Un periodista norteamericano de investigación advertía días antes que las elecciones mexicanas tuvieran lugar que oscuras fuerzas antidemocráticas estaban preparando el fraude, tanto desde el interior de México como desde el exterior. Palast fue el primero en denunciar y descubrir el fraude de George W. Bush en el año 2000 en Florida
Hay operativos de George W. Bush para manejar las elecciones inminentes. No me refiero a la votación en Estados Unidos de noviembre de 2006. Hablo de la elección presidencial mexicana que tendrá lugar el domingo próximo 2 de julio [el autor escribió este artículo días antes que las elecciones mexicanas tuvieran lugar].
Todo comenzó con el documento del FBI titulado «Contraterrorismo», «Documentos de la inteligencia exterior» y «Secreto», fecha: 17/9/2001, seis días después del ataque a las torres del World Trade Center. Es bueno saber que los agentes federales dieron directamente a la bola, si bien un poco tarde.
Pero ¿qué tiene que ver esto con la manipulación del proceso electoral mexicano? Deténgase el lector en esta pregunta.
Este documento es considerado un prontuario para utilizar bases de datos sobre extranjeros peligrosos. Buena idea. Sabemos que los 19 aeropiratas llegaron de Arabia Saudita, Pakistán y de los emiratos del golfo Pérsico. Por tanto, usted pensará que la colección de Inteligencia (the «Intelligence Collection») estaría destinada a captar información sobre esas áreas del mundo
No es así. Cuando recibimos el documento, obtuvimos asimismo un apéndice que le acompañaba. Los países considerados como objetivos para efectos de la investigación antiterrorista para nada se hallaban cerca del golfo Pérsico. Los sujetos mencionados se hallaban físicamente en América Latina: Argentina, Venezuela, México y varios más.
¡América Latina! ¡Allí se encontraba una célula terrorista dispuesta a ingresar en Estado Unidos por San Diego! Todos los países en la mira tenían algo en común además de la ausencia de terroristas: cada uno tenía un candidato presidencial inclinado a la izquierda o tenían ya un presidente caracterizado por su concepción izquierdista.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez, la peor pesadilla de la administración Bush, recibía un voto de reelección. En México en tanto, el gobernador de su capital federal Andrés Manuel López Obrador era (y es) cabeza en la justa por la presidencia de la república.
Especialmente provocador es la contraparte a la que este contrato fue otorgado: ChoicePoint Inc. de Alpharetta, Georgia. ChoicePoint es la compañía de bases de datos que se encargó de elaborar la lista, para el gobernador Jeb Bush de Florida, de votantes que habrían de ser borrados del padrón electoral antes de la elección del 2000.
La lista de ChoicePoint (94,000 nombres en total) no contenía a muchos radicales. La mayor parte de los integrantes no eran responsables de mayor delito que el de votar normalmente anulando el voto expresado. El resultado de este fichero costó a Al Gore la presidencia.
Habiendo elegido a nuestro presidente para nosotros, los hombres de nuestro presidente escogieron a ChoicePoint para llevar a cabo esta dulce guerra al terror con el almacenamiento de una base de datos. El uso en Venezuela y México del padrón electoral para combatir al terror, no es una práctica visible, pero el uso de las listas para manipular el proceso electoral es tan evidente como el maquillaje que caracteriza a Katherine Harris.
En Venezuela, antes de las elecciones en agosto de 2004 para elegir o no al presidente Chávez, vi a sus opositores copiando las listas electorales en laptops [computadores portables] invocando el derecho a registrarlos, exactamente de la manera como el equipo de Jeb había hecho en Florida. Esta operación fue parcialmente financiada por el Instituto Internacional Republicano de Washington, brazo ejecutivo del GOP. ¿Dónde obtuvieron la información electoral?
En aquel caso, el acceso al padrón electoral venezolano no sirvió de gran cosa pues Chávez ganó a costa del aplastamiento del pluralismo. Las expectativas para México es ver este domingo [el autor escribió este artículo antes de las votaciones mexicanas del 2 de julio] algo parecido: disminución de los partidarios de López Obrador, dicen las encuestas que la justa será demasiado cerrada.
Esto no significa que los conductores de la política mexicana necesiten lecciones de la administración sobre cómo alterar los resultados electorales. En 1988, el candidato presidencial (Cuauhtémoc Cárdenas) del partido de López Obrador, el PRD, a quien las encuestas mostraban como favorito y revelaban como seguro ganador, de súbito dejó de aparecer como posible ganador.
Cierta cantidad de trucos electorales no han sido particularmente sutiles. En el estado de Guerrero, el PRD encabezaba las preferencias electorales por 359.369 votos. De manera muy extraña la cuenta final oficial fue de 309.202 para el partido gobernante y sólo 182.874 para el PRD. Poner en duda el resultado electoral habría sido peligroso como lo demuestra que dos altos funcionarios del PRD fueron asesinados en plena campaña.
Crucial en la sorpresiva victoria del partido gobernante ha sido la introducción de máquinas electrónicas y la centralización de la base de datos. El observador Andrew Reding, del Consejo de Asuntos Hemisféricos ha informado que operadores del partido gobernante tienen especial acceso a los códigos que son negados a los opositores.
Si las listas de la «guerra norteamericana contra el terrorismo» serán utilizadas el domingo 2 de julio, no podemos saberlo. Pero el uso de recursos del gobierno norteamericano para interferir los procesos electorales al sur de nuestras fronteras es un hecho indiscutible. El GOP del Instituto Internacional Republicano ha llevado a cabo cursos destinados a las juventudes del PAN financiado con fondos públicos a través de la Fundación Nacional por la Democracia (NED).
La interferencia extranjera, es decir, norteamericana, en las campañas electorales extranjeras es un delito. Circunstancia que no detiene al equipo de Bush. En México, el procurador general de justicia detuvo a ladrones de ChoicePoint para evitar la mirada demasiado escrutadora de su propio partido y de su patrón de Washington. Si George Bush obtuvo una copia, nadie lo ha dicho.
Un fraude general es previsible para el domingo 2 de julio [2006 en México] bajo formas sutiles y brutales a la vez. La manera como Estados Unidos elaboró las listas relacionadas con el contraterrorismo es algo que ignoramos. Pero estamos seguros, sin embargo, de que la administración no elaboró estas listas de electores latinoamericanos para lanzar una guerra contra el terror.
Esto más bien parece ser obra de la administración de Bush y de la guerra hemisférica contra la democracia, a lo largo de una línea de batalla que va desde Florida hasta Ohio y Juárez.
30 de junio de 2006. Traducción: Gastón Pardo. Greg Palast es reportero de investigación estadounidense, trabaja para The Guardian de Londres y la BBC (GregPalast.com).