Periodista Ben Geddo renuncia a Al Jazeera

 Llama la atención que esta renuncia se produzca en medio de los acontecimientos en el mundo Árabe y se constituye en un hecho noticioso en si mismo, ya que desde que comenzaron las revueltas en el Norte de África, especialmente con las coberturas en Libia y Bahrein (y ahora, Siria) este medio ha estado envuelto en polémicas y críticas por algunas de las informaciones que ha difundido.    

Versiones de prensa comentan supuestas críticas, realizadas por Ben Geddo en el momento de su renuncia, contra la cadena Al Jazeera por la cobertura “parcial” que realiza sobre las revueltas en distintos países árabes.  Estas mismas versiones señalan que en su renuncia Ben Geddo destacó que Al Jazzera ha lanzado una campaña difamatoria en contra del gobierno sirio y se ha convertido en un “medio de propaganda”1   
 

Sin embargo, la periodista Dima Khatib, corresponsal de la cadena en América Latina, en una polémica con el periodista venezolano Mauricio Rodríguez a través de sus cuentas de twitter, luego de exhortarlo a verificar la información sobre Al Jazeera antes de tuitearla2, destacó, en respuesta a Mauricio Rodríguez: que esa información es FALSA3 y señaló, en varios mensajes a sus seguidores, lo siguiente: Ghassan Ben Geddo es un gran periodista, un hombre muy respetuoso. El no ha querido discutir con ningún medio los motivos de su renuncia.   Todo lo que se ha dicho sobre los motivos de su renuncia son palabras de periódicos. El dijo que quizá a futuro hablaría sobre su renuncia.  Hoy en entrevista con él en Al Watan dijo que no hay ningún conflicto con Al Jazeera y que él renuncia por motivos personales.  
 

Ahora bien, además de ser una respuesta más desarrollada al exhorto público que me hizo Dima Khatib, lo anterior lo he publicado por tres razones: 

1) Creo que son datos nuevos e importantes que desmentirían al conjunto de medios que publicaron las razones de la renuncia de Ben Geddo y el resto de medios que lo replicaron y, por lo tanto, a mí mismo que me hice eco de esas informaciones que consideré de alto valor noticioso.  Es cierto que no me constaba y tomé como válidos unos datos de fuentes periodísticas, lo cual suele ser común en la sociedad contemporánea para cualquier ciudadano pero que no debe serlo para un periodista y menos para un medio informativo.  En todo caso, y aquí hablo como analista, sin duda, que parece poco probable que en medio de los hechos históricos que se desarrollan en esa región del mundo, en la cual Al Jazzera es el medio hegemónico y está en medio de la polémica y ha sufrido diversas críticas, las razones de la renuncia del periodista Ben Geddo sean de tipo personal.  Pasará el tiempo y quizás en algún momento conozcamos otra versión del mismo Ben Geddo, quien tiene todo el derecho a mantener el silencio que nos comenta Dima Khatib;  

2) A diferencia de muchos periodistas, incluyendo a Dima, no me voy a refugiar en el conocido recurso de citar la fuente para no reconocer mi responsabilidad por la difusión de la información. Según ese recurso sí le atribuyo la información a una fuente, es suficiente para sentir que he cumplido con mi responsabilidad como periodista. En este mismo momento debo recordar que la difusión de la información según la cual Kaddafi, a inicios del conflicto en febrero, estaba en camino a Venezuela provino de Al Jazzera antes que del canciller británico William Hague, como erradamente señalaran distintos voceros incluyendo Walter Martínez.  Eso lo señalé en mi twitter y varios días después conocí sobre el desmentido de Dima, quien dijo que no había sido Al Jazzera sino un diplomático libio en China, y añadió que ni siquiera habían sido el primer medio en difundirlas.  Pues, bien, esas declaraciones de un diplomático libio que estaba rompiendo con su gobierno, repito, en……China, se convirtieron en una fuente VÁLIDA que justificó la difusión por parte del canal. Entonces el responsable, no fue el canal, sino la fuente. Sin embargo, Dima también dejó claro que ella había sido la primera en dar la “primicia” que desmentía el “rumor”. Un caso grave puesto que la “fuente” obviamente poco informada, muy interesada y poco fiable estaba incorporando un actor inexistente en el conflicto que le serviría en su estrategia política también a una potencia guerrerista, Inglaterra, como señaláramos antes. 

Pero me quedó más claro que Al Jazzera se convirtió en un actor del conflicto, más que en un medio periodístico, cuando, citando también otra “fuente” (ojo no fue Al Jazzera el único medio que divulgó esa información, en el punto 3 explicaré porque mi interés en este medio más que en otros) señaló que, apenas pocos días después de iniciado el conflicto, ya iban 10 mil muertos y más de 50 mil heridos.  La fuente efectivamente existe: Sayed al Shanuka, miembro libio de la Corte Penal Internacional (CPI).  La pregunta obligatoria del periodismo debió ser cómo de unos 300 saltó repentinamente la cifra a 10 mil.  Sin duda se trataría de una masacre. ¿A quiénes les interesaba que pensáramos eso? ¿Cómo podía haber tantos muertos y tan pocas imágenes que lo evidenciaran? ¿Cómo es que apenas unas semanas antes durante 24 horas veíamos lo que pasaba en Egipto y, por todas partes nos llegaban imágenes realizadas por la misma gente y enviadas a través de sus celulares, y de pronto no había nada de Libia, sino palabras de diversas “fuentes”. ¿Cómo es posible que durante días nos vendían la “revolución” egipcia como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación y de pronto, en Libia, no había ni una imagen, como si en ese país no existiera la influencia de dichas tecnologías? Pero no importa la lógica ni la investigación, lo importante es que haya una “fuente”.  Finalmente, la “fuente” es el origen y, por ende, la justificación a la que recurre el difusor.  ¿Por qué difundir apresuradamente información tan grave, polémica y no verificada, que, sin ninguna duda, generaría un gran impacto en medio de una guerra? Eso me hace recordar el célebre episodio protagonizado por el editor estadounidense William Randolph Hearst (Ciudadano Kane) cuando a finales del siglo XIX impulsaba la intervención de su país en Cuba.  Envió a un artista para que proporcionara ilustraciones que acompañarían una serie de artículos que justificaran la invasión. Éste, después de un tiempo, le escribe a Hearst: “Todo está tranquilo.  No hay problemas. No habrá guerra. Deseo volver”.  La respuesta de Hearst ha pasado a la historia: “Por favor, manténgase allí.  Usted proporcione las imágenes y yo proporcionaré la guerra”. 

