Si hay algún término que define la praxis política es la hipocresía organizada y Venezuela no escapa a ello. Analistas, comunicadores y voceros políticos se presentan como adalides de la democracia y fervientes defensores de la paz, el diálogo y la convivencia. Suerte de engaño intencional, camuflajeado bajo una apariencia que persigue simular aquello que no se es.
"La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen". De allí que vendría a ser un tipo de mentira o "pantalla de reputación" que se esconde tras la falacia, la falsedad y se manifiesta en el doble rasero. Estudiosos del tema afirman que la política es el campo que más se presta y en el que más se usa la hipocresía. Estamos en presencia de una hipocresía política, una praxis concertada, ordenada, manifiesta dirigida la eliminación del adversario.
El reciente triunfo electoral de la oposición desata y descubre una agresiva estrategia de "Gobierno sitiado" que apuesta a un final inminente. Parte de la suposición de un gobierno abstraído y ensimismado en su mundo, ajeno a su propia debilidad y extraño a la verdadera crisis que aqueja el país. Un gobierno disminuido electoralmente, prisionero de cúpulas y de males tales como nepotismo, corrupción e impunidad. Un gobierno debilitado en su fuerza moral, minada su legitimidad y socavada su credibilidad. Suerte de plaza cercada por las fuerzas de la oposición, que no tendrá más remedio que rendirse y aceptar las condiciones que propone o impone el adversario.
Fracasadas las apuestas a la conmoción social y golpe de Estado, se vuelca la mirada hacia salidas pacíficas, consensuadas y negociadas. Líder de oposición convoca a "empujar" para encontrar la salida.
Bajo el lema, "hay un camino": se evalúan renuncia, enmienda, revocatorio, constituyente…El escenario del revocatorio provoca temor ante la posibilidad de que genere una "lista Tascón". La Causa R entrega al Parlamento un proyecto de enmienda constitucional, para recortar en dos años el mandato del presidente Maduro y convocar a elecciones a finales de 2016. El escenario de la renuncia "como vía de salvación" se ha convertido para otros, en un clamor nacional.
¿Hacia dónde empujarán? ¿Se rendirá la plaza sitiada?.