En la entrega anterior lanzamos una idea en función de atender el tema de la creación socialista en cada ámbito territorial con sus disimiles características que hacen y conforman la particularidad de cada concentración geo-humana. Dijimos también que es menester articular los "poderes creativos del pueblo", para recordar al poeta Aquiles Nazoa. Esto genera una actividad que involucra todos los ámbitos de la vida misma: la economía, la cultura, la educación, etc, etc. El choque será entre la dictadura del capitalismo en estos ámbitos, que impone una visión elitista, y la visión socialista-chavista del empoderamiento popular. No es posible el empoderamiento sin el poder del conocimiento, sin el poder de la información y sin el poder de la organización... De esta manera: conocimiento-información-formación y empoderamiento van de la mano del concepto socialista chavista.
Algunos pegaran el grito al cielo y tratarán de explicar que lo que decimos está errado ¡¿Cual teoría socialista chavista dirán?! Pero, a esos le diremos que Chávez le aportó al socialismo una conexión histórica real entre todos los procesos de lucha, y como decía Marx, "la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases", en esa historia larga de la lucha de clases, Chávez logró conectar las batallas que van desde el Cristo redentor hasta nuestros días, pasando por la resistencia indígena, la sublevación de los negros con José Leonardo Chirinos, la independencia y la profundización e interpretación que le dio Bolívar, quien entendió el proceso de guerra social desatado en el país a partir de 1812, con Bóves el urugallo, quien levantó una guerra contra el poder mantuano, obviamente representante de una clase dominante, lamentablemente manipulado en el contexto histórico por el imperio español, pero la sabia de la fortaleza de Boves, sin duda, estuvo en la lucha de clases. Bolívar lo entendió, luego de sufrir derrotas y la caída de la primera y segunda república, pero también Bolívar sabía que era necesario elevar la propuesta política de esa lucha de los pobres para convertirla en la lucha contra un imperio. Luego sus ideas fueron traicionadas y esa guerra social, después de su muerte en 1830, surge de la mano de Zamora con su consigna de Tierra y Hombres Libres y Horror a la oligarquía. La traición acaba con la vida de Zamora y su proyecto revolucionario y la oligarquía surge triunfante hasta la llegada de Chávez.
El aporte de Simón Rodríguez, más allá de la formación de Bolívar, es justamente en plantear la necesidad de desarrollar desde nuestras entrañas una sociedad justa, en ese entonces republicana, hoy socialismo. Por ello es tan importante abordar el tema económico-productivo chavista, en donde tenemos suficiente despliegue ideológico del comandante y que nos lleva a la necesidad de consolidar y aglutinar la gran espiritualidad nacional que sea capaz de vencer siglos de dominio de las élites mundiales de nuestra economía, educación y cultura general. Por eso nos impusieron un modelo monoentregador del petróleo, permítanme la palabra mono-entregador, pero eso es lo que hicimos hasta la llegada de la revolución y tiempo después. El golpe de 2002 contra Chávez lo desencadenó "la toma de la colina", plan chavista para la toma de PDVSA, más que la ley de tierras que la pusieron en boga, aunque también por esta razón.
El imperio sabía muy bien lo que tenía que hacer en el mundo para mantener a troche y moche su hegemonía, parar a Rusia hasta doblegarla, debilitar y frenar el desarrollo de China y para ello contaba con el petróleo venezolano en sus manos. Esto lo detuvo el acontecimiento glorioso del 4F y 27N de 1992 y la revolución toma el poder político a partir de 1999, no obstante, un poder logrado con la inmensa capacidad articuladora de Chávez que fue capaz de sumar a múltiples sectores de la vida nacional en aquel recordado polo patriótico. Hoy necesitamos reeditar un polo patriótico que concrete en lo económico-productivo la independencia y soberanía nacional. Hay otros escenarios pero lo estratégico sigue siendo lo mismo, la batalla contra el capitalismo imperialista.
El desarrollo tecnológico y científico del país se hace impostergable, para ello la creación es imprescindible y la acumulación de recursos humanos, políticos, culturales, idiosincrásicos, económicos, históricos forman parte del centro de la batalla.
La otra gran batalla tendrá que darla el PSUV en sus estructuras con una formación y despliegue de ideas socialistas impecable, en eso parece estar muy claro Maduro, Diosdado y la plana mayor. Ahora, todo el país no es del PSUV, pero tampoco tiene por qué ser enemiga de la revolución aquella parte de la patria que no es del PSUV o las fuerzas del polo patriótico. En este orden de ideas se requiere ampliar el radio de acción hacia todas y todos los patriotas, de todos los sectores y consolidar el gran plan nacional espiritual que nos hermana en la tarea de construir una potencia que seguramente se desparrama fuera de sus fronteras. Ello requiere de la formación de una camada de cuadros que sean capaces de interpretar este momento histórico y que tengan la formación suficiente para crear la viabilidad de un proyecto que trasciende las fronteras, pero en un concepto bolivariano, no imperialista dominante sino liberador de otros pueblos.
Esto chocará con las visiones de grupos económicos importantes que se desenvuelven en el criterio imperialista de entregar la nación a cambio de protección y parte de la torta, esos grupos jamás nos apoyarán, sin embargo, tampoco tenemos por qué desgastarnos con ellos en una pelea eterna, el mundo es muy amplio y la fortaleza del país es también la fortaleza de sus actores en un mundo que necesita cambiar de la a a la z en todos los aspectos de la vida. La suma de voluntades, la capacidad aglutinadora es vital para triunfar, lo demostró Chávez, rescatar y sistematizar esto como una teoría para la acción revolucionaria, es decir, el chavismo es teoría revolucionaria para la práctica revolucionaria y debemos entenderlo así. Ahora bien, eso hay que sistematizarlo y hacerlo teoría viva del actuar nacional.