Para entender el apoyo irrestricto de los grandes medios trasnacionales de desinformación y los grandes bancos de Wall Street y la City de Londres a la candidatura de Joe Biden y sus campañas de descredito y guerra comunicacional contra Donald Trump hay primero que entender que es la Ley Glass-Steagall y en qué consistía el sistema de regulación de la especulación financiera en los Estados Unidos entre los años 1933 y 1999. En primer lugar, debemos saber que el 16 de junio de 1933, el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt promulgó la llamada Ley Glass-Steagall que es el nombre bajo el que se conoce generalmente a la Banking Act o Ley de Bancos de los Estados Unidos de 1933, cuyo objetivo era el de evitar que se volviera a producir una grave depresión económica debida a una creciente especulación financiera como la que provocó la gran crisis o crack económico del año 1929. La Ley Glass-Steagall entró en vigor, estableciendo la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) e introduciendo diversas reformas bancarias para controlar la especulación, destacando la separación entre la banca de depósito y la banca de especulación basada en las bolsas de valores. Sin embargo, en mayo de 1971 la economía estadounidense se encontraba en un déficit en su balanza comercial debido a que la guerra de Vietnam, tanto en el plano económico como militar, que drenaba las reservas estadounidenses. Para corregir tal déficit y la depreciación real del dólar, el gobierno del entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon, creyó oportuno legislar en favor de la banca especulativa y de esa forma abandonar los Acuerdos de Bretton Woods, convirtiendo al dólar estadounidense en una moneda fíat (una moneda fiduciaria). En resumen, Nixon ordenó el 15 de agosto de 1971 cerrar la ventanilla de cambios de oro por dólares y terminó así con el régimen de libre convertibilidad del dólar y el oro cambiando la historia financiera mundial de ahí en adelante. Esta situación abrió la puerta a que se implementaron un conjunto de medidas económicas y diplomáticas a las que se denominó el "Nixon Shock", que derivaron en crecientes presiones de la banca especulativa estadounidense para que se derogara la Ley Glass-Steagall. Fuertemente asediada por los grandes conglomerados especulativos mundiales y los medios de comerciales de desinformación, desde mediados de los años 70, la Ley Glass-Steagall fue derogada por el gobierno demócrata "progresista" de William "Bill" Clinton el 12 de noviembre de 1999 y reemplazada por la Financial Services Modernization Act, más conocida como Ley Gramm-Leach-Billey, justo a tiempo para permitir la constitución del Citigroup.
La banca especulativa y las oligarquías financieras internacionales, apoyadas en los grandes medios de desinformación y de manipulación inescrupulosa de masas, lograron así acabar con la Ley Glass-Steagall de Estados Unidos, la cual reglamentaba la banca a fin de que proporcionara a los ciudadanos emprendedores e industria productiva real el crédito necesario para el crecimiento sostenible de la economía física en contraposición a la economía ficticia de los indicadores bursátiles de las grandes bolsas de especulación financiera de Londres y Nueva York (en este punto, asumo que el lector despierto entiende perfectamente que los indicadores de crecimiento bursátil no dicen absolutamente nada respecto a la salud de la economía física o real del mundo y solo indican el engorde de las vacas sagradas de la especulación financiera). Es evidente que luego de haberle desatado las amarras a la bestia saqueadora y empobrecedora de los pueblos del mundo, a través de la especulación financiera, se tenia que producir un gran colapso financiero como el que ocurrió en los años 2008-2009, que dejó un desempleo permanente en todo el mundo occidental del cual no se han recuperado desde hace más de una década y que afectó en gran manera lo que había venido siendo un crecimiento de las economías latinoamericanas entre 2000 y 2008. Sin embargo, a quienes aún no se hayan enterado, les informo que a través de las crisis de 2008-2009 los grandes bancos especulativos mundiales incrementaron sus ganancias de forma exponencial a expensas del sudor de la frente de los trabajadores de la industria mundial, únicos creadores de una economía física real y esto incluye a sus trabajadores en los países en desarrollo y los centros industriales más empobrecidos de Estados Unidos y Europa (tan invisibilizados por los grandes medios de desinformación como son invisibilizados los pobres trabajadores industriales y agropecuarios de Latinoamérica).
