Considerando, como antecedente histórico, que la integración Latinoamericana comenzó desde el día que se unieron los pueblos bajo el ejército patriota para conquistar
Considerando, que la segunda fase de integración y la necesidad de consolidar esa unión, se plasmó en el Congreso Anfictiónico de Panamá, etapa que quedó inconclusa y que en la actualidad ha sido asumida por los Presidentes Hugo Chávez Frías de Venezuela, Fidel Castro Ruz de Cuba, Evo Morales Aimará de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua a través de las ideas de integración, cooperación, complementación y solidaridad entre los pueblos, en lo que han denominado Alternativa Bolivariana para las Américas – ALBA. Etapa que debe consolidarse con la incorporación de otros países del Sur, Centro América y el Caribe. ¿Cómo hacerlo?. Los convenios bilaterales logrados por el gobierno bolivariano en el Acuerdo Energético de Caracas en el año 2005, llamado PETROAMERICA y los acuerdos de PETROSUR, son los primeros vínculos que ligan a Venezuela con esos países. De la misma manera los acuerdos bilaterales alcanzados por el gobierno de Cuba a través de la complementación de servicios de salud, educación, deporte, con países del Caribe, centro y Sur América, contribuyen a allanar el camino para lograr
Considerando que esta segunda Fase se encuentra en desarrollo, y que falta voluntad de los gobiernos para sumarse a esta propuesta de integración igualitaria. Se propone: reunir a los cuatro cancilleres del convenio ALBA, con el objetivo de crear un proyecto, partiendo de las coincidencias de Política Exterior que tengan esos países, que sea capaz de confrontar las políticas neoliberales, coercitivas del Gobierno de los Estados Unidos. Se trata de crear una “fuerza fuerte” entre Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua, que dinamice la política internacional y dinamice los programas, planes y proyecto como el ALBA, en la búsqueda de la integración de Latinoamérica y el Caribe. A medida que vaya triunfando revoluciones en nuestro continente, la “fuerza fuerte” irá creciendo, la unión de los pueblos podrá alcanzarse bajo un todo. A medida que nuestros planes, proyectos y programas se desarrollen y se consoliden, ganaremos prestigio, y pronto con nuestras experiencias, recursos y constancia podremos complementar a otro país y este complementará las necesidades nuestras y así sucesivamente.
Es importante tener en cuenta que los acuerdos y propuestas que ofrece el gobierno de los EE.UU a nuestros pueblos, carecen de antecedentes históricos de sus libertadores y que su puesta en práctica ha sometido a los pueblos a la miseria, a la desunión y al autoaniquilamiento, succionando los recursos naturales y destruyendo el medio ambiente. Los proyectos y planes de los gobiernos de los Estados Unidos son el expansionismo, la explotación del hombre, la competencia de mercados y el sometimiento de los pueblos a sus fines hegemónicos, un ejemplo palpable de este siglo es el NAFTA y el ALCA que mina o destruye las pequeñas industrias, que privatiza los hidrocarburos de los estados, que beneficia solo sus propios intereses, y luego cuando estos están agotados se van dejando a los pueblos con la carga de dificultades y pobreza. Y que es -a grandes rasgos- una debilidad de los gobiernos de los EE.UU o una debilidad que juega en contra en estos momentos cuando el mundo está viviendo un despertar.
Es importante (a través de la “Fuerza Fuerte” que formen Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua en su política exterior), convencer o hacer entrar en razón a los países Latinoamericanos y Caribeños para que sumen su voluntad en la integración de los pueblos. Las condiciones o vasos comunicantes los tenemos, desorganizados permanecen entre todos estos pueblos, solo hace falta la voluntad de los gobiernos para organizarlos, enlazarlos, construir la gran red, darles el soporte moral, económico, social. Muchos hablamos el mismo idioma, tenemos costumbres parecidas, y sin embargo las desconocemos. A veces no queremos entendernos en nuestro propio idioma, porque hemos hecho de él un instrumento ciego para solo nombrar las cosas y no como instrumento vivo para unir a los pueblos bajo una misma voz. “Tenemos el mismo territorio – parafraseando al libertador Simón Bolívar-, tenemos el mismo origen, tenemos la misma lengua, la misma historia, tradiciones y enfrentamos los mismos problemas.” Por qué no hacer un esfuerzo común para unirnos, cooperar entre nosotros, complementar nuestras necesidades una por otra, sumar los esfuerzos en un beneficio colectivo y destruir los problemas que nos aflige.
Este milenio es la hora de los pueblos.
JAVIER ALEXANDER ROA