Estamos ingresando a territorio oscuro

Los poderosos dueños de la férula económica-mediática-administrativa, que llevan décadas adueñada del país, son conscientes que aún –pese a lo mencionado-no logran adueñarse absoluta e incontrarrestablemente del país.

Tal vez por ello su brazo político –la derecha y algunos supuestos ‘progresistas’- , apura el tranco mediático en orden a lograr que se aprueben determinadas leyes que pretenden someter a la gente a la voluntad absoluta –y ’legal’- de los patrones de siempre. Entre esas legislaciones, oculta maliciosamente, se encuentra la intención del totalitarismo que espera poder aplastar el derecho a pensamiento y opinión de la gente, vale decir, "administrar" las redes sociales evitando que chilenos y chilenas interactúen libremente a través de plataformas como twitter, facebook, instagram y otras. Es el lado más perverso de una nueva "ley mordaza".

¿Y por qué ese apuro en ‘administrar legalmente’ las redes sociales? Ello obedece al estudio realizado por la Universidad de Oxford respecto de la prensa chilena, el cual concluye que muy pronto (más pronto de lo esperado por la misma derecha y megaempresariado), el porcentaje de chilenos que podría confiar en las noticias de los medios de comunicación de la llamada "prensa canalla" (TV abierta, COPESA, El Mercurio) bajaría de 53% en 2018 a 30% en 2022. Según ese estudio, el 70% de la población del país ya estaría relacionando a los medios mencionados con la élite, con el poder, y obviamente, con la difusión de noticias falsas.

No constituye novedad saber que existe en Chile una derecha tan extrema que roza gozosamente las fronteras del fascismo y del neonazismo. Siempre ha estado ahí, como el dinosaurio de Monterroso ("Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"), lo que ocurrió es que los medios informativos –pertenecientes a la derecha, como sabemos- nunca se han esmerado en informar aquello que realmente acaecía bajo las narices del electorado.

Las redes sociales sí lo hicieron, aunque su público lector es considerado –por el establishment- más bien reacio al equilibrio armonioso que el sistema neoliberal exige a los ciudadanos de a pie. Hace algún tiempo el informe que usted leerá a continuación circuló urbi et orbi por el ciberespacio, denunciando con nombres y apellidos a organizaciones neonazis y violentistas que permanecían ocultas a la espera del momento coyuntural que les permitiera salir en bandada, como sucede hoy. Este era el informe de marras. .

Lo cierto es que ahora grupos neonazis han salido al descampado con una soltura de cuerpo que llama la atención. Tal vez ello no debería extrañar, pues desde hace algunos meses el país viene escuchando declaraciones henchidas de violencia, de amenazas abiertas contra las minorías, las feministas, los ambientalistas, los mapuche, los progresistas, los izquierdistas, e incluso, contra la Convención Constituyente en un desesperado intento por cerrarle el camino a la nueva Carta Fundamental que será plebiscitada en septiembre próximo. Estos grupos han echado mano a cualquiera que apoye y defienda sus inefables ideas. Es el caso del exalmirante Migel Ángel Vergara quien, en el contexto de la conmemoración del 21 de mayo y en presencia del almirante De la Maza, señaló que los marinos deben estar preparados y dispuestos "al abordaje" ante la "amenaza interna" y debido "al clima de inseguridad que vive Chile y la creciente pérdida de valores patrios". Una alocución que no requiere explicaciones para barruntar a dónde apuntaba el exmarino.

Agreguemos a lo anterior la cáfila de fanáticos religiosos que siguen las huellas de esos extremistas cuyas principales propuestas azotan la dignidad de las mujeres y conculcan los derechos de quienes luchan por la construcción de una sociedad más solidaria e inclusiva. Hace ya varios meses un grupo de seguidores incondicionales de ultranacionalistas José Antonio Kast, recorrieron las calles céntricas de Santiago –portando banderas y lienzos- gritando a los cuatro vientos improperios y amenazas dirigidas a la nación mapuche y a los inmigrantes (específicamente, haitianos y colombianos), en una clara incitación al odio y al racismo.

¿Es necesario otro ejemplo? Un cibernauta que acostumbraba subir comentarios en la página web de CNNChile, Esteban González, refiriéndose a las críticas que otro lector hacía al diputado Kast, escribió: "que le llames a él y a mi nazi es un elogio para el más eficiente y productivo sistema de gobierno que creó el (ser) humano". Huelgan comentarios.

Aquello que escribí en un artículo anterior en 2018 lo sostengo hoy, en 2022: <>.

Sólo la unidad en la defensa de la democracia y en el cumplimiento de la voluntad mayoritaria expresada por el pueblo en los últimos comicios (y en el plebiscito constitucional) podrá llevarnos a buen puerto.

Lo anterior se subraya dado que nuestro país parece haber ingresado a territorio oscuro. Y no es broma ni es poca cosa. Ya había ocurrido en 1973…la diferencia es que hoy –gracias a las redes sociales- el pueblo tiene acceso inmediato a información real…agregando además que ese mismo pueblo ya conoce perfectamente a sus enemigos externos e internos.



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Arturo Alejandro Muñoz


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