Los grandes medios de desinformación y de manipulación de masas, cumpliendo un servicio a la banca especulativa mundial, han denigrado el esfuerzo de todos los países en la exploración humana del espacio, han ridiculizado los grandes programas de exploración especial, de desarrollo de nuevas tecnologías energéticas de gran densidad de energía limpia, abundante y barata como las de fusión nuclear o aprovechamiento del hidrógeno y han inculcado un sentimiento de resignación y pesimismo entre la humanidad de tributa a los intereses de la especulación financiera y al empobrecimiento, casi que voluntario, de la población mundial. En este también hay elementos de promoción de la legalización de las drogas duras y otras cosas que serían objeto de otros artículos, al respecto. En definitiva, han inculcado la idea de una pobreza inevitable, de un falso paradigma de sobrepoblación mundial a través de las teorías del Club de Roma y todas las ONGs derivadas que basan su acción en estas mismas premisas y que han reprimido todas las tecnologías energéticas de alta densidad y nos han obligado a utilizar nuestros recursos energéticos abundantes para mover las turbinas ineficientes que respaldan a un suministro eléctrico cada vez mas costoso que empobrece las posibilidades de un desarrollo industrial que apuntale un crecimiento de la economía física en favor del incremento del bienestar de la población mundial. Este programa de modificación de la iniciativa natural del ser humano a la expansión y el progreso industrial y comunitario, o colectivo, ilimitados a tenido como finalidad fomentar, en contraparte, el crecimiento entre nosotros de los bancos de Wall Street de monstruosas dimensiones, que se toman nuestro dinero y se niegan a prestarlo, y nos golpean con la ruina recurrente por sus especulaciones sin control. Esta oligarquía financiera global domina nuestros bancos centrales que se dedican siempre a reembolsarle las pérdidas derivadas de sus apuestas en sus casinos bursátiles a estos monstruos, pero nunca se pueden dedicar a apoyar a los verdaderos emprendedores industriales, trabajadores autónomos, agroindustrias locales, centros de investigación médica independientes y científicos de universidades y centros públicos y/o independientes dedicados a la mejora de las tecnologías de aprovechamiento energético.
Dicho todo esto, lamentablemente una historia poco o nada conocida por la mayoría de la población mundial, resulta que, quieran creerlo o no, Donald Trump, casi solo entre los mandatarios de las naciones (aunque firmemente secundado en estas posturas anti oligárquicas o anti sinarquistas, por el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente chino Xi Jin Ping) ha rechazado de manera consciente y por completo a esta dictadura de la oligarquía financiera global sobre los bancos centrales y sobre los gobiernos soberanos, patriotas y nacionalistas del mundo. Es evidente que ante esa postura incomoda de Trump, se tenía que activar toda la maquinaria de descredito comunicacional para empujar su salida, democrática o no, del poder político en la nación más poderosa del mundo. Es importante hacerle saber al lector desprevenido que el señor Trump se ha referido en diversas ocasiones a la necesidad de reestablecer la Ley Glass-Steagall, sin duda, el mecanismo de exorcismo de la enorme bestia financiera de expoliación de la economía física y de los trabajadores del mundo entero. Como no era de extrañarse, la enorme bestia oligárquica del saqueo financiero del mundo reaccionó ante la posibilidad del retorno de la Ley Glass-Steagall de la misma manera que representó la actriz Linda Blair en la famosísima película de terror norteamericana de 1973 dirigida por William Friedkin, "El Exorcista". Ante la posibilidad del retorno a la Ley Glass-Steagall, insinuada por Donald Trump desde su primera campaña electoral, la bestia oligárquica financiera y mediática global comenzó una campaña de abluciones asquerosas y mentiras manipuladoras de masas con el este señor Trump (que no es ni santo, ni héroe, ni bueno ni malo, lo único que tiene es esta idea de la necesidad de un retorno a los valores propios de una economía física basada en la industria y el progreso tecnológico).
Para ir redondeando la idea, sin pretender ser exhaustivo, es evidente que la estrategia del poder hegemónico financiero global es la de dar apoyo a cualquier candidato "demócrata" que se oponga al "incomodo" Donald Trump, y que eso se basa en que éste candidato del establecimiento garantice el mantenimiento del "status quo" y dé claras garantías a la bestia saqueadora bursátil de permitirle seguir con su expoliación criminal y genocida de la humanidad (nada de volver al "Ritual romano" de la Ley Glass-Steagall). Para lograrlo, usan su mecanismo de propaganda mas efectivo en la actualidad, basado en la verdad absoluta de una supuesta sobrepoblación mundial que, según ellos, deriva de la necesidad de avalar a ciegas el Acuerdo Climático de París del año 2015, que es un arma de gran potencia para promover la despoblación mundial y el encarecimiento de todos los servicios públicos, negando así a los países pobres toda posibilidad de desarrollo industrial y crecimiento de su economía física. Las élites financieras, a través de los medios de desinformación, mezclan las verdades ecológicas y del cambio climático con esta solución "ad hoc" del llamado acuerdo de 2015 (como si esta fuera la única salida al problema). Pero la verdad es que esta agenda pseudo-ecologista fue planificada por el heredero real británico, el príncipe Carlos de Gales, y sus amigos cercanos y colaboradores, el ex gobernador del banco central británico, Mark Carney, y el multimillonario de la City de Londres y Wall Street, sir Mike Bloomberg. Es por esto que los demócratas han esgrimido con tanta fuerza su supuesto ecologismo y altruismo al buscar de forma mesiánica "salvar al planeta", cuando en realidad detrás de esto solo hay la necesidad de continuar con los esquemas económicos de crecimiento industrial cero (pobreza máxima) y engorde de las cuentas de las vacas sagradas de los grandes especuladores financieros de nuestro mundo. Estos son actualmente amos y señores de las fuerzas productivas de la humanidad, maniatadas y esclavizadas por las tenazas de la especulación financiera que secuestra el crédito productivo y pone los recursos económicos de la humanidad al servicio del enriquecimiento de los grandes especuladores banqueros.
