocresía ofendiendo así la memoria de Romero que es la memoria viva de todo el pueblo salvadoreño. La presencia de Obama ante la tumba de Monseñor Romero es la presencia del anti-reino, en otras palabras lo más antagónico de todo aquello que predicó, vivió y por lo que murió Monseñor Romero.
Encendió una vela
Es la farsa que el mundo entero se niega a creer. Comencemos por aclarar que la luz es símbolo de la vida. Una vela encendida nos recuerda la luz pascual de Cristo Resucitado después de la muerte y de la tortura por parte de los poderosos de su tiempo, una luz resucitadora fue Romero en medio de un pueblo que estaba siendo masacrado y hoy, Mauricio Funes y el obispo también cómplice de San Salvador se coquetean a costa de la memoria de Romero para que Obama encienda una luz.
Presidente Obama tú en vez de encender una luz la has apagado millones de veces con cada bomba que has ordenado lanzar a los humildes pueblos del medio oriente, hoy es Libia la última de la lista. Tú terminaste con la credibilidad del Premio Nobel de la Paz por tu incoherencia, esa es otra luz que tu apagaste, desde aquel momento ya no creeremos más en esa pantomima mediática llamada Premio Nobel. Eres el hombre más incoherente del planeta. Tu apagaste la luz que significó tu triunfo para millones de inmigrantes latinos y afrodescendientes en Estados Unidos ¿qué sentido tiene que hoy enciendas una vela al pie de la tumba de uno de los apóstoles más emblemáticos de la lucha por la vida de los pobres en el continente de la esperanza?
Yo si creo que el pueblo salvadoreño sigue teniendo la vocación profética heredada de Romero y seguirá levantando la voz para denunciarte Obama por esta nueva agresión tuya a la fe salvadora y salvadoreña. Presidente Funes y Arzobispo José Luís Escobar Alas, era la gran oportunidad para que el primero como político demostrara su apego a las promesas de campaña en las que el pueblo creyó y el segundo como pastor, para que te manifestaras profeta defendiendo la dignidad y la memoria de tu antecesor. Sin embargo Monseñor Escobar, creo que no mediste el alcance antitestimonial y por tanto antievangélico que tendría tu presencia, colocándose como testigo del gesto más hipócrita que en estos días nos han mostrado los medios: Obama encendiendo una vela y haciendo un momento de silencio mientras crujen sus cañones y llueven sus misiles sobre el pueblo inocente de Libia
Levántate San Romero de América y has el milagro, porque milagro tuyo sería si este asesino del mundo en ese instante de silencio ante tu tumba tomara la decisión de parar ya la invasión a Libia, Afganistán, Irak o el apoyo a Israel para que siga su genocidio hacia centenares de inocentes palestinos.
Si Monseñor, conocemos de tu amor por la Iglesia, por el pueblo pobre que es la Iglesia, no dudo que hoy sentirás la misma indignación profética que sentiste en tu vida pública y te unirás al grito de las multitudes que impotentes miraron a quien te sucedió en la cátedra arquidiocesana y al presidente que con tantos sueños eligió tu pueblo, congraciándose con el “premio nobel de la anti-paz” y el propulsor de los procesos de muerte y de miedo para esta humanidad que sueña y sigue apostando porque otro mundo sea posible.
Domesticar a Romero
En los últimos años y sobre todo a raíz del 30 aniversario de Monseñor Romero, he percibido una corriente dentro de la Iglesia para quienes su figura profética resultaba incómoda, que ahora andan disertando del modo más entusiasta sobre él. ¿Qué ha pasado? Lo que creo es que hay un interés casi deliberado de domesticar la figura de Romero, ya que no pudieron borrar su memoria, la cual cada año sigue más viva que nunca. Son romeristas pero creen en el Romero antes de su conversión cuando no causaba escozor en nadie.
He escuchado disertaciones sobre él muy piadosas, cargadas de una espiritualidad desencarnada, en las que el nivel de compromiso y lo penetrante de su palabra profética no aparecen. Solamente hablan del Romero Obispo, muy apegado a la institución y moderado.
Claro esa es la única figura que a los sectores conservadores de la Iglesia les conviene, es más, es la única imagen de Romero que no les avergüenza.
(*)Sacerdote
numamolinasj@gmail.com