La de publicar un periódico había estado en el centro de innumerables conversaciones entre periodistas, amigos y compañeros de causa, sin que pasara de ser eso: una idea. Litros de café fueron sorbidos en tertulias infinitas. Después del almuerzo con Jorge, llamé por teléfono a Felipe Saldivia. Tenía Felipe razones de sobra para el escepticismo ante lo que escuchaba al otro lado del celular. Era la tercera vez que, en los últimos años, lo llamaba con la misma historia: “Pana, vamos a reunirnos, que tengo una propuesta para que editemos un periódico”. La anterior ocasión habíamos llegado bastante lejos, pero, como en la primera, todo quedó en un suspenso.
Cada vez que intentábamos aterrizar la idea, mi admiración por Guillermo García Ponce crecía más. Mientras otros tomábamos café, Guillermo se dio a la tarea de levantar el diario Vea, cuya sola existencia, ahora puedo confirmarlo, es una verdadera hazaña.
Jorge no quería un diario de la alcaldía, sino de la ciudad. No un medio institucional, limitado a informar sobre su gestión, mucho menos dedicado a su promoción personal. Deseaba, me dijo, un periódico que reflejara esa Caracas invisible para el poder mediático, empeñado en que ella misma se auto-reconozca sólo por su faceta violenta, caótica, cochina. Un diario que mostrara, además de sus problemas y carencias, que existen y nadie en su sano juicio pretenderá ocultarlos, la Caracas que lucha a diario por una patria nueva, por una sociedad distinta, mediante diversas formas organizativas, llámense consejos comunales, comités de salud o mesas técnicas de agua, entre otras muchas.
Contagiarse de su entusiasmo no fue difícil, pues coincidía con las razones por las cuales sorbíamos café soñando con un periódico que hiciera visible esa parte de la realidad escamoteada por otros.
Tras la llamada a Felipe vino una y otra y otra y otra reunión. En seguidilla fueron sumándose Natacha, Rubén, Reinaldo, Ildegar, Mercedes y toda esta legión de soñadores que ahora tomamos café apurados por la hora de cierre de Ciudad CCS -que así se llama el periódico-, tratando de llevarle el paso a una revolución que es noticia a diario. ¿El libro? Pronto también lo será.
Taquitos
FISCAL. En este mismo espacio quedó registrada oportuna discrepancia con la iniciativa de penalizar los llamados “delitos mediáticos”, llevada por la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, ante la Asamblea Nacional. Discrepar de ella, sin embargo, no implica desconocer su derecho a expresarse, a opinar o proponer lo que considere pertinente. Por eso me llama la atención el pronunciamiento colectivo de varios periodistas solicitando la renuncia de la fiscal Ortega por tal iniciativa, con la que, insisto, oportunamente manifesté desacuerdo. ¿Periodistas pidiendo castigo porque alguien propuso algo en ejercicio, en últimas, de su libertad de expresión? PARTURIENTA. Giomara Blanco es el nombre de la embarazada cuyo caso de “ruleteo” fue denunciado por su hermana ante el presidente Hugo Chávez durante el Aló, Presidente del pasado domingo. Ahora está en una habitación del hospital Militar y debe parir el próximo martes. Giomara contó su angustiosa historia a la periodista Lady Gómez, de Ciudad CCS, donde apareció publicada el miércoles en su última página. CARABOBO. El Consejo Legislativo Bolivariano del Estado Carabobo decidió concederme el premio especial de periodismo “Marbella Jiménez”, lo cual me honra. Agradezco infinitamente el gesto a los legisladores, en especial al amigo Augusto Martínez, presidente del Parlamento regional. Obligaciones ineludibles me impidieron asistir al acto, previsto para este viernes en Valencia. CITA. “Eficiencia o muerte para la Revolución Bolivariana”. Hugo Chávez, 09/08/2009..
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