El nuevo ejército imperial

El imperio decadente y en franca caída saca un as bajo que tenía bajo la manga; ya desde hace algún tiempo lo tiene sobre la mesa, le ha dado resultados momentáneos y se dispone a seguir jugando con dicha carta. Es una carta chueca, tramposa y que requiere de un plan complejo de manipulación, pero en época de apuros cualquier resultado "positivo" es bueno. Se trata de un nuevo ejército dotado de armas no tan modernas pero sí novedosas en su uso descarado y desproporcionado, se trata de "la ley", claro, la ley aplicada de la manera más injusta y de la forma más abiertamente clasista que solo beneficia a los grupos de poder, los llamados poderes fácticos del planeta. Lawfare le aplicaron a Fernando Lugo en Paraguay y lo sacaron del poder, a Lula lo inhabilitaron en Brasil, a Dilma la sacaron del poder en ese mismo país, a Evo le propinaron un golpe de estado en Bolivia, a Maduro lo tenían en la mira, recordemos la fiscala Ortega y la protección a los corruptos que desfalcaron PDVSA, la guerra judicial contra Correa en Ecuador, que tiene a un ex-vicepresidente y candidato presidencial en la cárcel, la criminalización de la lucha social en Argentina contra Milagros Sala, y ahora, lo más reciente, la guerra contra Cristina Fernandez en donde ni siquiera le dan oportunidad de defenderse en el tribunal que lleva la causa... ¿Miedo? Bueno, sea lo que sea, el "ejército" de jueces, abogados, fiscales, acompañados por la mediática pro-imperialista en todo el mundo, experta en mentir y crear "verdades" que se ajustan a sus intereses se encargan de darle viso "legal" a las peroratas que los traidores y vende patria "especialistas" en "derecho" que montan la tramoya para atacar a los líderes que se les ocurre estar del lado de los pueblos.

Mientras tanto la nueva división blindada y especialistas en la famosa lawfare, con sus bolsillos llenos de dólares marchan al frente de la batalla contra la libertad, la soberanía y la independencia de los países que el imperio considera su patio trasero. En esta misma línea de ataque se encuentra la "justificación legal" de la aplicación de las medidas coercitivas, extrajudiciales y extraterritoriales que el imperialismo aplica contra Venezuela por ejemplo. Justamente en el momento que atacan a Cristina Fernández retienen ilegalmente el avión venezolano en territorio de ese país. La orden vino de Washington y los centros operativos del sionismo internacional, pero los ejecutores son los chicos del nuevo ejército imperial que con una interpretación interesada y sesgada de la ley aplican "la ley". En realidad no aplican la justicia sino la injusticia y todo con un objetivo: hacer sufrir y doblegar a los pueblos que se rebelan contra el imperio, que por cierto, cada día son más. Pero detengámonos un momento en el tema del avión venezolano secuestrado con tripulación y todo en Argentina. Todo pareciera ser una trampa bien montada para ponernos a pelear con un gobierno que viene recomponiendo los vínculos soberanos con nuestro país, luego de la torta entreguista de Macri y el apoyo al "interinato" de Guaidó. El caso del avión cae cómo anillo al dedo para deteriorar las relaciones y a la vez golpear un gobierno peronista, que a pesar de lo que algunos califican de tibieza, se atrevió a proteger a Evo cuando el golpe en Bolivia, se atrevió a rechazar al pelele de Guaidó y recomponer las relaciones con Venezuela, se atrevió a deccirle sus verdades a Joe Biden y criticar la exclusión del país de la llamada "cumbre de las américas".

Es en este contexto en donde entra el comando borracho, perdón, el comando judicial a cumplir, como buenos perritos que mueven la colita, el designio imperial... enrarecer y enredar todo lo que pueda ser enredado.

