En días pasados se han escuchado a opinadores, por aquí y por allá, que relatan la situación de Libia en 2011, como parecida a la de Venezuela en nuestros días. La magnitud hoy se distancia, por el hecho de hablar de una guerra civil que estuvo en plena ebullición en el país africano, que terminó relativamente con la muerte del Muamar el Gadafi.
La geopolítica en Libia, como en Venezuela estuvo movilizada, con organismos internacionales, países involucrados además de importantes Resoluciones, emanadas nada más y menos que de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La Organización del Atlántico Norte (OTAN), la Liga Árabe, cada uno accionando alrededor de un conflicto que inició con lo que se conoció como la Primavera Árabe. Con Túnez y Egipto convulsionadas por protestas populares que reclamaban cambios de gobierno.
En Libia el ambiente no era diferente, la protesta iba contagiándose, en reclamos contra el líder de Libia, Gadafi, que tenía 42 años al mando del país. Un golpe de Estado que derrocó al Rey Idris el 1ero de septiembre de 1969, había sido lo que permitió que Gadafi junto sus seguidores se hicieran del poder en el país petrolero.
Las protestas produjeron fuertes enfrentamientos, con mucha violencia y en donde la oposición a Gadafi denunció represión sanguinaria contra la población. El conflicto así con choques cruentos fue agravándose, y dando paso a la participación de los países del mundo, que observaban lo que ocurría en la nación del norte de África.
La Francia de Nicolás Sarkozy tuvo un factor importante de participación, el antes aliado de Gadafi, y con marcado poder en la OTAN, jugo su aporte para hacer frente al gobierno libio. La conformación del Consejo Nacional de Transición (CNT), actuando como gobierno que ejercería el poder en Libia, al mismo tiempo que el coronel Gadafi, e integrada por opositores al régimen inició su avance ante el espectro mundial, para mostrar la cara de los contrarios al régimen nacional.
La ONU con alcance estratégico, el día 26 de febrero de 2011 emitió la Resolución 1973, donde catalogaba y condenaba los crímenes de lesa humanidad, bajo la egida del gobierno de Gadafi, contra la población de Libia. Actuando así en conjunto con el CNT, la Unión Europea (UE) y la Liga Árabe en condenas a la represión.
Con la Resolución 1973 se abría la puerta a tomar las medidas necesarias, para proteger a los civiles y a las zonas pobladas según la ONU, ese factor fue fundamental y buscaba deponer al líder que gobernó Libia durante 42 años y que fue acusado de crímenes de lesa humanidad. Llama la atención para terminar, las abstenciones de Rusia y China.
Sobre Rusia, mucho se ha dicho pero ha recobrado fuerza la tesis de que este hecho, acrecentó la crispación entre Vladimir Putin y Dmitri Medvédev, primer ministro y presidente de ese país para la época, respectivamente. Por lo favorable del mandatario a la idea de la abstención, contra lo pensado por el hoy presidente de la ex nación de los zares.
Por tanto más que comparar, este trabajo trata de reflejar lo que se desprendió de Libia, para que la sociedad saque sus propias conclusiones y vislumbre su necesidad de seguir estudiando y haciéndose como sociedad humana.
FUerza…