Sin pretensiones pesimistas el panorama geopolítico
mundial para este año luce sumamente sombrío, al menos eso expresan las notas
informativas al cierre del 2011. La confluencia de diversas crisis del mundo
occidental se presenta con su mayor rigor en los actuales momentos, es, al
decir de algunos analistas, la Tormenta Perfecta. Tenemos por ejemplo,
la
crisis energética, evidenciada en décadas pasadas por ese eminente
geofísico King Hubbert, quien pronostico que a partir de 1970 EEUU iniciaría
un declive en la producción petrolera y el mundo, lo tendría a partir del año
2000, debido al agotamiento de las reservas globales de este recurso no
renovable. En otro escenario, se nos presenta la grave
crisis financiera mundial
que amenaza la estabilidad de Estados Unidos y sus aliados Europeos, quienes se
debaten entre levantamientos populares y quiebres de sus principales centros
financieros, poniéndolos, en algunos países, por ahora, al borde de una guerra
civil. También, no menos importante esta
la crisis política de todo el
establecimiento occidental que perdió toda credibilidad ante los grandes
conglomerados humanos que hoy deambulan por las ciudades estadounidenses y
europeas sin empleo, sin vivienda y sin alimentación, desencantados del
fracasado modelo neoliberal que les fue vendido como expresión milagrosa de esa
fantasía ya casi extinta denominado El Estado de Bienestar Social.
Todo esto explica el proceso de expansión mundial
impulsado por occidente a sangre y fuego, desde la invasión a Irak, a
Afganistán, a Libia, y ahora a Siria e Irán, lo que supone la inminente
posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, debido a la resistencia de los otros
bloques de poder mundial, como Rusia y sus aliados, China y sus aliados,
quienes se han parado dispuestos a frenar, mediante sus potencialidades
bélicas, incluyendo la nuclear, las pretensiones de sometimiento global al
Imperialismo Capitalista Occidental. En ese escenario se encuentra Venezuela,
como el oscuro objeto del deseo, primera reserva mundial de petróleo y centro
político de unificación suramericana, lo que nos obliga a fortalecer nuestros
centros de Análisis y Elaboración de estrategias geopolíticas Permanentes como
el Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional (IAEDEN), como la Comisión
de Defensa de la Asamblea Nacional y sus
similares en la cancillería, quienes deben fortalecer en lo inmediato el
desarrollo de nuestra Doctrina de Defensa y Soberanía Integral, llevándola
desde lo académico hasta la cotidianidad de los habitantes de nuestra nación.
Henry Navas Nieves
Lic. en Historia
12 – 01 - 12