12-09-16.-El artífice de la destitución de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, el otrora todopoderoso jefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, enfrentará este lunes la etapa final de un proceso que podría terminar su controvertido mandato.
Reelegido diputado en los comicios de 2014 y elegido presidente de la Cámara en febrero del año siguiente, Cunha podría despedirse de su mandato parlamentario si sus pares en Brasilia aprueban el juicio que la Comisión de Ética de la casa le abrió por presunta corrupción, lo que parece ser lo más probable.
La sesión comenzará a las 22H00 GMT de este lunes. Ultraconservador conocido como "el Frank Underwood brasileño" en referencia al maquiavélico protagonista de la serie "House of Cards", Cunha está acusado de "falta de decoro parlamentario" por haber mentido sobre la titularidad de cuentas bancarias en Suiza, adonde supuestamente desvió fondos de la trama de corrupción de Petrobras.
La corte suprema suspendió su mandato el 5 de mayo, menos de un mes después de que los diputados votaran a favor del impeachment de Rousseff, definitivamente apartada del cargo por el Senado el 31 de agosto.
Desde entonces este habilidoso político, a punto de cumplir 58 años, echó mano a todo tipo de recursos legales y de maniobras dilatorias para evitar su destitución. Los observadores estiman que el lunes jugará sus últimas cartas, pidiendo un aplazamiento de la votación hasta después de las elecciones municipales de octubre o una suspensión, en lugar de una revocación de su mandato.
"Aliados de Cuña dicen esperar que su discurso en la sesión del lunes esté lleno de recados a los diputados que tienen algún tipo de deuda con él. Así, son tres maneras con las que espera ganar votos a su favor: por los argumentos técnicos, por lo emocional o por amenaza velada", dice una columna política del diario O Estado de Sao Paulo firmada por Andreza Matais y Marcelo de Moraes.
Encuestas publicadas por los medios señalan que numerosos aliados de este economista evangélico lo están abandonando. De acuerdo con el diario O Globo del domingo, 300 diputados -43 más de los requeridos- han declarado que votarán contra Cunha, que en julio renunció a la presidencia de la Cámara.
Entre ellos se cuentan al menos una veintena de su propio partido, el centroderechista PMDB, al que pertenece también el presidente Michel Temer que reemplazó a Rousseff.
Cunha y Temer fueron acusados por la ex-mandataria izquierdista de haber orquestado un golpe de Estado constitucional en su contra.
Según Rousseff, Cunha acogió a trámite el pedido de impeachment en diciembre pasado porque el gobierno no lo apoyó para evitar el proceso que le abrió la Comisión de Ética.
Cunha, por su lado, atribuye sus complicaciones actuales a su decisión de dar lugar al juicio político contra Rousseff. "Estoy pagando un alto precio por haber dado inicio al impeachment. La principal causa de mi alejamiento reside en ese proceso de impeachment", declaró.
El político es además objeto de una investigación penal por parte del Supremo Tribunal Federal (STF), por corrupción y lavado de dinero vinculado a la red de sobornos en la estatal petrolera Petrobras.
Incluso su mujer Claudia Cruz también está procesada en el marco de la 'Operación Lava Jato' que indaga en esta trama.
Como último recurso frente a su eventual destitución, Cunha podría pedir beneficiarse de la misma medida de Rousseff, que perdió su mandato pero no sus derechos políticos por ocho años, como lo prevé la Constitución. Una iniciativa que sorprendió y en la que muchos observadores vieron la mano de Cunha para permitirle volver a presentarse a comicios en 2018 en caso de quedar ahora fuera del ruedo parlamentario.
Como legislador, además, Cunha goza de fuero privilegiado y no puede ser procesado por la justicia ordinaria, sino sólo por la corte suprema.
La noche del domingo un juez del máximo tribunal negó el pedido de Cunha para suspender el proceso, por lo que hasta ahora se mantiene tal como está programado.