Volkswagen o la voracidad sin límites

Para seguir existiendo, el capitalismo necesita siempre, siempre, seguir aumentando sus beneficios y sobreexplotación a la clase trabajadora y a la sociedad en su conjunto. Cuando decimos que hay que acabar con el capitalismo, que hay que modificar el actual modelo productivo, vamos a la raíz de los problemas y porque además es la manera de resolver las graves contradicciones entre la sociedad y la naturaleza y la voracidad salvaje por el beneficio privado de los capitalistas.

Desde hace años la multinacional Volkswagen venía modificando el software de sus motores para que al controlarlos dieran un porcentaje de emisiones contaminantes inferior al legal. Era una trampa, un engaño al consumidor y a la sociedad.

El gobierno alemán lo sabía y también la Unión Europea. Callaron hasta que ha saltado el escándalo. No se detienen para humillar al pueblo griego o para medio lavarse las manos ante la crisis de los refugiados sirios, pero cuando se trata de una multinacional mejor mirar para otro lado o directamente salvarla, como se ha hecho con los bancos.

No es un caso único. Otras compañías automovilísticas pueden estar afectadas. Ahora aparece la información de que los grandes fabricantes de televisores también han modificado sus aparatos para que los controles indiquen un consumo de energía inferior al real. O la obsolescencia programada, mediante la cual los fabricantes planifican la vida útil de los productos sin que el consumidor sea informado.

Y antes los bancos británicos y alemanes fueron condenados porque conspiraron para modificar las tasas de interés de préstamos a particulares. Y algunos bancos españoles querían cobrar comisiones dobles por sacar dinero de los cajeros. Y no hace muchas semanas que se pilló in fraganti a las concesionarias de coches por pactar precios.

La voracidad del capital no tiene límites. Ahora pretenden establecer lo que se llama TTIP (Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión), que negocian en secreto y por el cual las grandes empresas tendrían poder por encima de los gobiernos, rebajando los niveles de protección social y medioambiental.

Nos dijeron que no había alternativa pero la realidad no ha hecho más que empeorar. Nos hicieron creer que había que pasar por la austeridad para salir de la crisis y lo que tenemos es miseria y un aumento brutal de la desigualdad.

La cuestión es cómo nos enfrentamos a esta situación, cómo reunimos las fuerzas necesarias para cambiar las cosas. Sólo conocemos un camino: luchar, unir las fuerzas, todas ellas, sindicales, asociativas y políticas, para plantar cara, para ir construyendo otra sociedad que responda a las necesidades de la mayoría.



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La Aurora

Revista digital de la organización política de izquierda marxista, La Aurora, editada en Cataluña


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