300 sacerdotes involucrados más el arzobispo Theodore E. McCarrick

Catástrofe moral en la Iglesia católica de EEUU por curas depredadores sexuales obliga a medidas urgentes

Washington, agosto 17 - La Conferencia Episcopal de Estados Unidos anunció este jueves tres objetivos clave y un plan integral para abordar la “catástrofe moral” que sufre el seno de la Iglesia estadounidense tras el nuevo escándalo de abusos sexuales a menores destapado en Pensilvania.

En una larga carta dirigida a todos los católicos del país, el presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, el cardenal Daniel DiNardo, explicó que el plan plantea “involucrar a laicos, expertos laicos, el clero y el Vaticano” para abordar lo sucedido.

“La meta general en todo esto es una protección más fuerte contra los depredadores en la Iglesia y cualquiera que los oculte, protecciones que mantendrán a los obispos bajo los más altos estándares de transparencia y responsabilidad”, explicó DiNardo.

La Corte Suprema de Pensilvania publicó esta semana un informe de un gran jurado que documenta 300 casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en seis de las ocho diócesis del estado, tras investigar denuncias de abusos de menores, y en el que identifica a 1.000 víctimas desde 1940.

DiNardo reconoció la necesidad de una “participación sustancial de los laicos” para la aplicación de la ley y su implicación en asuntos vinculados a la psicología, así como en otras disciplinas que serán esenciales para el proceso.

Además, consideró que es evidente que “una causa raíz” de lo ocurrido “es el fracaso del liderazgo episcopal”.

El primer objetivo del plan es una “investigación completa” sobre “las preguntas que rodean” al arzobispo Theodore E. McCarrick, el excardenal y arzobispo retirado de Washington involucrado también en un caso de abuso sexual a un menor.

El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal estadounidense pedirá al Vaticano que lleve a cabo una visita apostólica y responda a los cuestionamientos sobre el ascenso de McCarrick en el seno de la Iglesia pese a que esta conocía sus prácticas.

DiNardo describió el segundo y el tercer objetivo, respectivamente, como una apertura de canales nuevos y confidenciales para denunciar quejas contra obispos, y de otro de carácter legal para una resolución más efectiva de denuncias futuras.

Los tres objetivos “se perseguirán según tres criterios: independencia propia, autoridad suficiente y liderazgo sustancial de los laicos”, dijo.

“Hace dos semanas, compartí con ustedes mi tristeza, enojo y vergüenza por las recientes revelaciones sobre el arzobispo Theodore McCarrick -destacó el cardenal-. Esos sentimientos continúan y se profundizan en vista del informe del Gran Jurado de Pensilvania”.

“Nos enfrentamos a una crisis espiritual que requiere no solo de la conversión espiritual, sino también de cambios prácticos para evitar repetir los pecados y fracasos del pasado que son tan evidentes en el informe reciente”, agregó.

El Vaticano calificó hoy de “criminales” los abusos de sacerdotes a menores descritos en el informe del jurado de Pensilvania y consideró que “debería haber asunción de responsabilidad” por parte de los que los cometieron y de quienes los “permitieron”.


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