Las últimas semanas en Túnez, las transcurridas desde la ocupación de la Qasbah y que concluyó con la dimisión en bloque del segundo Gobierno provisional, se han convertido en un impasse. Todos los partidos tienen en mente el 24 de julio, fecha en la que se elegirá la Asamblea que elabore una nueva Constitución.
De cara a estos comicios, los partidos de izquierdas se han unido en torno al Frente 14 de Enero, un bloque que recuerda la fecha en la que Túnez se libró del dictador, Zine al-Abidine ben Ali. El frente está compuesto por una heterogénea amalgama en la que se mezclan todos y cada uno de los istmos que forman la izquierda junto a los nacionalistas árabes. Entre ellos, destaca el Partido Comunista Obrero de Túnez (PCOT), que cuenta con una tradición de oposición al régimen que le convierte, junto a los islamistas, en uno de los principales actores de la nueva era. La caída de Ben Ali ha permitido a la formación comunista recuperar la legalidad y centrarse en impulsar medidas sociales que rompan con los modelos heredados de la dictadura.
Han pasado más de tres meses desde que se marchó Ben Ali y da la sensación de que las movilizaciones en Túnez se han estancado. ¿Era suficiente con tumbar al dictador?
La revolución no ha terminado. El pueblo tunecino se ha desembarazado de Ben Ali, pero no de la dictadura, ni de sus instituciones, sus aparatos, su Administración o sus símbolos.
Dentro de una revolución la pregunta esencial es la del poder. ¿Para qué hacemos la revolución? Para cambiar el poder. Por el momento, el poder todavía no está en manos del pueblo tunecino, sino en las de los reaccionarios, a pesar de que los nombres hayan cambiado.
A mediados de febrero, se ocupó por segunda vez la Qasbah de la capital y los tunecinos forzaron la dimisión del Gobierno transitorio, pero el nuevo Ejecutivo se comprometió a celebrar elecciones para una Asamblea Constituyente. ¿Cree que el Gobierno liderado por Beyi Caid Sebsi satisface las exigencias de la sociedad tunecina?
El actual Gobierno está tratando de resistir al cambio. Toma medidas contrarrevolucionarias, como el nombramiento del presidente, de los miembros de la seguridad o de los medios de comunicación. Y esto viene acompañado de políticas que buscan aterrorizar a la población. Se están registrando actos de sabotaje que tratan de extender el miedo. Sin ir más lejos, nosotros mismos hemos sufrido campañas en las que se nos ha acusado de haber llevado a cabo los ataques, de dar dinero a la gente para perturbar el orden público. ¡Todo el mundo sabe que eso es lo está haciendo la Policía Política!
Esta estrategia de la reacción busca abortar la revolución y preparar las elecciones de la Asamblea Constituyente lo antes posible para reproducir el antiguo régimen. No con la misma fisionomía, sino reformado en algunos planos. Ésta es la estrategia del Gobierno, apoyada por EEUU y Europa, que trata de reducir esta revolución a un proceso de reformas políticas del antiguo régimen sin cambiar realmente la base sobre la que se apoyaba la dictadura. Quieren reducir la revolución a una simple liberalización de la dictadura.
En los últimos tiempos, personajes como la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, o el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, han visitado Túnez para tratar de imponer una transición controlada. ¿Tienen constancia de más movimientos de esta naturaleza?
Los europeos aportan dinero y los americanos dicen, directamente, que van a apoyar a este Gobierno. A través de sus declaraciones públicas están demostrando su posición.
Frente a los intentos de las antiguas estructuras del régimen de liberalizar su sistema en una transición controlada, ustedes participan en el Consejo Nacional para la Protección de la Revolución, que todavía no ha sido reconocido por las instituciones gubernamentales.
Nosotros apostamos por profundizar en el proceso revolucionario para realizar una ruptura verdadera con el antiguo régimen. El pueblo ha hecho esta revolución para lograr la libertad, la soberanía sobre el Estado. Necesitamos nuevas estructuras de poder político que permitan que el pueblo gobierne el país y que acceda a las fuentes de riqueza. No podemos hablar de democracia si los medios de producción siguen en las manos de la reacción.
Además, son necesarios cambios en la Administración y en la Justicia. La disolución de la Policía Política debe realizarse correctamente. Si no, ¿cómo vamos a tener verdaderas elecciones democráticas? Tendremos en el poder a los reaccionarios que utilizarán las consignas de la revolución en la Asamblea Constituyente.
Hasta el momento, la estrategia de movilización ha resultado efectiva. ¿Plantean mantener la protesta en la calle o van a esperar al resultado de las elecciones del 24 de julio?
Nuestra estrategia es profundizar en el proceso revolucionario y mantener la movilización en la calle. Hay que recordar que, a día de hoy, no existe ningún margen de control sobre el Gobierno ni sobre el presidente. Por eso, han rechazado el Consejo Nacional para la Protección de la Revolución como medio para dirigir esta etapa. Porque quiere dirigirla según los intereses políticos, económicos y sociales de los reaccionarios y de las agencias extranjeras que trabajan en Túnez. Por eso, para nosotros, es necesario mantener la movilización. Si es necesaria una tercera, una cuarta o una quinta Qasbah, lo haremos.
Además, está la fecha de las elecciones, que no ha terminado de gustar a todos.