Ahora bien, ¿Qué hacer? ¿Donde y cómo dar esta batalla, cómo desenmascararla? La respuesta a esta interrogante está en la profundidad de la revolución integral en nuestros países. Debe nacer una justicia enmarcada en los principios inviolables de los seres humanos, aglomerados en pueblos, ciudades y aldeas que conformamos países, que poseemos riquezas que necesitamos explotar para el bien común y no para beneficio de élites imperialistas representadas en corporaciones que pretenden convertirse en los grandes jueces del universo. Se requiere de la mayor unidad de nuestros pueblos en el diseño de una ruta que sacuda el dominio imperial. Hay que combatir con propuestas coherentes la aplicación de "la justicia" sesgada y convertida en arma política para destruir alternativas progresistas con unos formulismos "jurídicos" que nos son otra cosa que parte de la lawfare imperial. ¿Es justo acaso que un juez condene a un pueblo entero a la injusticia de quedarse sin líderes que lo defiendan y que ese juez ande luego de tal barrabasada por las calles como si nada? No hablamos de tomarnos la justicia por nuestras propias manos, pero, lo que hemos visto, en el caso de Brasil y la propia Argentina, en Paraguay y en la misma Venezuela es que a tales decisiones judiciales, los jueces que se prestan para tales barbaridades no les pasa nada. Incluso vemos un descuido de los movimientos y partidos revolucionarios al no trabajar el tema bajo la óptica de que quien se preste para una vulgaridad del tamaño de juzgar a alguien por ser "dueño" de un apartamento que nunca tuvo, jamás vivió en el, sin embargo es condenado a cárcel, inhabilitado políticamente por un largo tiempo, los que juzgaron a Dilma, a Lugo y ahora a Fernández y luego ni siquiera están obligados por la ley a pedir perdón... ¡Es justo! La respuesta es un no rotundo, pero la realidad es que el nuevo ejército imperial goza de inmunidad y puede hacer lo que le de la gana y no pagar sus actos. Es decir, eso es placer sin pecado original, alguien diría, ¡así la vida es dulce!

Los pueblos debemos estar alerta con la avanzada de la guerra judicial, o lawfare que viene aplicando el imperialismo contra los pueblos, contra los movimientos revolucionarios, contra las figuras políticas que defienden la soberanía de los pueblos. Hasta el día de hoy vemos que lo aplican a los personajes antes mencionados, como dije al principio, ese batallón "legal" le ha dado mejores resultados al imperio que la cuarta flota, a su haber varios presidentes sacados del poder, aunque los pueblos insisten en la lucha, pero han logrado más que los ejércitos regulares, las bandas armadas como los paracos, los militares vendidos cómo los del golpe contra Chávez, los de la plaza altamira, o los de la rebelión de los plátanos en Venezuela. Aunque aquí se estrellaron por la reacción a tiempo, pero ya la ex-fiscala Ortega venía babeándose por juzgar a Maduro, pero en Venezuela la cosa nos es tan sencilla cómo en Brasil, Paraguay y Argentina en donde el poder judicial está en manos de los poderes fácticos, en tal sentido,, será imposible el avance revolucionario en esos países si algún juez caga tinta y banal se presta para cualquier atrocidad basado en "el amparo de la ley".

Para concluir esta reflexión no podemos dejar de mencionar el ejemplo que la revolución bolivariana es para los pueblos del mundo: aquí humildemente se viene construyendo una democracia popular cada vez más directa que involucra a grandes masas de la población, la misma debe tener injerencia en todos los ámbitos de la vida nacional, es decir, los jueces acá no estarán en un nicho sagrado lejanos e inalcanzables para la justicia humana. La fiscal que se prestó para enjuiciar al presidente Maduro anda huyendo por el mundo, protegida por el imperio, pero huyendo como rata. Una jueza que recibió dinero de un banquero prófugo, Eligio Cedeño, está presa, o estuvo largo tiempo, además que tuvo que lanzar unos cuantos dólares por la ventana de su vivienda al caerle los órganos de inteligencia. Cuando se presentó un vacío al ser electa una AN que se puso al margen de la constitución y la ley, el poder constituyente se activó y gracias a él hoy tenemos al frente de la fiscalía a un revolucionario, defensor de los derechos humanos que metió en cintura a un montón de corruptos, incluyendo al peor de todos, Rafael Ramírez, responsable del desfalco de PDVSA. En Venezuela hemos hecho bastante en materia de revolución judicial que permita la aplicación de la justicia en su sentido intrínseco, no la aplicación de la injusticia disfrazada de "justicia"... ¡algo podemos enseñarle al mundo! en lo que será una batalla dura contra el nuevo batallón del ejército imperialista, el batallón de los leguleyos.



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Luis Alberto Toro Ojeda

Publicista. Militante de izquierda. Integrante del Frente Bicentenario de Campesinos del estado Trujillo. Integrante del PSUV.

 latojeda@gmail.com      @latojeda

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