La MUD está cubierta de orín. No porque se la hayan meado los allí abundantes que adolecen de hiperplasia e incontinencia. Lo que nada es para ofenderse porque es una debilidad propia de la edad avanzada. Y pasados de edad, con deseos de seguir pegados al corte aquél del cuánto hay pa` eso, hay allí una ribazón.
Está cubierta de herrumbre, está oxidada. Porque no se mueve lo debido, poca vida y creatividad tiene. Se ha echado como al abandono y por eso ha envejecido prematuramente.
Si Chávez habla se activa, le dan espasmos y se conecta con la vida y el movimiento real. Si aquél calla, cae en estado de levitación o efecto invernadero. Por eso, cuando Chávez sale o avisa que saldrá, le molesta no a lo que va; es más, poco le importa, sino que haya salido porque es posible que calle.
En la MUD, o entre quienes a ella pertenecen, sobre todo quienes sí podrían orinársela, no gustan del poema quince creo, de “Veinte Poemas de Amor y Una canción Desesperada” de Pablo Neruda, que dice:
“Me gustas cuando callas porque estás como ausente
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.”
Porque lo de ellos es que Chávez hable y no se vaya lejos. Que su palabra esté aquí. Pese a que se han pasado estos últimos once años diciendo sin cesar ¡Chávez, vete ya!
Neruda dijo en aquel poema me gustas “distante y dolorosa como si hubieras muerto”.
Pero la oposición no le quiere distante, entonces tampoco le quiere muerto. Es natural que así sea, porque si Chávez muere, o lo que es lo mismo “por allá fumeara”, la MUD también perece. Esta es como el reverso de una moneda que al ser lanzada siempre cae en el anverso donde está la efigie de Chávez.
Pensemos un instante en un hipotético escenario sin Chávez, ¿qué sería de la MUD, si ahora mismo es un saco de gatos? Que se pelean con uñas afiladas en peluquerías por las pequeñas cosas y no pueden o no se atreven hablar del qué hacer importante.
Por esto mismo está oxidada, no orinada, por quienes no tienen tiempo de llegar al meadero, lo que sería cosa de poca monta.
Se limitan a ahora a rogar que Chávez no se vaya porque se duermen y al despertar el berrinche es mayor. Ya no gritan ¡vete ya!, porque se percataron que es mala la consigna, como un tomar burundanga concentrada.
¡Quédate por favor, no te vayas!, dicen ahora. Por no poder decir nada inteligente, sensato y menos atractivo, ruegan que Chávez hable para llevarle la contraria. Pero en ello no hay nada creativo ni demanda esfuerzo que ejercite el cerebro y desprenda la herrumbre.
Si Chávez sale, o como ahora, uno no sabe si por las quimioterapias, lo que es lo más lógico pensar o por pura estrategia, entra en trance de silencio, lo que a uno y también una de sus amigos y amigas le inspira:
“Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
una palabra tuya entonces, una sonrisa bastan
y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
En la MUD causa desconcierto y rabia. Se desconecta el cerebro, la MUDez embarga y también una “muerte anunciada”.
Ese estado de cosas y el hecho que sólo Chávez sea la causa de su acercamiento y proeza unitaria, hace que el orín, no el meado, sino la herrumbre, se los esté comiendo.
damas.eligio@gmail.com