A través de la imposición mediática y financiera del gobierno de BIDEN-HARRIS, un grupo global de bancos centrales, controlados por sus oligarquías financieras locales de cada país cartelizadas en una especie de sinarquía globalista, están maniobrando para tomar el control total de las monedas y del crédito, y utilizar esto para dar marcha atrás a los avances tecnológicos de la humanidad, para sacrificar a la población humana en aras de su hipócrita llamado para "salvar el planeta". La idea es que el crecimiento de una economía física real, industrial, basada en el premio al talento innovador, es un riesgo para aquellos criminales que no creen que la riqueza ha de premiar el esfuerzo individual y colectivo de las personas talentosas e innovadoras sino que la riqueza ha de premiar a la astucia manipuladora de los especuladores financieros que no saben hacer absolutamente nada más que mentir, saquear, estafar, comprar y vender, vivir de los diferenciales cambiarios, especular y hacerse ricos a expensas del esfuerzo ajeno.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva y otros directores de bancos centrales controlados por las oligarquías financieras, declararon en junio de este año 2020 que, en realidad, este "Nuevo Trato Verde" (Green New Deal) se debe convertir en el "Gran Reajuste" de los asuntos financieros y monetarios. Para despistar a los ciudadanos, funcionarios del gobierno británico de toda ralea le han dado el nombre de "Reconstruir Mejor"; con referencia al mundo posterior a la pandemia de la COVID-19. Ellos le han dictado la consigna a su siempre plagiario pretendido presidente, Joe Biden, quien lo adoptó fielmente para su alienante campaña electoral. Invito al lector a reflexionar sobre las causas de que los banqueros internacionales y las grandes elites especulativas sean precisamente quienes más empeño están poniendo en la promoción de un "Nuevo Pacto Verde", es obvio que disfrazan su hipocresía poniendo nombres loables a sus campañas criminales.
A través del gobierno de Donald Trump, existe aún una esperanza de recuperar nuestro derecho a reglamentar a los bancos y tener una banca nacional para el crédito productivo e industrial en favor de una economía física floreciente. La humanidad ha basado siempre su desarrollo en la innovación industrial y en este sentido en su expansión humanista que, en la actualidad, pasan por el fomento de las misiones de exploración espacial hasta lo más remoto de nuestro sistema solar, mejorar la salud de toda la población del mundo a través de masivos programas de investigación médica avanzada independiente de los intereses de las grandes farmacéuticas controladas por la oligarquía financiera.
La industrialización, claro que limpia y sostenible, pero industrialización real y física, debe llegar a todas las regiones subdesarrolladas del mundo sin que la banca internacional les restrinja ese derecho a través de excusas manipuladoras de un supuesto "Nuevo Pacto Verde" que lo único que buscar es aumentar la tasa de impuestos expoliadores de los trabajadores e industrias de esos países. En particular, existe una propuesta alternativa a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China que con otras naciones destacadas como Rusia e India puede permitir hacer realidad estos cambios internacionales y colaborar en los proyectos globales de infraestructura que se necesitan con urgencia para realmente "Salvar al Planeta", un planeta que no excluye a la humanidad, como en las consignas de las elites financieras que ven al ser humano como un cáncer al que quieren extirpar con sus políticas malthusianas. Salvar al Planeta, es salvar a la humanidad, a los 7 mil millones de seres humanos que todos los días se levantan con esperanza por alcanzar la felicidad en un mundo que está creado para todos y no solo para un grupo que se cree con el derecho de determinar quienes tienen derecho a vivir y quienes no, eso debe acabarse.
Hoy, en Estados Unidos está en marcha un revolución de color, como las que se han tratado de impulsar en Venezuela, México, Bolivia, Argentina, Bielorrusia y que han sido derrotadas por los pueblos de estos, nuestros soberanos países. Desde esta perspectiva, invito al lector a dar un nuevo vistazo a la realidad electoral del Estados Unidos de hoy ¿podemos realmente creer a los medios que dicen que Joe Biden ha ganado las elecciones?
¿Por qué los medios han apostado tan abiertamente y tan parcialmente en favor de Joe Biden? ¿Lo hacen porque les preocupa el futuro de la humanidad, de los mas pobres del mundo, del planeta? ¿lo hacen porque quieren salvar al planeta, como ellos mismos dices? ¿es usted, estimado lector, capaz de creerse ese asqueroso cumulo de sandeces?.
Te invito a pensar por tu propia cuenta, a analizar estos hechos con tus propios razonamientos. La verdad no necesita ser mayoría para ser verdad, la verdad es la que es, la creamos o no. Negar la verdad, no hace que la misma desaparezca, seguirá estando ahí, quienes se niegan a verla se privan del privilegio que ella misma representa. Asumir o no la verdad, según los condicionamientos sociales que se nos imponen es una elección personal con connotaciones globales y colectivas solo accesible para los valientes, para quienes están dispuestos a caminar el desierto de la lucha por, realmente, salvar a la humanidad y al planeta como un todo creado para todos y no solo para una élite genocida.