El 20 de Enero de 2017 asumió formalmente la presidencia de EEUU, Donald Trump; en medio de un exacerbado cerco mediático por parte de las grandes corporaciones de comunicación controladas por un sector de la oligarquía estadounidense que ha logrado establecerse durante décadas en los distintos niveles de gobierno. Al Sr Trump le ha costado ser relativamente admitido por la oligarquía en pleno; ya que su linaje no proviene de familias abolengo. Pequeños grupos de personas dejándose llevar por las mentiras mediáticas quisieron encender a los EEUU manipulados por los distintos medios de comunicación; mismos editoriales que adulteraron encuestas para hacer creer que estaba perdiendo el Sr Trump; asimismo, los periodistas y analistas tarifados de cada cadena de televisión hacían su trabajo para ridiculizar el discurso y el ambiente de la transferencia de la presidencia.
Con la llegada del Sr Trump a la presidencia de los EEUU, se asoma la posibilidad de instalarse e imponerse otro sector de la oligarquía que aún no ha podido tener el control de la política y economía de los Estados Unidos. Este sector oligárquico con matices de nacionalismo que tiene intereses económicos con factores políticos de los gobiernos centroizquierdistas de Europa; busca reforzar sus grandes corporaciones con el mundo oriental sin dejar de colocar el Capital sobre el interés ideológico; lo que llevaría a mantener la misma política intervencionista de los EEUU con cualquier Nación en el planeta. El punto es, que con la llegada de Mr Trump, los Estado Unidos no se volverán blancas palomas; sólo habrá un cambio de stablishment por otro que se resistirá morir.
Venezuela no ha dejado de ser el blanco de ataques de las distintas oligarquías nacionales y extranjeras; usando su capacidad de financiamiento para destronar a la Revolución Bolivariana. Dirigentes políticos de la derecha venezolana a través de sus organizaciones han sido utilizadas para conspirar contra el Gobierno Bolivariano. Millones de dólares han recibido la dirigencia opositora de Venezuela por medio de organismos no gubernamentales y gubernamentales para la "defensa de la democracia"; esto con la finalidad de desmontar la Revolución en el menor tiempo posible y con salidas de cualquier tipo. Personas al frente de embajadas y voceros estadounidenses han declarado en ruedas de prensa y entrevistas su desacuerdo con la política venezolana, dejándose ver el afán de ayudar y alentar a la Oposición a cambiar el gobierno.
Ahora bien; hay un nuevo inquilino en la Casa Blanca y éste lleva consigo dos objetivos principales en sus dos primeros años de gobierno: lo primero es, un diagnóstico preciso de la situación política-económica de los EEUU desde adentro para configurar la planificación de su agenda secreta. Y la segunda es, iniciar el establecimiento progresivo del sector oligárquico que representa en todos los niveles de gobierno; siendo éste último lo que causaría a la vez la confrontación de intereses de ambos sectores oligárquicos y que llevaría a costarle el cargo al Sr Trump; incluso, darle de baja. Venezuela debe aprovechar este momento, debido a que los voceros y funcionarios de los gobiernos anteriores que representa a la oligarquía que aún se mantiene en el sistema, se encuentra en una especie de pasivo funcionarial; ya que las ordenes están suspendidas por razones de clarificar la nueva política exterior del recién inquilino de Washington; lo que causaría a su vez, dejar de enviar financiamiento hacia los sectores opositores venezolanos.
Para Venezuela le es importante aprovechar dicha situación de EEUU; ya que le permitiría reorientar sus estrategias para reforzar su política económica y neutralizar al sector de la Oposición conspiradora; motivado a que el reacomodo del Gobierno del Sr Trump le ofrece de manera indirecta tiempo para profundizar la Revolución mientras que los Opositores se encuentra en una especie de huerfanismo desarticulado, esperando ser adoptados por el nuevo sector oligárquico de los EEUU que inicia su establecimiento; un error que cometió la derecha venezolana fue haber permitido abonar relaciones de manera exclusiva con el sector oligárquico que hasta ahora sustenta el Poder; lo que quiere decir que, para el otro sector oligárquico son adversarios por carambola (pero eso puede cambiar). Por otro lado, Venezuela tendrá que entenderse con un sector de este sector que se establece para poder contrarrestar y limitar el avance del enemigo interno y externo de la Revolución; concordia que debe ir más allá de una simple relación diplomática; formando algo como micro ejes de intereses económicos con dicho sector sin caer en el entreguismo. Pero esa tarea no recae sólo en los hombros del Presidente Nicolás Maduro; es trabajo fundamental y necesario de la Cancillería y la Embajada de Venezuela en los EEUU así como para el encargado de negocio de Venezuela para Norteamérica.