Se ha publicado alegremente un artículo infame por la redacción de TeleSUR: o tienen memoria muy corta o las directivas de gobierno son más fuertes que la necesaria solidaridad a un periodista comprometido con los mismos valores e ideales bolivarianos de esta cadena televisiva que nació hace seis años para ser un medio revolucionario y un “proyecto latinoamericano alternativo al neoliberalismo”.
Parece que algo se haya perdido de los valores originarios en el transcurso de estos pocos años, desde aquel 24 de julio de 2005 cuando en el 222 aniversario del nacimiento de Simón Bolívar, la antena TeleSUR empezaba a transmitir su primer bloque de informaciones.
El artículo al que me refiero se titula “Acerca de Joaquín Pérez Becerra” y está escrito por tal Ivan Maíza (que ni se quien es y ni voy a averiguarlo) y es el primero (y el único de opinión) que se encuentra en Google buscando TeleSUR+Joaquín Becerra. Las otras noticias publicadas por TeleSUR respecto a la detención en el aeropuerto de Caracas y a la siguiente deportación a Colombia del periodista sueco director de la agencia ANNCOL, son de pura crónica pelada, monda y lironda.
Evidentemente en la redacción de TeleSUR ya no recuerdan la solidaridad que muchos militantes y “periodistas terroristas” como ahora está de costumbre llamarnos, les brindamos cuando en el mes de noviembre de 2006 en Colombia el DAS detuvo el corresponsal de ellos, Fredy Muñoz, acusándolo de ser miembro de las FARC.
El entonces director de la antena televisiva, Andrés Izarra (actual ministro de la Comunicación y la Información), declaró en aquellas circunstancias muy preocupado: “la vida de Muñoz corre peligro”. Tenía razón. Colombia no es un país seguro para los periodistas que denuncian el imperante terrorismo de Estado promovido por sus gobiernos y sus órganos de seguridad.
Pero Colombia, y eso la redacción de TeleSUR debería saberlo muy bien, no es un país seguro tampoco para Joaquín Pérez Becerra, con mayor razón para este hombre, nacido allá, ex concejal del partido Unidad Patriótica, que hace 20 años tuvo que huir de su país para no ser un numero más de los casi 4000 militantes de esta fuerza política asesinados en pocos años por los paramilitares y las fuerzas de seguridad colombianas.
Joaquín tuvo que buscar refugio en Suecia después del secuestro y homicidio de su primera esposa, una víctima más de aquel genocidio político que llevó el nombre macabro de Baile Rojo. Allá obtuvo estatus de refugiado político y la ciudadanía sueca.
No obstante esta historia, las autoridades de Venezuela lo ha detenido, deportado y entregado en las manos del presidente colombiano Manuel Santos (ex ministro de defensa en el gobierno de Uribe) sin pestañear, después de haber recibido Hugo Chávez una llamada telefónica de parte de su homologo colombiano pidiéndole el favor.
TeleSUR entonces no se preocupa por la seguridad de Joaquín Becerra pero además de eso publica artículos ofensivos y denigrantes.
Conociendo la trayectoria humana y política del periodista sueco, que acabamos de contar, leer las infamantes preguntas, (¡no olvidémoslo! publicadas como opinión en la página de TeleSUR y no en cualquier bloguesito) que hace el tal Ivan Maíza, autor del artículo, no se puede no reflexionar seriamente sobre el nuevo rumbo tomado por la Revolución Bolivariana: “¿Quién montó en este momento a Joaquín en ese avión? ¿Quién lo vendió para poner a la Revolución Bolivariana en riesgo de perder su ordenamiento estratégico?… ¿hay sectores en la izquierda revolucionaria que reciben órdenes del DAS?”
Eso se lee en la página de una cadena televisiva que pretende ser alternativa y además revolucionaria, que pretende dar la voz a los sin voz… Que pretende ser cadena televisiva de un gobierno revolucionario, bolivariano…
No es suficiente. Lo peor es que el ex presidente de TeleSUR Andrés Izarra desde su actual y tercer cargo de ministro de la Comunicación y la Información (MINCI), sabotea también la cobertura informativa respecto a las justas protestas que el gobierno está recibiendo en estos días por la deportación de Joaquín Becerra.
Ayer en Caracas, frente a la cancillería, donde centenares de representantes de los movimientos sociales y organizaciones políticas se habían reunido para exigir al gobierno una explicación sobre lo sucedido, además de no estar presentes los periodistas de TeleSUR (que reciben precisas disposiciones del MINCI) ni de los mayores medios de comunicación, los pocos medios alternativos que cubrieron las protestas como la Agencia Bolivariana de Prensa (será una casualidad pero la página ABP hoy no funciona),Radio del Sur, Avila TV, Catia TV, Tribuna Popular, ALBATV, lo hicieron “contraviniendo la orientación general del Ministerio de Comunicación”. Fuentes venezolanas comentaron que el mismo Izarra, realizó varias llamadas telefónicas a unos de ellos, amenazándolos e insultándolos por dar cobertura del plantón.
Vuelven entonces a la memoria las declaraciones que hacía en una entrevista hace dos años Aram Aharonian, destacado periodista uruguayo, uno de los fundadores y ex director de TeleSUR que se alejó de la misma por “diferencias políticas, e incluso éticas”: “Telesur está tomada por ineptos, contrarrevolucionarios en el amplio sentido de la palabra: gente que recita consignas para parecer revolucionarios pero que no tienen la menor idea de qué se trata”. Sus acusaciones, que entonces parecieron pesadas y graves, estaban referidas al mismo Izarra. Ahora se ven definitivamente confirmadas por los hechos.