Si Andrés Chadwick mintió con descaro y desparpajo pese a la existencia de vídeos y pruebas contundentes que certificaban la silbatina contra Piñera en el estadio Nacional, ¿se imagina usted cuánto y cómo habrá mentido en otras situaciones en las cuales no hay registros fílmicos?
Mal termina lo que mal empieza. Una máxima que siempre ha sido certera en lo que respecta al acontecer político. No es válido, en estricto apego a lo racional, seguir afirmando que el actual gobernante obtuvo el cargo merced a que el 56% del electorado le entregó su preferencia. Ese es un burdo manejo de las estadísticas, pues en honor a la verdad sólo sufragó el 49% del padrón electoral, cuestión que lleva a asegurar que don Sebastián contó en realidad únicamente con el 27% de las preferencias. Y ello se está notando con mucha fuerza ahora.
La sonora y masiva silbatina -acompañada de abucheos y una que otra palabrota soez- recibida por el presidente Piñera en el estadio Nacional durante el mega concierto del exbeatle Paul McCartney,, fue una muestra indesmentible de lo que se ha venido diciendo desde hace meses: la mayoría ciudadana está abiertamente disconforme con el gobierno actual. Incluso se presume que aquel 27% obtenido por don Sebastián en la elección presidencial, también debe haber mermado. (VER VIDEO)
Sin embargo, en política la tozudez aflora con mayor enjundia cuando se huele el fracaso. Y la mentira también. Se llega incluso al autoengaño, consciente de saber que se está mintiendo a destajo, pero la esperanza del mentiroso es la misma de siempre: que la mala memoria y el nivel de desinformación forzada, sigan haciendo su trabajo en gran parte de la sociedad civil. Lo que importa es el envoltorio, las formas, lo ‘socialmente válido’…. de ello se nutre al pueblo vía televisión conjuntamente con declaraciones oficiales amañadas (esparcidas, obviamente, por esa misma televisión).
"Fue un par de gritos, no tiene ninguna importancia", manifestó el primo hermano del presidente Piñera, el ministro del interior Andrés Chadwick, respecto de la sonora y masiva pifia que el público regaló al primer mandatario no bien McCartney mencionó su presencia en ese coliseo deportivo.
El tuitero Javier Valdivieso (@jlvadivieso96), escribió: "Cuando un gobierno hace oídos sordos frente a sus ciudadanos es porque estamos ante un problema grande. Todo aquel que comenta y estuvo ahí (incluyéndome) dice que el abucheo fue masivo. Si hay registros ¿Por qué mentir? Sólo perjudica aún más las cosas".
Chadwick sigue confiando en que la televisión ayudará al gobierno omitiendo la información verdadera, y su certeza continúa impertérrita sustentada en que la mayoría de la gente sólo se informa vía TV y cree a pie juntillas en las declaraciones oficiales nada más.
Cuando el fracaso muestra su primer rostro, la mentira surge como acción permanente. El envoltorio, las formas, el papel de regalo, las cintas… es lo que parece tener valor para el actual gobierno. El contenido, el paquete, la mercadería, vale cero. Interesa al gobierno que la gente permanezca informándose a través de la televisión y no se le ocurra leer las redes sociales o la prensa independiente. Menos aún que acceda a las informaciones publicadas por medios internacionales. Pero, está ocurriendo…y al gobierno le incomoda y le preocupa. Las redes sociales prontamente difundieron vídeos con la silbatina del estadio, y la TV se vio obligada a hacer de tripas corazón e informar –aunque pálidamente- sobre el hecho.
Entonces, cual alternativa válida, emergió la mentira de labios del mismísimo ministro del interior, dejando en el aire las enormes dudas respecto a cuánto pueden haber mentido las autoridades en otros hechos más graves, como sucedió con la inaceptable ‘Operación Huracán’, y como ocurre a diario con las cifras y estadísticas oficiales explicitadas por los moradores de la Moneda y desde los diferentes ministerios.
Si Andrés Chadwick osó mentir con descaro y desparpajo pese a la existencia de vídeos y pruebas contundentes que certificaban la silbatina, ¿se imagina usted cuánto y cómo habrá mentido en otras situaciones en las cuales no hay registros fílmicos?
El ministro del interior ha demostrado que el gobierno de su primo hermano se sustenta en falacias, arreglines y oscuros manejos, todos ellos cocinados por una prensa canalla que los envuelve en papel de regalo y los ata con una bella cinta. El doble estándar y el doble discurso se hace costumbre en gobiernos como el actual, que declara públicamente lo que la gente quiere oír, pero hace solamente lo que conviene al 5% del electorado y a los intereses económicos de las mega empresas transnacionales.
Por otra parte, la desesperada búsqueda de "estatura de estadista" que realiza Piñera a nivel latinoamericano, aún a sabiendas que su nombre y su persona no congregan apoyos en el subcontinente donde a otros -Bolsonaro y Duque- se les reconoce como líderes de la ultraderecha, le exige convencer a sus electores que la situación interna la tiene bien administrada y controlada. Por ello, y para ello (ya que no la controla ni la administra eficazmente) acepta que la mentira sea el camino político al que su gabinete –y él mismo- deban recurrir.
Lo dijimos; mal termina lo que mal empieza. No era un 56%, sino sólo un 27%. Y bajando.