El llamado del presidente el domingo en el Aló Presidente del 10 de junio del 2007, en referencia a la necesidad de abrir el debate en los medios de comunicación del Estado venezolano (y en general de todos los medios de comunicación) es extremadamente significativo para la democratización de los espacios públicos.
Creo importante comprender que el rol de Venezolana de Televisión (VTV) y La Televisora Vive en estos años de tanta tensión política y de ataque contra un proyecto político, claramente enmarcado en ideas progresistas, ha sido de gran importancia para la resistencia al ataque mediático de los empresarios privados de los medios de comunicación venezolanos, que sin duda han sumado sus esfuerzos en la preservación de su capital en desmedro del bienestar colectivo, pero también es verdad que esto ha repercutido en la poca apertura al debate y confrontación de ideas. Esto además a pasado en los medios de comunicación privados, tales como Globovision, donde la parcialidad política oposicionista ha sesgado radicalmente a todos los conductores y moderadores de un canal que tienen como fin informar y no adoctrinar, tal como lo hace sin ningún prurito.
El sesgo y posicionamiento político radical de los conductores y moderadores de los programas de televisión no sería un problema, si no fuese tan sesgada o parcializada la variedad en la participación de “analistas” o invitados, que generar una sola orientación política a los contenidos de los programas; definitivamente esto va en detrimento de la calidad de los espacios públicos para el debate de ideas que permitan al usuario o usuaria decidir por la argumentación más afín a sus principios y no por consignas aupadas por el grupo constructor o seguidor de las mismas.
Es imprescindible que el Estado venezolano, en atribución a la responsabilidad de consagrar la amplitud democrática que caracteriza a nuestra Constitución, y comprendiendo la necesidad de profundización del debate que requiere la actual coyuntura política, experimente nuevas formas de presentar las ideas adversas, con posiciones claras pero tolerantes, que permita dar el ejemplo a los medios de comunicación privados que han asumido posturas aberrantes en cuanto a la práctica del periodismo y el análisis de opinión en nuestro país. Pareciera que el “palangrismo doctrinario” se ha apoderado de parte de nuestro espacio radioeléctrico, sin permitir el reconocimiento de los otros como parte de la existencia en común.
Cualquier detractor de las ideas aquí expresadas, seguramente podrá basarse en pensar que con esta estrategia se pone en riesgo el proyecto político, pero ha ese cuestionamiento le contraponga la gran evidencia vivida en la Asamblea Nacional, donde con ideas para el debate, y con la disposición de someterlas a lo público, se ha evidenciado la madurez actual de nuestro pensamiento, y se ha confirmado la capacidad crítica que soporta nuestra lucha. No podemos abandonar lo que en principio nos soporta, el pensamiento crítico, que implica la posibilidad real de colocar dos caras de la moneda y escoger por una u optar por otra moneda.
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