La cuestión es dar trabajo y abaratar el costo de la vida, y el que sostenga lo contrario es porque no ha meditado tan profunda y desinteresadamente los problemas económico-sociales por los que está atravesando el pueblo. No hay ceguera mayor que la de empeñarse en no distinguir en el trabajo clases, ni apreciarlo más que por el beneficio que da.
Las gentes que se asustan y tiemblan ante la idea de que en el régimen socialista se multiplicarán los empleados, y dicen en tono de suficiencia que el socialismo consiste en convertir a todos en empleados del Estado y otras estupideces. Les diremos que sólo se puede detener el avance de la desigualdad social con medidas revolucionarias. Pero los reaccionarios utilizan todas sus críticas contra las conquistas de la revolución. La redención tiene que ser mutua, no puede venir solo de solidaridad. Dejar al pueblo el cuidado de salvarse es abandonarlo al más terrible destino.
Y he aquí el rasgo que caracteriza a los socialistas modernos diferenciándolos de los demás reformadores políticos, económicos o religiosos que se han sucedido hasta ahora. Muchos egoístas se mantienen apartados de las luchas sociales, y el espíritu de egoísmo de que se trata es el que les sugiere las razones todas para excusar su ayuda, el no preocuparse más que de si mismo, de encerrarse en un estancamiento; si no se preocupara cada cual nada más que de su propia salud, estaríamos sumidos en la barbarie. A la mente del burgués que lea esto acudirán en seguida un tropel de dificultades y objeciones, y si tuviera delante al que escribe estas líneas le molestaría a preguntas cómo se llevará eso a cabo, cómo se cubrirán las cargas públicas, cómo se dispondrá el empleo de los medios de producción. Dirá también este malicioso, quien quiera apoderarse de un medio de producción limita la propiedad ajena, y, que en esto, como en todo, hay que remontarse al origen de las cosas, porque ustedes, los socialistas pasan por alto el origen histórico de la propiedad privada: <
Todas las disculpas que nos da la oligarquía suponen que los actuales posesores de los medios de producción tienen un derecho indiscutible sobre ellos. Simplistas que son los pulperos, que a lo que andan es a ver como se ponen en unos reales. La Patria y sus excluidos, para estas castas no existen. Cuando oímos a alguien sostener que el socialismo agosta toda fecunda iniciativa individual, de todo lo grande, no podemos menos que compadecerlo, porque su ignorancia del socialismo une una ignorancia mayor. Pero el pueblo tiene capacidad para pensar y por esta razón le es fácil desenmascarar al oposicionismo radical.
-La expropiación de la tierra y las riquezas naturales constituyen para Venezuela una medida de autodefensa Nacional, absolutamente indispensable-
“Sancho Panza es la encarnación de esta animalidad humana”.