Recientemente
se produjo en el aeropuerto de Maiquetía la detención por parte
del Gobierno Bolivariano de Venezuela de un ciudadano colombiano que
además había adquirido en el año 2000 la nacionalidad sueca:
Joaquín Pérez Becerra. Lo que he leído sobre este escritor y periodista
es que fue activista político en Colombia donde resultó electo concejal
por la Unión Patriótica y el Partido Comunista; por su oposición
al régimen fue perseguido junto a su familia por el Estado colombiano
como un criminal, antes de ser recibido como refugiado político en
el país europeo en 1994.
Las reacciones
en contra de tan descarada violación al derecho internacional y a los
derechos humanos, incluida la del gobierno de Suecia, fueron contundentes
e inmediatas. Todas las organizaciones progresistas y movimientos de
izquierda alzaron su voz ante tan repudiable acontecimiento; acá el
primero en pronunciarse fue el Partido Comunista de Venezuela a través
de su presidente, Jerónimo Carrera.
La experimentada
y destacada periodista Irma Barreto (a quien tuve el honor de conocer
hace algunos años en Biscucuy con motivo de un reencuentro
de exguerrilleros y militantes revolucionarios organizado por
mi hermano Mijail) señaló en un artículo publicado en el semanario
La Razón, lo siguiente: “… En el vuelo que le conduciría a Caracas,
Pérez Becerra quizás proyectaba hacer un recorrido por esa Venezuela…
las siniestras garras policiales le hicieron aterrizar de su fantasía.
No se trataba de los esbirros que exterminaron a la Unión
Patriótica en Colombia, sino de agentes menos agresivos –representantes
del socialismo del siglo XXI-, dispuestos esos sí a colocarle con prontitud
las esposas, como a un peligroso delincuente”.
En lo que a
mi respecta, no dudé en calificar esa decisión como un grave
error por parte de nuestro Presidente. Primero por las violaciones que
implicó el apresurado y misterioso procedimiento. Y segundo por cuanto
pareciera que nuestro Comandante ahora da más créditos a quien hace
algunos años violó la soberanía de nuestra hermana patria ecuatoriana
para cometer un cobarde asesinato, que a quienes aún seguimos creyendo
en la legitimidad de la lucha insurgente (con los errores que hayan
podido cometer) contra el terrorismo de Estado, llámese colombiano
o israelí.
En mi opinión
el señor Juan Manuel Santos es uno de los presidentes mas belicistas
y falsos con los que cuenta el mundo en la actualidad y, porque
aún creo en nuestro proyecto bolivariano y en el liderazgo de Chávez,
me preocupa altamente que este se haya comido ese cuento del
demonio, perdón, del Santos, de que ahora el veguero de Sabaneta, el
mismo que despertó la conciencia del pueblo venezolano, es “su nuevo
mejor amigo”.
Comandante,
díganos que es mentira lo que recientemente declaró su “antiguo”
enemigo: “ahora Chávez nos entrega todos los peses gordos que le
pidamos”. Porque si eso es verdad, ahora si no sé quien salta
la talanquera: Si usted entregando a Santos todo lo que le pida;
Si la dirigencia del PPT en Portuguesa buscando alianzas
con la Mesa de la Unidad, o el escritor y poeta Earle Herrera
cerrando su Kiosco Veraz hastiado de la mala conducción de VTV.
Aunque lo más probable es que termine siendo yo, por haber escrito
este articulo.