13 de noviembre de 2024.- Científicos advierten sobre los impactos cada vez mayores en la vida de miles de millones de personas y el costo para la economía mundial de las aceleradas pérdidas en las regiones nevadas y heladas del planeta, también conocidas como su criosfera.
Más de 50 destacados científicos especializados en la criosfera dieron a conocer este martes 12 un informe anual sobre el estado de las reservas mundiales de hielo, en la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre el clima, que acoge Bakú desde el lunes 11 y hasta el viernes 22.
El informe, que actualiza la situación del hielo del mundo, advierte de «costes drásticamente más altos sin reducciones inmediatas de las emisiones».
El Informe sobre el Estado de la Criosfera 2024 se titula «Hielo perdido, daño global» y lo coordinó la Iniciativa Internacional sobre el Clima en la Criosfera (ICCI, en inglés).
Asegura que los compromisos climáticos actuales no están ni siquiera cerca de evitar consecuencias irreversibles para miles de millones de personas por la pérdida planetaria de hielo.
Tras analizar los datos científicos más recientes sobre la criosfera, los científicos subrayan que los costes de las pérdidas y los daños si continúa el nivel actual de emisiones -que conduce a un aumento de 3 °C o más- serán aún más extremos.
Añade que muchas regiones experimentarán un aumento del nivel del mar o una pérdida de recursos hídricos mucho más allá de los límites de adaptación en este siglo.
Las investigaciones realizadas llevan a la conclusión de que la mitigación del cambio climático también se vuelve más costosa debido a la retroalimentación de las emisiones del deshielo del permafrost y la pérdida de hielo marino.
Por primera vez, el informe señala un creciente consenso científico en que el deshielo de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida puede estar ralentizando importantes corrientes oceánicas en ambos polos.
Ello conlleva consecuencias potencialmente nefastas para un norte de Europa mucho más frío y un mayor aumento del nivel del mar a lo largo de la costa este de Estados Unidos.
Los científicos de la criosfera subrayan que solo la adopción de medidas definitivas y rápidas para reducir las emisiones puede evitar los peores impactos de la pérdida de hielo y nieve y reducir los costes finales tanto para las naciones vulnerables como para los grandes emisores.
«Los drásticos cambios que estamos observando en la criosfera mientras las regiones montañosas y de montaña de todo el planeta sufren inundaciones, sequías y corrimientos de tierras proporcionan los argumentos más convincentes que podríamos tener para una acción climática inmediata», afirmó Regine Hock, glacióloga y autora del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Fue enfática al alertar que la criosfera no puede esperar. Debe ocupar un lugar prioritario en la agenda climática mundial».
Para subrayar la situación, los científicos pusieron como ejemplo la capa de hielo de Groenlandia, que actualmente pierde 30 millones de toneladas de hielo por hora.
«Es algo que nunca pensé que vería en mi vida», dijo Rob DeConto, científico del IPCC.
A su juicio, «si no se toman en serio las promesas climáticas, el aumento de la temperatura global podría superar los 3 °C, y la pérdida de hielo antártico podría provocar un aumento del nivel del mar mucho más rápido de lo que pensamos».
Los científicos de la criosfera piden que se tomen medidas climáticas urgentes para evitar una catástrofe en las ciudades costeras y las comunidades situadas aguas abajo en las regiones montañosas.
James Kirkham, uno de los autores del informe, aseguró: «No estamos hablando de un futuro lejano; los impactos de la pérdida de la criosfera ya los sienten millones de personas».
«Pero la rapidez con la que actuemos hoy decidirá la magnitud y la velocidad del reto al que tendrán que adaptarse las generaciones futuras. Los impactos de la pérdida de la criosfera sólo serán mayores con cada hora que los líderes retrasen la acción ahora», remarcó.
El impacto no se limita a las regiones costeras o a las capas de hielo, sino que también repercute en los medios de vida cotidianos de las regiones del la cordillera del Himalaya, por ejemplo.
«Hay una conexión muy clara entre los cambios en la criosfera de las regiones de alta montaña y los impactos aguas abajo», dijo la científica del clima Miriam Jackson.
Destacó que «algunos de ellos están relacionados con peligros, como el deshielo del permafrost (suelo helado) y las inundaciones que se originan en los lagos glaciares, comúnmente conocidas como GLOF, las inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares».
En Asia, se prevé que la frecuencia de los GLOF se triplique a finales de siglo si no se reducen sustancialmente las emisiones.
Jackson añadió: «Los glaciares siguen reduciéndose, lo que afecta y modifica la escorrentía. La cubierta de nieve y el número de días cubiertos de nieve también muestran tendencias decrecientes, lo que afecta a las personas que dependen de la escorrentía del agua de deshielo para el riego».
Un cambio en los recursos hídricos afectará a la agricultura y probablemente provocará un aumento de los precios de los alimentos.
Para evitar impactos múltiples, son necesarias respuestas climáticas urgentes y recortes de emisiones.
Algunas pérdidas e impactos devastadores ya están fijados en la criosfera, reconoció Kirkham.
Pero, advirtió, “la intensidad y gravedad de los impactos sobre la criosfera seguirán aumentando en el futuro, pero aún queda mucho por decidir en función de las decisiones políticas que tomemos en los próximos cinco años aproximadamente”.