Dentro del Frente 14 de Enero, trabajamos también para atrasar la fecha de las elecciones. Debemos retrasarla un poco, ocho o nueve meses, tampoco demasiado, porque enfriaría las movilizaciones. Debemos dar tiempo a los partidos políticos para prepararse. Existen formaciones que todavía no han sido registradas. ¿Cómo van a tener tiempo para el 24 de julio?
Además, la población tunecina también necesita una preparación. Si la Asamblea va a discutir una nueva Constitución hace falta que la gente discuta sus contenidos. Finalmente, hay que preparar un clima verdaderamente libre y democrático para estas elecciones. En este tema me refiero a la prensa. Hay que cambiar a los responsables de los medios, depurar la Administración y la Justicia. Y disolver realmente la Policía Política.
¿Usted también tiene dudas?
La Policía Política sigue ahí. No son 200 agentes, como dice el ministro. Esos sólo pueden estar en la avenida Bourguiba (principal calle de la capital). Pueden ser miles. También hay que hablar de las condiciones electorales. Porque si no estaremos inundados de dinero extranjero, puede ser que de los países del Golfo, o de EEUU, que tratarán de favorecer una estrategia que busque reducir la revolución a una liberalización.
Ha hecho referencia al rechazo por parte de las instituciones a reconocer al Consejo Nacional para la Protección de la Revolución. Sin embargo, el Gobierno transitorio sí que ha creado una institución, el Consejo Revolucionario, que parece que nace con el objetivo de frenar a este frente que une a toda la oposición. ¿Ustedes van a participar en este Consejo?
No. Está claro que el Gobierno quiere hacer caer al Consejo Nacional para la Protección de la Revolución. Por eso han nombrado a los consejeros de la otra institución sin consultar a nadie y tomando en cuenta a partidos que no participaron en la revolución.
Sin embargo, no todos los partidos del Frente 14 de Enero comparten esta visión. De hecho, dos formaciones sí que han participado en esta institución y se han enfrentado a sus compañeros de filas. ¿En qué situación se encuentra el Frente 14 de Enero? ¿Llegarán juntos a las elecciones de junio?
Si, seguro que llegaremos juntos. Vamos a mantener el Frente y reforzarlo. No podemos llegar a las elecciones cada uno por su cuenta. Es necesario un frente amplio, así que trataremos de llegar a más grupos. Nuestra principal estrategia va a ser la de profundizar en la revolución a través de las movilizaciones.
Si no lo logramos, nos centraremos en las elecciones de la Asamblea Constituyente y las transformaremos en un momento revolucionario importante. Lucharemos para que la nueva Constitución que sea efectivamente democrática y popular.
¿Cuál es el papel real de la izquierda en todo este proceso? Hay encuestas que aseguran que podrían obtener una mayoría relativa en la Asamblea Constituyente con un 30% de los votos.
Sí, es cierto. Túnez no es Argelia, Marruecos o Egipto. El movimiento islamista aquí no tiene apenas fuerza. Aquí la izquierda tiene una historia. El movimiento nacional es un movimiento laico, no es religioso ni sectario. La izquierda, el PCOT, ha simbolizado la resistencia contra la dictadura. Tiene una importancia en diferentes sectores y queremos avanzar unidos hacia las elecciones constituyentes.
Nuestro partido hará cualquier esfuerzo para llegar unidos a las elecciones.
La situación de Libia se ha transformado en una guerra civil, pero el proceso no ha terminado. Al contrario de lo ocurrido con la revolución en Egipto, que dio energías a los tunecinos, no sabemos qué va a ocurrir en Libia. Nosotros estamos con las aspiraciones del pueblo libio por una vida en libertad y democracia. A pesar de todo, estamos en contra de toda intervención extranjera. El triunfo de la revolución en Libia podría beneficiar también a la rebelión tunecina, ya que se establecerían regímenes democráticos en toda la zona. Los dos países serán mejores. En este país juegan algunos factores sociales, como las tribus, que no afectan a Túnez. También está la burocracia que se ha aprovechado del régimen de Gadafi y que defiende sus intereses. A esto se une el despotismo de un sistema que ha realizado masacres para conservar el poder.
Los analistas coinciden en señalar que la revolución tunecina ha abierto una nueva etapa en el mundo árabe. ¿Llegará a convertirse en otro polo antiimperialista como América Latina?
Estamos muy interesados en procesos antiimperialistas en América Latina. Esto representa una fuerza muy importante dentro del contexto internacional y ha inspirado a otros pueblos.
Es cierto que la posición de [el presidente venezolano, Hugo] Chávez no ha sido la correcta, ya que no ha respetado las legítimas aspiraciones del pueblo libio, pero esto es un error político, porque perjudica la imagen del presidente venezolano en el mundo árabe. No se comprende cómo un presidente elegido democráticamente puede apoyar a un déspota. Como Frente 14 de Enero, estamos directamente interesados en mantener relaciones con América Latina. Tenemos una posición estratégica y ellos también, por lo que sería interesante hablar de una alianza antiimperialista entre el mundo árabe y América Latina. Esto permitiría desarrollar los procesos revolucionarios en todo el mundo, incluso en Europa. Al otro lado del Mediterráneo se ha generado un fuerte interés hacia nuestra revolución.
Los estados español y francés están aquí, hay muchas sociedades extranjeras, así que necesitamos tener también relación con los movimientos revolucionarios en Europa, que pueden aprovechar también nuestra experiencia. Estamos en un momento de eclosión de un movimiento revolucionario: no sólo en el mundo árabe, sino también en Europa.