También, Al Jazzera y la gran mayoría de medios, divulgaron que el gobierno libio había realizado bombardeos en Trípoli (en contra de la población civil, decían, para que aumentara el  dramatismo).  Lo decían y repetían, sin mostrar una sola imagen.  Era falso, como quedaría demostrado posteriormente. ¿Por qué lo hacían? ¿Por qué los medios mentían tanto? ¿Cómo creer de nuevo en esos medios? También se repetía constantemente a través del twitter.  Había un claro activismo por parte de algunos medios y algunos periodistas para intoxicar la opinión pública, otros, algunos conocidos míos a quienes considero honestos, también lo retuiteaban en el afán de estar “montados” en la noticia e informar primeros. (OJO: ninguno de nosotros está exento de caer en esta trampa con el Twitter) 

3) He aquí el fondo de todo, al inicio de las hostilidades en Libia y, luego de que yo enviara mis primeros tuits críticos con Al Jazzera me preguntaba un amigo por qué hacerlo.  Recuerdo que entre los distintos argumentos que le señalé, uno de ellos fue que Al Jazzera era el medio hegemónico en esa región, mucho más importante que CNN o BBC.  También le dije que Al Jazzera se estaba constituyendo en lo mismo que CNN luego de la primera invasión a Irak en 1991.  Todo el mundo seguía la guerra a través de sus imágenes, incluso los presidentes de los países involucrados. Curiosamente días después de mi afirmación, Walter Martínez desatacaba una imagen del presidente de EEUU, Barack Obama, siguiendo los acontecimientos a través del canal Qatarí.   

Pero esto no es lo único.  Para mí lo más importante es que Al Jazzera estaba dejando de ser el canal alternativo, en cuanto a los contenidos que difunde, para conocer la realidad del mundo árabe y musulmán.  Estaba dejando de ser el canal que había irrumpido en su momento para acabar con las narraciones unanimistas creadas por las grandes cadenas estadounideses y europeas sobre esa región del mundo.  Estaba dejando de ser el canal que me presenta la realidad a contracorriente de los intereses imperialistas europeos y estadounidenses para, de pronto, convertirse en instrumento de esos mismos intereses, bien sea porque los comparta o bien porque, circunstancialmente, sean coincidentes.  Lo cierto es que el gobierno de Qatar forma parte de la invasión a Libia, se ha prestado para enviar armamentos a los dirigentes oficiales de la rebelión y ha negociado con estos para servirles de puente para la venta del petróleo que se produce en esa región de Libia.  Eleazar Díaz Rangel, investigador de la comunicación internacional y actual Director del diario venezolano Últimas Noticias, lo decía así en su columna del pasado 10 de abril: “La línea informativa de Al Yazira sobre la situación en Libia debe reflejar la posición del Gobierno de Qatar, que tiene varios aviones a las órdenes de la Otan. Se confirma la tesis de la identidad de las agencias con los intereses de sus respectivos países”.  

Recuerdo que en 2008 nosotros, desde Venezuela, defendimos el reconocimiento de esta cadena en la reunión de la COMINAL, órgano para la discusión de la comunicación en el seno del Movimiento de Países No Alineados, desarrollada en Margarita, porque considerábamos, como en efecto lo venía siendo, una cadena novedosa que podía ampliar las posibilidad de expresión de los países del sur, con una postura progresista  y antiimperialista. 

Anticipándome a probables ataques contra este análisis, que busquen la descalificación del mismo acusándonos de ser pro Gadaffi, recurro a Fidel Castro, quien ha manifestado sus diferencias de orden político y religioso con Gadaffi; sin embargo, en una clara posición antiimperialista señaló ayer en sus últimas Reflexiones, “Un fuego que puede quemar a todos”:  

“Se puede estar o no de acuerdo con las ideas políticas de Gaddafi, pero la existencia de Libia como Estado independiente y miembro de las Naciones Unidas nadie tiene derecho a cuestionarlo. 

Los groseros ataques contra el pueblo libio que adquieren un carácter nazifascista pueden ser utilizados contra cualquier pueblo del Tercer Mundo. 

Realmente me asombra la resistencia que Libia ha ofrecido. 

Ahora esa belicosa organización depende de Gaddafi. Si resiste y no acata sus exigencias, pasará  a la historia como uno de los grandes personajes de los países árabes. 

¡La OTAN atiza un fuego que puede quemar a todos!  

mauriciorodriguez28@yahoo.es



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