La psicosis vendedora mundial podría provocar el estallido de la actual burbuja bursátil, rememorando el crack bursátil de 1929.Dicho estallido tendrá como efectos colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la asfixia financiera de las empresas y el efecto dominó en la declaración de quiebras y en el incremento de las tasas de parados, reeditando la Gran Depresión de los años 30.
Desconexión con la realidad
La posibilidad real de un nuevo crash bursátil provocado por la implementación de aranceles por Trump habría pasado desapercibida para la mayoría de Agencias de Calificación debido a la desconexión con la realidad que les llevaría a justificar la exuberancia irracional de los mercados. Así, se cumpliría la famosa frase del iconoclasta John Kenneth Galbraiht. "Hay dos clases de economistas: los que no tenemos ni idea y los que no saben ni eso".
Sin embargo, el "efecto mariposa" trasladado a sistemas complejos como la Bolsa de Valores, tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato pues los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes (Teoría de la Inestabilidad financiera de Minsky).
Así, la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista( imposición de aranceles por Trump), provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, dando lugar a un nuevo estallido o crash bursátil.
La exuberancia irracional de los mercados
El proceso especulativo impulsa a comprar con la esperanza de sustanciosas ganancias en el futuro, lo que provoca una espiral alcista alejada de toda base factual y el precio del activo llega a alcanzar niveles estratosféricos hasta que la burbuja acaba estallando (crash) debido a la venta masiva de activos y la ausencia de compradores, lo que provoca una caída repentina y brusca de los precios hasta límites inferiores a su nivel natural (crack), cumpliéndose una vez más la máxima de Keynes: "Los mercados pueden permanecer irracionales más tiempo del que tú puedes permanecer solvente".
Así, un inversor está dispuesto a pagar un precio por una acción si le reporta dinero en el futuro, por lo que el valor de dicha acción es el total de flujos esperados pero el nivel suelo de las Bolsas mundiales, (nivel en el que confluyen beneficios y multiplicadores mínimos), se situaría a años-luz de los niveles actuales debido al riesgo de estancamiento económico secular que presentan las principales economías mundiales, pero los inversores de EEUU estaban instalados en la euforia y tras la victoria de Trump, se superó el techo ionosférico de los 43.000 puntos en el Dow Jones, (rememorando el boom bursátil de los años 20, preludio del crack bursátil de 1.929), por lo que eran incapaces de percibir el vértigo de la altura.
Nuevo Jueves Negro en Wall Street?
El anuncio de la imposición de aranceles por Donald Trump aunado con el indicador de la curva de tipos que llevaba meses invertida y que preludiaba la posible llegada de una recesión en EEUU y la miopía de la Fed al mantener una dura política monetaria con tipos de interés en el rango del 4,25%-4,50%, ha provocado que los grandes inversores sientan por primera vez el mal de la altura que les llevará a reducir su exposición al riesgo con el consecuente efecto bajista en las cotizaciones de las acciones. Ello, ha derivado en una psicosis vendedora que podría terminar por desencadenar el estallido de la actual burbuja bursátil, rememorando el crack bursátil de 1929.Dicho estallido tendrá como efectos colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la asfixia financiera de las empresas y su efecto dominó en la declaración de quiebras y en el incremento de las tasas de parados, reeditando la Gran Depresión de los años 30.